Conflictos Clave del Siglo XVII: La Guerra de los Treinta Años y sus Fases

Los Conflictos Más Importantes del Siglo XVII: La Guerra de los Treinta Años

Precedentes y Causas

Los precedentes de los conflictos del siglo XVII se encuentran en la Reforma Protestante. La Paz de Augsburgo (1555), firmada por Carlos V, que puso fin temporalmente al conflicto entre católicos y protestantes en el Sacro Imperio Romano Germánico, fue en realidad una paz ficticia.

A las tensiones religiosas se sumaron problemas económicos y políticos, creando un ambiente explosivo. Los príncipes alemanes, con sus ambiciones de poder, jugaron un papel crucial. La decisión de Carlos V de no dejar todo su imperio a Felipe II, sino de dividirlo, legando la parte imperial a su hermano Fernando, fue una fuente constante de problemas. Las ligas religiosas, formadas por príncipes con intereses comunes, intensificaron los enfrentamientos.

El Detonante: La Insurrección de Bohemia (1618-1621)

El emperador Fernando II, católico y absolutista, revocó la Carta de Majestad que permitía la libertad religiosa en Bohemia (de mayoría protestante). Ordenó la destrucción de templos y escuelas calvinistas y luteranas. Esta acción provocó la intervención de otros estados europeos, dando inicio a la primera gran guerra europea, en la que se aliaron dos figuras políticas clave:

  • Conde Duque de Olivares (España): Aliado de la casa de Habsburgo.
  • Cardenal Richelieu (Francia): A pesar de ser católico, apoyó a los protestantes para debilitar a los Habsburgo.

La insurrección de Bohemia (1618-1621) comenzó con la Defenestración de Praga. Bohemia, que no tenía rey, ofreció la corona a Federico V, jefe de la Liga Evangélica (protestante).

Los príncipes católicos se agruparon en torno a Fernando II, Maximiliano de Baviera y Felipe III de España. Inglaterra, a pesar de sus buenas relaciones previas con Felipe II, se negó a apoyar a los protestantes. La fase bohemia de la guerra concluyó con la victoria imperial en la Batalla de la Montaña Blanca (1620).

En 1621, expiró la Tregua de los Doce Años entre España y las Provincias Unidas (Holanda). Ambrosio Spínola, al servicio de España, expulsó a los pastores calvinistas y luteranos de Bohemia, suprimió los privilegios políticos y promulgó una nueva constitución que establecía la monarquía hereditaria y trasladaba los órganos de gobierno a Austria. Además, un decreto obligó a checos y eslovenos a convertirse al catolicismo.

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648): Fases y Desarrollo

La Guerra de los Treinta Años se divide tradicionalmente en tres períodos principales:

Período Danés (1625-1629)

Cristián IV de Dinamarca, luterano, intervino en apoyo de los protestantes alemanes, temiendo por la soberanía danesa. Cristián IV había logrado gran estabilidad y riqueza para su reino, y contaba con el apoyo financiero del Cardenal Richelieu. Fernando II, por su parte, recurrió a Albrecht von Wallenstein, quien le ofreció un gran ejército a cambio del derecho a saquear los territorios conquistados.

Wallenstein y Tilly derrotaron a las fuerzas danesas en varias batallas, incluyendo la Batalla del Puente de Dessau (1626) y la Batalla de Lutter (1626). Wallenstein ocupó Mecklemburgo, Pomerania y Jutlandia. La guerra terminó con el Tratado de Lübeck (1629), en el que Cristián IV renunció a su apoyo a los protestantes alemanes a cambio de mantener el control sobre Dinamarca.

La Liga Católica persuadió a Fernando II para que intentara recuperar las posesiones luteranas que, según la ley, pertenecían a la Iglesia Católica. Muchos nobles y campesinos prefirieron abandonar sus tierras antes que convertirse.

Período Sueco (1630-1635)

Gustavo II Adolfo de Suecia intervino en apoyo de los luteranos alemanes, financiado por Richelieu y las Provincias Unidas. Fernando II, que había destituido a Wallenstein en 1630 debido a las sospechas sobre su ambición, tuvo que volver a llamarlo ante el avance sueco.

Gustavo II Adolfo derrotó a la Liga Católica en la Batalla de Breitenfeld (1631). Un año después, Tilly murió en combate. Wallenstein y Gustavo II Adolfo se enfrentaron en la Batalla de Lützen (1632), donde los suecos vencieron, aunque Gustavo Adolfo murió en la batalla.

En 1634, los suecos y sus aliados fueron derrotados en la Batalla de Nördlingen por las fuerzas imperiales y españolas. Las sospechas de Fernando II sobre Wallenstein resurgieron, y el emperador ordenó su arresto y asesinato.

El período sueco concluyó con la Paz de Praga (1635), que:

  • Restableció la Paz de Augsburgo de 1555 como base para la delimitación de las posesiones territoriales entre protestantes y católicos.
  • Unificó el ejército del emperador y los ejércitos de los estados alemanes.
  • Prohibió las alianzas entre los príncipes alemanes.
  • Intentó resolver las cuestiones religiosas que habían originado la guerra, aunque sin éxito duradero.

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