LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA
Franquismo es el nombre que recibe el régimen instaurado por el general Franco a raíz de su victoria en la Guerra Civil
El franquismo duro casi 40 años. La represión y la propaganda contribuyeron a su larga duración. La Falange, la Iglesia y el Ejercito fueron los tres pilares en los que el franquismo se apoyo.
Al parecer, Franco nunca fue un falangista convencido, pero la Falange le resultaría de gran utilidad.
Estado e Iglesia eran inseparables y Franco adoptó una mentalidad nacional-católica. Esto significaba que el poder político actuaba de protector de la Iglesia, y esta a su vez se convirtió en un instrumento de la legitimación del Estado y los ideales patrióticos de Franco.
El ejército fue el núcleo de la esencia nacional. A los militares se le confiaron numerosos gobiernos civiles y la responsabilidad del orden público y llegaron a completar un conjunto de 40 ministros de entre los 114. A pesar de esta militarización del orden, Franco apenas recurrió al Ejercito para controlar la calle, le bastó con la policía armada y la Guardia Civil.
El poder de los militares dentro del gobierno alcanzó su punto culminante entre los años 1939 y 1945, siendo a partir de entonces reemplazados por funcionarios. La influencia del Ejercito sobre el dictador nunca desapareció , pues no dejó de tener al lado viejos compañeros de armas.
En los años 60, el crecimiento económico hizo surgir una clase media muy numerosa que aceptaba la falta de libertades políticas a cambio de un nivel aceptable de bienestar, al igual que las burguesías enriquecidas por el proteccionismo de la industria de Cataluña y en el Pais Vasco.
Decidió institucionalizar el gobierno, para asegurarse la continuidad del franquismo. Ello obligó a promulgar un conjunto de leyes complejas y contradictorias.
El Fuero del Trabajo promulgado en 1938 establecía los fundamentos sobre los que se organizaría la economía del nuevo Estado.
La Ley Constitutiva de las Cortes fue promulgada en 1942. Con esta ley, el régimen convocaba a “la participación del pueblo en las tareas del Estado” mediante la institución de una Cámara representativa compuesta por mas de 500 procuradores en Cortes.
Al acabar la guerra, España era un país arruinado, en el que había habido pérdida de vidas humanas y materiales: en las áreas urbanas bombardeadas y centenares de pueblos arrasados, las carreteras quedaron inservibles, el tendido del ferrocarril padeció daños muy graves y los sectores agrícola y ganadero fueron los más afectados. Mucho menor deterioro tuvo el sector industrial, porque apenas sufrieron daños las fábricas textiles y la industria pesada.
La financiación de la guerra supuso la auténtica ruina de la Hacienda Publica porque el bando franquista se había endeudado con Italia y Alemania. Como consecuencia de la política económica intervencionista casi no existió crecimiento en España durante toda la década de los 40. Los años 1939 – 1942 fueron de hambre generalizada y de ciclos epidémicos
La decisión de repartir equitativamente los escasos alimentos disponibles de primera necesidad a precios razonables generó un mercado negro. Debido a la corrupción se organizó una red comercial de comprar, vender y así subsistir.
El final de la guerra no trajo la paz a los españoles, y millones de españoles se vieron obligados a cambiar bruscamente sus ideas y otros fueron ejecutadas. Los exiliados tuvieron que adaptarse a los países de acogida con la guerra mundial a punto de estallar mientras que los que optaron por quedarse en España, sufrieron duras penas de cárcel. La represión política y social, y el hambre, fueron las primeros síntomas de la posguerra
Universidades, institutos y maestros fueron víctimas de procesos de depuración y cerca del 90% de los intelectuales abandono el país.
España salió de la Guerra Civil comprometida con las potencias fascistas. Abandonó la Sociedad de Naciones y firmo con Hitler el Tratado de Amistad Germano-Esapñol. España permaneció al margen de la Segunda Guerra Mundial por su situación de ruina y debilidad pero siempre manifestándose amigo de Alemania e Italia. Franco y Hitler tuvieron una entrevista en la que no llegaron a un acuerdo. Otro encuentro significativo fue el celebrado con Mussolini.
Antes de finalizar la guerra, se produjo un acercamiento entre organismos militares de Estados Unidos y el régimen de Franco, debido al interés del territorio español en sus planes militares frente a la URSS. Derrotadas Alemania e Italia, el régimen buscaba maquillar su imagen.
El régimen español vivió los peores momentos de su historia tras el cierre de la frontera francesa y la resolución condenatoria de la ONU con la posterior retirada de embajadores de los países, aunque los suministros de petróleo y otros productos básicos nunca llegaron a paralizarse. Se produjo un aislamiento internacional en los años 40 y parte de los 50, y solo ciertos acuerdos con países árabes y latinoamericanos mantenían a España ligada a la diplomacia internacional.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, Franco publicó una serie de leyes de apariencia liberal como el Fuero de los Españoles, como otra operación de maquillaje del régimen ante las exigencias democráticas de los vencedores. Esta ley fue completada por la Ley del Referéndum y tras diez años, la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado fue sometida a referéndum y aprobada a pucherazo. A Franco se le confirmaba como jefe vitalicio del Estado y se le reservaba el derecho de nombrar sucesor.
En 1958, Franco promulgo la Ley de Principios del Movimiento Nacional. Esta ley suponía el reconocimiento de la Falange como único partido. El comienzo de la guerra fría entre los vencedores de la guerra mundial abrió nuevas perspectivas para el régimen franquista y facilitó su reconocimiento por la comunidad internacional, dado su fervor anticomunista, para que consiguiera ser aceptado como amigo de Estados Unidos. A partir de 1948, con la reapertura de la frontera francesa, seguida de la firma de tratados comerciales con Francia y Reino Unido, se manifestó un mejor clima internacional, y aunque la comunidad de naciones democráticas siguió sin aceptar la naturaleza autoritaria del franquismo, lo acogió en sus organismos internacionales. Pero, para lograr este apoyo, Franco necesitaba la colaboración de los dos poderes fundamentales en sus ámbitos: Estados Unidos y el Vaticano. Los acuerdos con Estados Unidos se firmaron en septiembre de 1953. Este arreglo no llegó a tiempo para que España entrara de lleno en el Plan Marshall. A través de los acuerdos, España y Estados Unidos establecieron una política de defensa y ayuda económica en la que lo fundamental era la autorización concedida a este país para instalar sus bases en España. Esto sirvió para suprimir el racionamiento, empezar a desmontar el mercado negro y estabilizar los precios por primera vez desde la guerra. En 1953 España y el Vaticano suscribían un concordado, el estado favoreció a la Santa Sede con la confirmación de la confesionalidad católica del régimen y con el fuero eclesiástico. A cambio, el Gobierno se reservaba, la facultad de intervenir en el nombramiento de los obispos. En el terreno de la enseñanza fue donde la Iglesia pudo desplegar una gran actividad de notable impacto social. En 1955 con el ingreso de España en la ONU, el régimen consiguió una relativa estabilidad interna. Pero todavía había enfrentamientos con el régimen por: las huelgas obreras, la agitación universitaria, el renacimiento de los nacionalismos y la actividad de los exiliados. A partir de 1956, la economía española, no podía detener la inflación. Las consecuencias fueron: el Partido Comunista emergió en estos años como la principal fuerza de la oposición y desarrolló su influencia a través de las Comisiones Obreras, se produjo la primera gran crisis universitaria, los nacionalismos renacieron en Cataluña y en el País Vasco y un grupo de jóvenes universitarios bilbaínos separado del PNV fundó en 1959 la organización ETA. Hacia 1957, el Estado español estaba al borde de la bancarrota. Franco eligió a ministros formados en Economía y derecho Administrativo. Así se formó un grupo político, moderado en lo económico y conservador en lo político. Por fin, el régimen se decidió a liberalizar la economía española. Pero, para cumplir tal objetivo necesitó pasar antes por un Plan de Estabilización, que se pondría en marcha en 1959. Después de unos años de gasto imprudente y aumento de la inflación, el Plan de Estabilización llevó a España a una forzada austeridad. En el campo muchos españoles emigraron a las regiones industriales y otros buscaron trabajo en el extranjero. Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y la banca privada concedieron a España importantes ayudas. Sin embargo, a partir de 1950 se abrió un periodo de crecimiento industrial muy intenso y regular, que no cesaría hasta 1974. El desarrollo del turismo fue el fenómeno social y económico más sorprendente y de repercusiones más favorables.