Constitución del ferrocarril en el gobierno liberal

– Década Moderada (1844-1854)

El Partido Moderado, bajo el liderazgo del general Narváez, dominó la escena política durante los diez años siguientes, dando nombre a la «Década Moderada». Una de sus primeras actuaciones, apoyado por los sectores burgueses más conservadores, fue derogar la Constitución de 1837 y redactar la Constitución de 1845, que es la más conservadora de la historia de España y se caracteriza por:
1)
soberanía compartida entre las Cortes y el rey,
2)
división de poderes (el poder legislativo recae conjuntamente en el rey junto a las Cortes; el ejecutivo es ostentado por el rey),
3)
Cortes bicamerales (Congreso de Diputados, nombrados por sufragio censitario muy restringido; Senado, nombrados por la Corona, de carácter vitalicio);
4) Exclusividad de la religión católica, comprometíéndose el Estado a su mantenimiento; 5) Aumento de los poderes del rey.

 Además se llevaron a cabo una serie de reformas:

1) la disolución de la Milicia Nacional en 1843 (instrumento de los progresistas) y su sustitución por la Guardia Civil encargada de vigilar y proteger el medio rural; 2) supresión de la libertad de imprenta;
3) modificación la ley de ayuntamientos (los alcaldes son elegidos ahora por el Gobierno)
; 4)
reforma de la hacienda de Mon-Santillán, pagarán a Hacienda todos los contribuyentes en función de su renta.

En este periodo se firmó con la Santa Sede el Concordato de 1851, por el que quedaba zanjada la ruptura que se había producido como consecuencia de la desamortización eclesiástica, la Iglesia aceptó la desamortización y España reconocía la confesionalidad católica del Estado y reconocía su intervención en la enseñanza.

Pero las divisiones internas del partido moderado y la corrupción y escándalos financieros, relacionados en ocasiones con la propia familia real y miembros destacados del gobierno hicieron que las clases populares dieran su apoyo a un pronunciamiento liberal de carácter progresista, liderado por el general Leopoldo O´Donnell, en 1854 en Vicálvaro, por lo que se le denomina: La Vicalvarada”, la declaración de intenciones por medio del “Manifiesto de Manzanares”(Reforma de la ley electoral, restablecimiento de la Milicia Nacional, libertad de imprenta), redactado por Cánovas del Castillo, determinó la movilización de los grupos progresistas.
En medio de la confusión general, la reina decidíó llamar a Espartero, comenzando así el:

– Bienio progresista (1854-1856)

Se restaura la Milicia Nacional, aunque la Guardia Civil se mantuvo vigente. Se elaboró un texto constitucional en 1856, semejante al del 37 que, aunque aprobado por las Cortes no llegó a ser promulgado. (Constitución Non Nata).

Un hecho relevante fue la Ley de Desamortización General  elaborada por Pascual Madoz, que venía a completar la obra de Mendizábal. Afectaba sobre todo al clero secular y a los bienes municipales. Los objetivos eran, entre otros, financiar obras públicas, como el ferrocarril.
Esta desamortización, junto con las medidas anteriormente nombradas, suscitó la ruptura con la Iglesia. Pero las presiones de la Corona y la Iglesia provocaron la reacción de los liberales moderados que provocaron la caída de Espartero y la vuelta de los moderados al poder.

– Bienio Moderado (1856-1858)

Vuelve Narváez.
Vuelve a poner la constitución de 1845.

– Gobierno de la Uníón Liberal de O’Donnell (1858-1863)

Será el gobierno más estable del reinado de Isabel II.
Se restablece la Constitución de 1845. Lo más destacado de este gobierno fue la inversión en obras públicas que van a permitir el desarrollo del ferrocarril.
Se lleva a cabo una reforma del ejército y se continuó con la desamortización. Se dio el primer plan de carreteras (trazados de carreteras radiales en torno a Madrid). Además, también cabe destacar la importante política exterior que llevó a cabo O’Donnell (llamada de prestigio), enfocada a mantener la condición de potencia de 2º orden de España en el exterior. Para ello, España se integrará en la Cuádruple Alianza (Inglaterra, Francia y Portugal)
, defensores de Isabel II, mientras que en el frente está la Santa Alianza (Austria, Prusia y Rusia, que apoyan a los carlistas). Mediante esta política de prestigio intervinimos en conflictos como: la guerra de Conchinchina, para ayudar a Francia; la Guerra de Crimea;
La Guerra de África (1859); en la que España pudo consolidar las posiciones en Ceuta y Melilla, y aunque se perdíó Tánger, le dio mucha popularidad a O’Donnell; ayudando a Francia e Inglaterra en la Guerra de México…

Poco a Poco O’Donnel va perdiendo adeptos, como Cánovas del Castillo y el general Prim. En el año 1863, la reina Isabel II acepta la su renuncia.

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