Consecuencias de la Primera y Segunda Guerra Mundial: Un Análisis Profundo

Las Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

La victoria de los Estados democráticos en la Primera Guerra Mundial dio lugar a la desmembración de los imperios autoritarios y al nacimiento de nuevos países que se convirtieron en repúblicas y adoptaron sistemas políticos de carácter liberal parlamentario. En la Europa de la década de 1920 se vivieron unas difíciles circunstancias económicas. La crisis de 1929 acabó de complicar la situación económica. Estas dificultades se vieron acompañadas de una crisis social que revistió en ocasiones características revolucionarias. En 1919 y 1920 se produjeron huelgas en Gran Bretaña, Francia, Alemania… Los sindicatos y partidos socialistas y comunistas se reforzaron recordando a los trabajadores que la Revolución soviética había llevado al poder a la clase obrera. Condujo a una fuerte oposición hacia las democracias, el proletariado insatisfecho con la represión de sus derechos y la burguesía temerosa de una situación revolucionaria.

Las Democracias ante la Crisis

Ante la crisis económica y la agitación social, los países consiguieron integrar en el sistema al socialismo emergente, a través del sufragio universal y de la formación de coaliciones políticas amplias. El caso de Gran Bretaña, tenía una situación económica grave. Las industrias tradicionales se habían quedado anticuadas, sus productos eran poco competitivos y sus exportaciones se redujeron. En 1920 tenía 1.2 millones de desempleados y 2.5 en 1921. En 1921, el gobierno británico aceptó la partición de Irlanda. La mayor parte de la isla, consiguió una amplia autonomía que derivaría en independencia. A pesar de la dureza con la que se reprimieron las huelgas obreras, la acción del Partido Laborista permitió canalizar de forma parlamentaria las demandas populares y reconducir la crisis. En Francia, la situación económica fue algo más tardía, en la década de 1930, habían protestas obreras y movilizaciones en los sectores de derecha, formaron el Frente Popular. En Suiza, Bélgica y Holanda, se formaron coaliciones gubernamentales alrededor de los partidos liberales, mientras que en los países nórdicos desempeñó un papel decisivo.

La Aparición de Regímenes Autoritarios

Eran dictaduras que prometían restablecer el orden, exaltaban el nacionalismo y se apoyaban en los grandes propietarios, el Ejército, con el objetivo de combatir el avance de las ideas socialistas y comunistas. En 1920, Hungría se convirtió en una dictadura y en 1926 lo hicieron Polonia, Lituania y Portugal. El canciller Dolfus se hizo con el poder en Austria, en 1934, se instalaron regímenes autoritarios en Letonia y Estonia. Las dictaduras se extendieron a lo largo de la década de 1930, por Grecia, Rumanía y Bulgaria. En España, el general Primo de Rivera protagonizó un golpe de Estado. En estos procesos se destaca por su enorme trascendencia y su contenido ideológico, la llegada al poder en Italia, del partido Nacional Fascista.

¿Qué es el Fascismo?

Hace referencia al modelo político que tuvo su primera expresión en la Italia y la Alemania de entreguerras. Con el tiempo, ha adquirido un sentido más amplio que designa una reacción violenta y autoritaria contra la expansión del principio de igualdad entre los ciudadanos. Se sustenta en los siguientes principios:

  • El nacionalismo exacerbado, que se justifica la eliminación de otros grupos o pueblos y el derecho a expandirse territorialmente.
  • La exaltación del Estado.
  • El rechazo al liberalismo y a la democracia.
  • El culto al líder.

El fascismo se opone a la tradición racionalista y materialista, adopta posiciones de desconfianza en la razón, defiende la legitimidad de la violencia.

La Italia Fascista: Características

La Crisis de la Posguerra

En 1918, los salarios reales eran un tercio inferiores a los de 1913. Al acabar el conflicto, las organizaciones obreras intentaron recuperar esas pérdidas del poder adquisitivo. Éste fue el origen de un movimiento huelguístico que alcanzó gran virulencia y que a menudo presentó objetivos revolucionarios. En el campo, sobre todo en el centro del país, se desarrolló un movimiento de ocupación de tierras de los grandes propietarios. Tenían miedo a la bolchevización y al estallido de una revolución social que se extendió entre la burguesía, que reclamó la necesidad de soluciones más estrictas. La monarquía constitucional atravesaba una situación de fuerte inestabilidad y ningún partido conseguía obtener mayorías estables y gobiernos duraderos. El régimen constitucional se apoyaba en una coalición de partidos liberales del centro, que empezó a verse contestada tanto por el partido socialista que se escindió en 1921, como por el partido popular. También el nacionalismo exaltado, derivado de la frustración, tras la Primera Guerra Mundial, ya que las promesas de recuperar las tierras irredentas no se habían cumplido del todo.

La Formación del Partido Nacional Fascista

En 1919, Benito Mussolini, fundó los llamados Fasci di Combattimento, un movimiento que agrupaba antiguos combatientes y que tenía un programa populista y nacionalista. También transformó los Fasci en el Partido Nacional Fascista, que se presentó como un instrumento eficaz frente a la amenaza del comunismo y la bolchevización de Italia. Mussolini dotó a su partido de un programa nuevo que mezclaba un discurso populista en lo social. El partido pronto fue bien visto entre los industriales, los grandes propietarios de tierras, y sectores del ejército, o el propio gobierno que lo consideraban un buen instrumento para frenar el socialismo y el comunismo. Recibió ayuda financiera de la Confindustria. Las escuadras fascistas protagonizaron numerosos actos de violencia social, que consistían en expediciones de castigo contra los políticos, ayuntamientos, etc. Pretendían acallar toda forma de oposición atemorizando a la población. El Partido Fascista creció rápidamente.

La Marcha sobre Roma y la Llegada al Poder

Los escuadristas mantuvieron en funcionamiento el servicio de correos, trenes y autobuses, y con su acción se ganaron las simpatías de la clase media. El golpe definitivo para hacerse con el poder llegó con la marcha sobre Roma en octubre de 1922. Miles de camisas negras ocuparon los edificios públicos de la capital y empezaron a controlar las instituciones y las comunicaciones del Norte de Italia. Asumiendo toda la responsabilidad, Víctor Manuel III pidió a Mussolini el 30 de octubre que constituyese un nuevo ejecutivo. En el proceso de entrega del poder al fascismo, dos instituciones desarrollaron un papel decisivo: la Monarquía y el Ejército. El establecimiento de la dictadura fascista fue el resultado de un proceso de restricción de las libertades que se llevó a cabo entre 1922 y 1924. El viraje definitivo hacia la dictadura tuvo lugar en 1924, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti, que había denunciado los crímenes de las escuadras fascistas y el fraude. Mussolini asumió plenos poderes y silenció a toda la oposición.

La Dictadura Fascista

El Duce, inició un proceso encaminado a convertir Italia en un régimen totalitario en el que Estado y Partido Nacional Fascista quedasen completamente identificados. En 1926, la Ley Rocco prohibió todos los partidos y sindicatos, a excepción de los fascistas, y en 1934, los sindicatos fueron integrados en 22 corporaciones, que también contaban con representación de las organizaciones patronales. El parlamento pasó a depender del Gran Consejo Fascista, encargado en última instancia de elegir a sus miembros, el parlamento fue sustituido por un órgano consultivo formado por los dirigentes de las corporaciones fascistas: la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. Se creó una policía política. El régimen de Mussolini supo atraerse a la Iglesia católica. Juntos firmaron los Pactos de Letrán, que supusieron el reinicio de las relaciones entre la Iglesia romana y el Estado, después de la ruptura que se había producido en 1870. A pesar de cierta oposición de algunos sectores católicos, el apoyo del papado al fascismo constituyó uno de sus puntales más sólidos. Se promovió la remilitarización y se inició una campaña para recuperar los territorios. La política expansionista fascista implicaba la posesión de territorios coloniales en Europa y en África.

Un Fuerte Dirigismo Económico

El fascismo se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, por el proteccionismo a la industria nacional y por la tendencia a la autarquía económica. En 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI). En 1939, el IRI ya poseía cerca del 45% de todas las acciones cotizadas en bolsa. El Estado adoptó políticas proteccionistas y estableció un control de los intercambios. La política autárquica condujo a una cierta renovación de la industria nacional, generó una producción industrial de elevados costos y de baja calidad. El fascismo invirtió en las obras públicas poniendo en marcha proyectos destinados a frenar el desempleo y diseñó un programa agrario. En contrapartida, el nivel de vida de los italianos se situó por debajo del europeo.

Un Estricto Control Social

El fascismo pretendió controlar y dirigir a toda la sociedad a base de estimular su afiliación al partido o a los sindicatos fascistas. Se creó la Opera Nazionale Dopolavoro. El control del fascismo incidió también en el terreno de la educación, en las escuelas de primaria… El catolicismo fue declarado religión oficial, se prohibió el divorcio, se fomentó la enseñanza obligatoria y se exaltó el papel de la maternidad y la familia. El régimen favoreció los nuevos medios de comunicación como la radio y el cine. Se creó una importante red de emisoras de radio estatales con el mismo objetivo.

La Alemania Nazi: La Llegada al Poder del Nazismo

El aumento del malestar social favoreció la difusión de su discurso radical y provocó una polarización política. Fuerzas conservadoras, más alarmadas por la influencia comunista que por el nazismo, prefirieron llegar a un acuerdo con Hitler y, en enero de 1933, fue nombrado canciller en un gobierno de coalición. Las razones del éxito electoral de los nazis hay que buscarlas en el apoyo que hallaron entre las clases medias, los campesinos arruinados y los obreros desesperados ante la miseria y el paro. Hitler contaba con el apoyo de importantes personalidades de la industria y de las finanzas, y disponía de ayudas económicas procedentes de algunos grandes empresarios.

El Camino hacia la Dictadura

Un decreto del gobierno prohibió la prensa y las reuniones de los opositores. Los registros y las persecuciones se multiplicaron, mientras que en la calle los camisas pardas, sembraban el pánico y el terror. El 27 de febrero se produjo el incendio del Reichstag, fueron falsamente inculpados los comunistas. Adolf Hitler necesitaba y obtuvo el apoyo de los diputados del centro católico para que el parlamento le concediese plenos poderes y la facultad de promulgar leyes sin necesidad de trámites. Acumuló las funciones de canciller y se proclamó Führer y canciller del Reich.

La Construcción de un Régimen Totalitario

Los nazis transformaron Alemania en un régimen totalitario, todos los trabajadores fueron conminados a afiliarse en el único sindicato, el Frente del Trabajo Nacionalsocialista. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del partido al tiempo que se formaban unos tribunales excepcionales para delitos políticos. La policía fue sustituida en sus tareas de control y represión por las formaciones paramilitares de los nazis, fundamentalmente por la SS, bajo la dirección de Heydrich. En 1934, se creó la Gestapo, dirigida por Himmler, encargada de la represión de los opositores al régimen y del control sobre la opinión pública. Su neutralización se llevó a cabo durante la Noche de los Cuchillos Largos, en la que fueron asesinados Röhm y más de 300 dirigentes de la SA.

Autarquía Económica y Rearme

Se implantó un fuerte dirigismo estatal, que tenía como objetivo conseguir la autarquía económica y convertir Alemania en un Estado autosuficiente. Se elaboró un Plan Cuadrienal de autoabastecimiento económico y fomento de una industria de sustitución. Se dio prioridad a la industria pesada, sobre todo a la de armamento, que alcanzó un gran desarrollo gracias a la remilitarización. En 1939, Alemania se había convertido en la 2ª potencia industrial del mundo. Para ello fue necesario mantener unos salarios bajos, con lo que la capacidad adquisitiva de los obreros se estancó, unas largas jornadas laborales y la absoluta anulación de los derechos sindicales. Reafirmó algunos de los rasgos más característicos del capitalismo alemán. Se aceleró el proceso de concentración de capital y los beneficios de las empresas y de la banca aumentaron enormemente.

El Control Ideológico y Social

Se creó el Ministerio de Cultura y Propaganda, que fue confiado a Goebbels, para garantizar la conformación de una cultura y un pensamiento basados en las ideas racistas y nacionalistas. Se crearon listas de autores prohibidos y la quema de libros considerados perniciosos se convirtió en un acto ritual del nazismo. Se reorganizó y se politizó el sistema educativo: se depuró a profesores de universidades y escuelas, y se introdujo la censura en las aulas y en los libros de texto. También se fomentaron las organizaciones de recreo y de educación juvenil, entre las que las Juventudes Hitlerianas desempeñaban un papel fundamental. La oposición a este proyecto de nazificación era atajada con una brutal represión. Se produjo una cierta adhesión de la población atraída por el proyecto de Hitler que exaltaba elementos como la grandeza de Alemania, el orgullo de la raza, un futuro de progreso. Permitió al nazismo presentarse ante el mundo como un régimen incontestado que contaba con el masivo apoyo de la población alemana.

La Pureza Racial

Un elemento central para conseguir la total cohesión ideológica y social del pueblo alemán era asegurar la pureza racial. El régimen nazi favoreció la natalidad de los verdaderos arios y se adoptaron un conjunto de medidas eugenésicas con el fin de esterilizar a los individuos con enfermedades hereditarias. La cuestión racial que alcanzó mayor magnitud fue la persecución de los judíos. Las causas del antisemitismo alemán hay que buscarlas en el deseo de ofrecer a la nación alemana una explicación fácil de sus infortunios, una cabeza de turco a la que atribuir todas las responsabilidades. En 1935, se dictaron las Leyes de Nuremberg, que impedían los matrimonios mixtos. La llamada Noche de los Cristales Rotos, en la que fueron detenidos miles de judíos, y asesinados también.

Causas de la Segunda Guerra Mundial

Causas Lejanas o Coyunturales

En el Tratado de Versalles se estipulaba la suerte de Alemania. Este acuerdo se elaboró partiendo de la base de que Alemania era responsable del conflicto, y no fue resultado de unas negociaciones, sino de una imposición, según los alemanes. Este tratado, lejos de asentarse en el consenso y la reconciliación, estableció una paz ficticia basada en el resentimiento y la humillación, lo cual generó ansias de revancha. La crisis económica de 1929 y el auge del fascismo, especialmente del nazismo alemán, crearon las circunstancias que condujeron a la guerra.

Causas Inmediatas

La Política Expansionista de la Alemania Nazi

La primera consecuencia del acceso de Hitler al poder fue el abandono de Alemania, en 1933, de la Sociedad de Naciones como muestra de su rechazo al orden internacional. Emergía una actitud de desafío a la SDN, y una defensa de la fuerza como instrumento de la acción exterior. La política emprendida por la Alemania nazi para forjar el Gran Reich y conquistar su espacio vital consiguió imponerse en Europa. Alemania procedió a la anexión del Sarre tras la celebración de un plebiscito entre la población. Hitler había quebrantado el Tratado de Versalles sin que las democracias reaccionasen.

La Debilidad de las Democracias

En octubre de 1936, se formalizó el Eje Roma-Berlín, y un mes después, Japón firmaba con Alemania el Pacto Anti-Komintern contra la URSS. Al cabo de un año se incorporó la Italia fascista y las dictaduras húngara y española. La Guerra Civil Española evidenció la debilidad de las democracias, que propugnaron una política de no intervención. En buena medida, el inmovilismo ante Hitler fue el resultado de la división política en Gran Bretaña entre conservadores y laboristas, y en Francia, entre el Frente Popular de León Blum y la derecha tradicional. Gran Bretaña, dirigida por el conservador Neville Chamberlain, fue la abanderada de la política de apaciguamiento. Esta política permitía ganar tiempo para la industria británica, en especial la construcción de buques y aviones.

Inmediata: El Anschluss y el Primer Expansionismo Nazi

Hitler forzó un referéndum que permitió la incorporación de Austria al Reich. Procedió a la ocupación de los Sudetes, en Checoslovaquia. Fue Hitler quien tomó la iniciativa política, y en septiembre de 1938, convocó a los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Francia e Italia a la Conferencia de Munich. Hitler se anexionaba el enclave de Memel en Lituania, al mismo tiempo que Mussolini consolidaba su presencia en el Mediterráneo con la ocupación de Albania. Ambos jefes estrechaban su alianza política y militar con el Pacto de Acero ante la alarma de las democracias.

Desencadenante: El Estallido de la Guerra en Europa

El siguiente horizonte del expansionismo nazi fue Polonia, pero Hitler era consciente de que la invasión de esta nación podía provocar la reacción occidental a causa de las alianzas de Polonia con Francia y Gran Bretaña. Stalin optó por el Pacto Germano-Soviético de no agresión. La invasión nazi de Polonia se desarrolló a partir de la reclamación de Hitler sobre la ciudad libre de Danzig, habitada por alemanes, y de su derecho a construir una autovía y una línea de ferrocarril a través del corredor polaco.

La Ocupación Nazi

Se impuso la explotación y esclavización de la población en la industria alemana. Los nazis practicaron el pillaje sobre los recursos materiales y humanos de los países ocupados e impusieron la producción de aquello que necesitaba el Reich, sin atender a las necesidades de la población autóctona. La Gestapo y la SS arrestaban, torturaban y deportaban hacia campos de concentración a todos los que se resistían. En 1942, planificaron la eliminación de todos los judíos de Europa, en campos de concentración.

Los Campos de Concentración

Los primeros campos de concentración se construyeron en 1933, destacó el de Dachau. En 1938, se construyeron los de Mauthausen y Ravensbrück, donde acabaron buena parte de los republicanos españoles. Auschwitz-Birkenau fue el mayor campo de exterminio. Acogió a polacos, rusos, gitanos, judíos… y llegó a exterminar a unas 10.000 personas diarias. Desde 1942 funcionaron también campos más pequeños, diseñados para eliminar rápidamente a miles de deportados (limpieza étnica). Los campos eran espacios cercados con muros, alambradas eléctricas… Los presos vivían en barracones que contaban con unos edificios auxiliares y estaban sometidos a unas duras condiciones de trabajo. La SS se encargaba de la gestión y explotación de los campos, a menudo en colaboración con grandes empresas que situaban sus fábricas cerca de los campos y utilizaban a los prisioneros como mano de obra esclava.

Colaboración y Resistencia

Los alemanes encontraron activos colaboradores en los países ocupados. En la colaboración tuvo una decisiva influencia el régimen de violencia y terror, que sometía a arresto, tortura… A pesar de la violencia, en los países ocupados fueron surgiendo movimientos de resistencia antifascista, originados por el sentimiento patriótico, el rechazo al nazismo y a la propia injusticia de la ocupación. El primero y más importante se desarrolló en Yugoslavia, donde los partisanos, dirigidos por el mariscal Josef Broz (Tito), fueron determinantes en la liberación del país. En Italia adquirió relevancia, desde mediados de 1943, un movimiento partisano antifascista, con una fuerte presencia comunista. En Francia, a la acción antinazi impulsada desde el exterior por el general De Gaulle, se añadió la del maquis en el interior, y la resistencia tuvo una importante intervención en la organización del desembarco de Normandía.

Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial

El Impacto Demográfico

Según las fuentes que se consulten, murieron entre 40 y 65 millones de seres humanos, de los cuales la mitad correspondió a la URSS. Si se compara con el escaso 5% de civiles que perecieron en la Primera Guerra Mundial, el desastre adquiere pleno significado. El profundo impacto de la mortalidad entre la población civil, que representó algo más de la mitad de las víctimas totales. Se buscaba destruir la organización industrial y económica del enemigo y debilitar su potencial militar. En la posguerra, es necesario constatar el elevado número de víctimas indirectas que se produjo a causa de la desnutrición. Continuaron los desplazamientos de población. Se relacionaban con las modificaciones de las fronteras como consecuencia de la configuración de nuevos Estados. Cerca de 30 millones de europeos deambularon por el continente en la inmediata posguerra, colaborando en crear una sensación de caos, sobre todo en Europa central y oriental.

Consecuencias: El Impacto Económico

Tuvo una indisociable dimensión económica, con la intervención del Estado para poner la producción, la ciencia y la técnica al servicio de las necesidades bélicas. En Gran Bretaña, EE. UU. y Japón, significó la movilización masiva de la mujer y su incorporación al mundo laboral. La devastación era especialmente importante en Europa oriental, donde el pillaje en las ciudades y las destrucciones de pueblos provocaron una drástica reducción de su capacidad de producción. Japón había quedado al borde del aniquilamiento, con Tokio y los centros industriales destruidos. La Unión Soviética, se transformaría en una gran potencia mundial gracias al mantenimiento de su zona industrial asiática. La reconstrucción de Europa parecía una empresa casi imposible. La intervención del Estado en la economía y la sociedad europeas fue otro elemento decisivo, que marcó un cambio respecto al pasado, y que asentó las bases para la creación del Estado del bienestar.

Impacto Moral

La brutalidad de las acciones bélicas cuestionó los valores morales y políticos sobre los que había reposado buena parte de la civilización europea anterior. La bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki fue percibida como un verdadero apocalipsis mundial. Los vencedores de la guerra impulsaron la creación de un tribunal que definió un nuevo concepto de derecho internacional. El juicio de Nuremberg permitió sentar en el banquillo de los acusados a dirigentes nazis ante un tribunal formado por magistrados de los cuatro grandes estados. El proceso permitió hacer un balance público de las atrocidades del nazismo y sentó precedente para que no quedaran impunes los actos criminales.

Las Conferencias de Paz

Las más importantes fueron las impulsadas por los tres grandes desde 1943 en Teherán hasta la de Yalta, en febrero de 1945. Se estableció la creación de un nuevo organismo internacional para garantizar la paz: la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se perfilaba la división del mundo en dos bloques, que no tardaría en materializarse. La conferencia de Potsdam fue la última que realizaron los tres grandes. Berlín se dividió en 4 zonas con un gobierno interaliado y se consolidaron las fronteras de Polonia. No fue hasta la conferencia de París cuando se elaboraron los tratados de paz con Italia, Rumanía, Bulgaria… firmados en 1947. Alemania no firmó nunca un tratado de paz sino que fue reemprendiendo de manera progresiva sus relaciones con los aliados.

La Organización de las Naciones Unidas

Fue en la Conferencia de San Francisco donde se aprobó la Carta de la Organización de las Naciones Unidas a la que se adhirieron los 46 Estados fundacionales. Establecía la igualdad soberana de todos sus miembros para resolver los conflictos así como el rechazo de la fuerza. Todos los Estados miembros de la ONU están representados y tienen voto en la Asamblea General, órgano deliberativo cuya autoridad es básicamente moral, ya que solo puede emitir recomendaciones.

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