Consolidación de los Reinos Hispánicos
En el siglo XI, bajo el reinado de Sancho II el Mayor (1000-1035), el Reino de Pamplona alcanzó su máxima expansión al anexionarse los condados de Sobrarbe, Ribagorza, Aragón y Castilla. Sin embargo, a su muerte en 1035, el reino se dividió entre sus hijos:
- Ramiro I se proclamó rey de Aragón.
- Fernando I, rey de Castilla.
- García Sánchez III se convirtió en monarca del territorio de Navarra, pero fue vencido y muerto por Fernando I luchando por La Rioja en 1054.
Fernando I unió los reinos de Castilla y León bajo su corona, pero fueron de nuevo divididos a su muerte (1065). Su hijo, Alfonso VI, logró una nueva reunificación en 1072. A lo largo del siglo XII, este reino se unió y dividió en varias ocasiones hasta su vinculación definitiva en 1230, bajo el nombre de Corona de Castilla (Fernando III). Anteriormente, el reino había visto reducido su territorio con la independencia de Portugal (1147) por Alfonso I. En 1137, el matrimonio de Petronila, heredera del reino de Aragón, con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, dio lugar al nacimiento de un nuevo reino: la Corona de Aragón, que unió el reino aragonés y los condados catalanes. Esta corona también ejerció dominio sobre vastos territorios al otro lado de los Pirineos, pero tuvo que enfrentarse a las pretensiones del rey de Francia para hacerse con el control de estas zonas (Guerra de los Albigenses). Después de la batalla de Muret (1213), los reyes de la Corona de Aragón perdieron la mayoría de sus dominios, conservando solo territorios al norte de los Pirineos, en el Rosellón, Montpellier y el Carladés. A partir de este momento, la expansión de la Corona de Aragón se orientó hacia el sur y el Mediterráneo.
La Caída del Imperio Romano (235-476 d.C.)
Las causas de este proceso se debieron a una suma de aspectos culturales, políticos y económicos. En el año 235 d.C. murió el último emperador legítimo, Alejandro Severo, y a partir de entonces se produce un periodo que denominamos la Anarquía, que dura casi 50 años y en el cual se suceden vertiginosamente gran cantidad de generales que se nombran a sí mismos emperadores. Hubo algunos de ellos, como el hispano Aureliano, que logró reconquistar Oriente, pero en líneas generales su gobierno fue desastroso, causando enormes bajas en el ejército romano sin ningún beneficio exterior. A este periodo se le llama Anarquía Militar.
En el año 284, un enérgico emperador llamado Diocleciano estableció un nuevo sistema a base de leyes. En el ámbito político, estableció la Tetrarquía con dos Augustos y dos Césares que se turnarían cada 20 años. En el aspecto económico, promulgó dos importantes decretos:
- Sobre precios y salarios.
- Obligaba a que cada artesano enseñase su oficio a sus hijos.
Desgraciadamente, apenas llegaron a aplicarse. En el año 313 d.C. alcanza el poder Constantino, el primer emperador cristiano, y por el Edicto de Milán da la libertad religiosa a todo el imperio. Después de unas décadas de relativa calma, se produce a finales del siglo IV la gran invasión bárbara. En el año 378, en la batalla de Adrianópolis, muere frente a los godos el emperador Valente, aunque no consiguen tomar Constantinopla. En el año 380, un nuevo emperador, Teodosio, determina por el Edicto de Tesalónica que la religión cristiana será la oficial del imperio y se libra de los godos sobornándolos. Los sucesores de Teodosio, sus hijos Honorio y Arcadio, dividieron el Imperio entre Occidente y Oriente en el año 395. A partir de entonces, la historia del Imperio Romano de Occidente, atacado por los bárbaros, desaparece, mientras se mantiene la Oriental, que pasa a llamarse Imperio Bizantino.
En el año 406 d.C., los pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos) cruzaron la frontera aprovechando que el Rin estaba congelado. En tres años devastaron la Galia e Hispania, ocuparon el territorio y en 410 d.C. saquearon por primera vez Roma, dirigidos por el visigodo Alarico, que afortunadamente ya era cristiano, por lo cual muchos templos e iglesias se salvaron. Pero poco tiempo después, en el año 435, fueron los vándalos quienes saquearon de nuevo la ciudad. En el año 453 d.C. otra amenaza aún mayor amenazó al Imperio: los hunos de Atila. Por suerte, una alianza de germanos y romanos venció a los hunos en 453 en la batalla de los Campos Cataláunicos. En el año 476, el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el bárbaro Odoacro y desapareció el Imperio Romano de Occidente.