La Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905): Un Punto de Inflexión en la Historia
Tras unas negociaciones fallidas, Japón, subestimado por Rusia, decidió lanzar un ataque sorpresa en Port Arthur en 1904. El zar Nicolás II, despreciando a los japoneses, inició la guerra. Después de una larga travesía alrededor de medio mundo, la flota rusa fue emboscada y aniquilada por los japoneses en la batalla naval de Tsushima en 1905. Rusia también sufrió derrotas en tierra y finalmente tuvo que capitular, solicitando a Estados Unidos que actuara como mediador.
El Tratado de Portsmouth y sus Limitaciones
La Paz de Portsmouth no otorgó a Japón las compensaciones económicas ni los territorios que esperaba. Rusia, gracias a las negociaciones de Serguéi Witte y a la voluntad de Estados Unidos de limitar el poder japonés, no sufrió consecuencias tan graves. Japón obtuvo Port Arthur y la mitad sur de la isla de Sajalín, pero Manchuria fue devuelta a China.
Consecuencias del Conflicto Ruso-Japonés
Esta guerra, la última entre grandes potencias antes de la Primera Guerra Mundial en 1914, tuvo profundas repercusiones:
- Humillación de Rusia: La derrota supuso una humillación internacional para Rusia, que se decidió a no volver a ser derrotada. Alemania y Austria-Hungría subestimaron la capacidad militar rusa, lo que influyó en sus decisiones en 1914.
- Crisis Interna en Rusia: La guerra arruinó financieramente a Rusia, provocó un gran descontento en la población y desencadenó grandes rebeliones, como el incidente del acorazado Potemkin y la Revolución Rusa de 1905. Tras la masacre del Domingo Sangriento, el zar perdió el apoyo del pueblo, aunque la situación se calmó temporalmente durante una breve década de paz y prosperidad.
- Ascenso de Japón como Potencia Mundial: Japón se convirtió formalmente en una potencia mundial, la primera asiática y no europea. Sin embargo, los japoneses se sintieron engañados tras el tratado de paz y comenzaron a desconfiar de Estados Unidos y Occidente, acelerando su militarización. En 1910, Japón ocupó oficialmente Corea y se propuso conquistar Manchuria y otros territorios en Asia, aspirando a convertirse en la potencia dominante de Asia-Pacífico, expulsando a americanos y europeos.
- Rivalidad entre Estados Unidos y Japón: Estados Unidos comenzó a considerar a Japón como un rival peligroso y bloqueó continuamente sus esfuerzos imperialistas, tanto política como comercialmente. Esta rivalidad llevó a Japón a atacar a Estados Unidos en Pearl Harbor en 1941.
El Imperio Británico a Principios del Siglo XX
Hacia 1900, Gran Bretaña (GB) poseía el imperio colonial más grande del mundo. Para mantenerlo, necesitaba la armada más poderosa. La creación del Canal de Suez en 1869, el desarrollo de los barcos de vapor y el telégrafo (con el cual ya estaba conectado todo el imperio hacia 1902 gracias a la «All Red Line» de cables submarinos intercontinentales) reforzaron su imperio. Durante la segunda mitad del siglo XIX, GB se centró en su consolidación interna. Sin rivales en los océanos y dominando el comercio mundial, se mantuvo en la posición de «policía mundial», logrando largas décadas de paz en Europa («Pax Britannica»). A la vez, mantenía una política de distanciamiento de los otros países («Splendid Isolation»).
Tipos de Colonias Británicas
El imperio colonial británico estaba formado por diferentes tipos de colonias:
- Colonias Estratégicas de Escala: Puntos de abastecimiento de carbón y provisiones, o de control territorial. Ejemplos: Gibraltar, Malta y Corfú (ruta mediterránea); Somalia, Yemen, Socotra y Adén (ruta hacia la India); Santa Helena, El Cabo, Mauricio, Adén y Ceilán (ruta del Índico); Singapur y Hong Kong (hacia China); Las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur (rutas australes hacia las colonias del Pacífico).
- Grandes Colonias de Explotación (Asia y África): La India era la «joya de la corona», una fuente de inversiones y mercado que proporcionaba materias primas como algodón, aceite, té y otros minerales. El sometimiento gradual de la India fue llevado a cabo por la Compañía Británica de las Indias Orientales. En 1857, estalló la gran revuelta armada nacionalista de los Cipayos («Indian Mutiny») por motivos nacionalistas, religiosos y raciales. El aplastamiento de la revuelta llevó al gobierno británico a asumir el control directo, y Disraeli proclamó a la Reina Victoria emperatriz de la India. Los ingleses transformaron la India en una estructura ejemplar, con progresivas cuotas de autonomía, la integración efectiva de diferentes religiones, lenguas y razas, y la cesión de la administración local a las principales familias hindúes, cuyos hijos eran educados en Gran Bretaña. Se formó así una gran base de hindúes preparados para asumir las riendas del poder, lo que les llevó a considerar la independencia y a exigir un estado de autonomía.
- Dominios (Colonias de Poblamiento): Destinos de emigración masiva de británicos, como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Esta posibilidad permitió a Gran Bretaña reubicar a su exceso de población, disminuyendo las tensiones sociales generadas por el paro y la pobreza. Los británicos trasladaron su cultura, lengua y prosperidad a estas colonias, aunque sometieron y expropiaron a la población local. Habiendo aprendido una amarga lección de la Independencia de Estados Unidos, los británicos les concedieron estatutos de autonomía en cuanto lo solicitaron. La armonización de los intereses comunes se lograba a través de las Conferencias Imperiales, a las que acudían los primeros ministros de Gran Bretaña y de los Dominios. Cuando estos territorios accedieron a la independencia, mantuvieron la lealtad al monarca británico y se asociaron a la Commonwealth (16 estados, de los cuales hoy en día mantiene 14).