Crisis de 1808 y Fin del Antiguo Régimen en España

El Fin del Antiguo Régimen en España

La Crisis de 1808 y la Guerra de la Independencia

El final del Antiguo Régimen en España se inicia con la crisis de 1808, que desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814). El siglo XVIII español estuvo marcado por la llegada de la dinastía Borbón, la política exterior supeditada a los intereses franceses (los «pactos de familia»), los intentos ilustrados por modernizar el país y sanear la hacienda, y el reinado de Carlos IV (1788-1808), coincidiendo con los acontecimientos revolucionarios en Francia y Europa.

Antecedentes

La imagen de la corona estaba deteriorada, con un rey absentista que delegaba en Godoy. Este gobierno reformista, de corte ilustrado, era impotente ante la política internacional, con una enorme deuda y una política abierta a las ideas ilustradas que generaron animadversión. Con la Desamortización, Godoy se ganó la enemistad del clero.

Los sucesos revolucionarios de Francia afectaron directamente a España. España entró en la «Guerra de la Convención» contra la Francia Revolucionaria para defender el honor familiar (la ejecución de Luis XVI) y sofocar las ideas revolucionarias.

Con Napoleón al frente, Francia se convirtió en un Imperio y Godoy volvió a la alianza francesa. La «Guerra de las Naranjas» (1801) enfrentó a España y Francia contra Portugal. La derrota franco-española en Trafalgar (1805) inauguró un siglo de hegemonía británica en los mares.

Napoleón, triunfante en Europa y aliado con el Zar ruso, solo tenía a Gran Bretaña como enemigo. El Canal de la Mancha era insalvable tras Trafalgar. Para España, el control de sus posesiones de ultramar se volvió casi imposible tras las pérdidas navales. Ante esto, Napoleón decretó el Bloqueo Continental, prohibiendo a los puertos europeos recibir barcos británicos. Portugal se negó.

La Crisis de 1808

El deseo de Napoleón de aislar a los británicos le llevó a negociar con Godoy el Pacto de Fontainebleau (1807), permitiendo a las tropas francesas cruzar España hacia Portugal. Las cláusulas secretas, que trascendieron, estipulaban el reparto de Portugal entre Francia y España, con el Alentejo para Godoy.

La política de Godoy había generado un «partido» absolutista en torno al Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII. Este grupo propició un «Juicio del Escorial» y el derrocamiento de Carlos IV, entregando la corona a Fernando. El plan fracasó, desacreditando a la monarquía.

Napoleón ordenó el control de lugares estratégicos. Godoy intentó poner a salvo a la familia real, pero el motín de Aranjuez lo impidió. El pueblo de Madrid se levantó contra la ocupación francesa (2 de Mayo y fusilamientos del 3 de Mayo, reflejados por Goya).

El Colapso del Gobierno Español y Bayona

Napoleón convocó a la familia real en Bayona y obligó a Carlos IV a abdicar. Impuso a su hermano José como rey José I, con el Estatuto de Bayona, una política profrancesa y proliberal. Esta «Carta Otorgada» fue un intento de aplicar las ideas de la Revolución Francesa en España.

Corrientes Políticas en Contexto de Guerra

El liberalismo español nació dividido. Un pequeño grupo de «afrancesados» se avino a la nueva política, colaborando con José I. Frente a ellos, la mayoría de los españoles, «patriotas», se enfrentaron al gobierno, improvisaron una Regencia y crearon Juntas de Defensa.

Dentro de los patriotas había dos tendencias: absolutistas (defensores del gobierno monárquico tradicional) y liberales (herederos del pensamiento ilustrado, influenciados por la monarquía parlamentaria británica). Estos liberales, en guerra con Francia, rechazaban las ideas francesas, pero compartían rasgos con los liberales franceses moderados: contrato social, división de poderes, sufragio, constitución.

La Junta Central convocó Cortes Generales y Extraordinarias en Cádiz, dando lugar a la Constitución de 1812 («La Pepa»), la primera constitución liberal española. Cádiz, sitiado por los franceses y abastecido por los británicos, vio nacer esta constitución con una infrarrepresentación de la nobleza y el clero.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Las Cortes de Cádiz (1810-1814) impulsaron reformas legislativas ilustradas. La Constitución de 1812 estableció la soberanía nacional, la división de poderes (ejecutivo en el Rey, legislativo en las Cortes, judicial en jueces y tribunales), y un marco de monarquía parlamentaria constitucional. Reconocía derechos como la libertad individual, de propiedad, cátedra e imprenta, pero mantenía el catolicismo como religión oficial.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

La Guerra de la Independencia fue clave en la caída de Napoleón. Tuvo tres fases: la resistencia inicial (1808, Batalla de Bailén); el control napoleónico con guerrillas y sitios (1808-1812, Zaragoza y Gerona); y la retirada francesa tras la invasión de Rusia y el avance aliado (1812-1814, victorias en Vitoria y San Marcial). El Tratado de Valençay (1813) devolvió el trono a Fernando VII.

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