Crisis de la Restauración en España: Impacto de la Gran Guerra y Conflictos Sociales

La Crisis de la Restauración en España: Un Periodo de Agitación Social y Política

La época de la Restauración en España, que se extendió desde 1874 hasta 1931, fue un periodo marcado por la inestabilidad política y social. Diversos factores, como el impacto de la Primera Guerra Mundial, la creciente conflictividad obrera y el problema de Marruecos, contribuyeron a la descomposición del sistema político y social establecido.

La Represión y las Protestas

La represión gubernamental generó una ola de protestas, y el gobierno de Maura se enfrentó a fuertes críticas. Liberales y republicanos exigieron su dimisión, logrando que Alfonso XIII disolviera las Cortes y entregara el gobierno a los liberales.

El Impacto de la Gran Guerra

Con Eduardo Dato, conservador, al frente del gobierno, se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, que enfrentó a los imperios centrales y a las potencias aliadas. Dato declaró la neutralidad española, lo que representó una oportunidad para la economía del país, que pudo exportar productos necesarios para los combatientes. Sin embargo, los precios interiores subieron mientras que los salarios no lo hicieron, lo que generó protestas.

La Crisis de 1917: Conflictos Sociales y Políticos

La crisis de 1917 se caracterizó por graves dificultades del sistema político de la Restauración, incluyendo una crisis del turismo y la necesidad de reformas. El descontento militar y la conflictividad social provocaron una protesta generalizada que involucró a militares y obreros.

La Protesta Militar

El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales, y los ascensos se lograban por méritos de guerra. La inflación disminuyó el valor real de los bajos salarios militares. El descontento entre oficiales de baja graduación llevó a la formación de Juntas de Defensa, que reclamaban un aumento salarial y se oponían al ascenso por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El manifiesto de junio de 1917 culpaba al gobierno de los males del ejército y del país, y buscaba la renovación política utilizando criterios regeneracionistas. Este manifiesto hizo creer a la oposición que el ejército se sumaría a un movimiento de renovación política nacional.

La Crisis Política

Dato fue sustituido por el conde de Romanones, quien continuó con la corrupción política y cerró las Cortes. Una representación de diputados de la oposición reclamó al gobierno la reapertura de las Cortes, pero el gobierno se negó y aumentó la censura de prensa. Ante la situación de crisis y la protesta militar, se organizó una Asamblea de Parlamentarios catalanes que exigía la formación de un gobierno provisional para convocar Cortes constituyentes, reformar el sistema político y descentralizar el Estado. El gobierno prohibió la convocatoria, pero se celebró y fue disuelta por la Guardia Civil. El movimiento parlamentario desapareció sin conseguir reformas constitucionales, debido a las diferencias entre regionalistas y grupos de izquierda, y a la oposición de las Juntas de Defensa.

La Huelga General Revolucionaria

La CNT y la UGT acordaron firmar un manifiesto en el que se instaba al gobierno a contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. La tensión estalló a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, y la UGT con el PSOE decidió llamar a la huelga general. La protesta adquirió carácter político y revolucionario, reclamando el fin de la monarquía, la formación de un gobierno provisional que convocara Cortes constituyentes y el paso a un sistema republicano. Se produjeron incidentes en el país, y la reacción del gobierno fue represiva: se declaró la Ley Marcial y se envió al ejército a aplacar el movimiento. La huelga general fracasó, pero debilitó al régimen y radicalizó a la oposición, marcando el inicio de la crisis definitiva de la Restauración.

La Descomposición Política

Se recurrió a gobiernos de concentración, siendo el más relevante el Gobierno Nacional, que contaba con la participación de los líderes dinásticos y de los regionalistas catalanes. Sin embargo, las diferencias entre ellos imposibilitaron llevar a cabo reformas. Tras el fracaso de los gobiernos de concentración, se volvió al turno dinástico. A pesar de recurrir al fraude electoral, ningún partido reunió la mayoría parlamentaria necesaria.

Conflictividad Obrera y Pistolerismo

Los años posteriores a la Primera Guerra Mundial fueron de gran conflictividad. El triunfo de la revolución bolchevique impulsó a los grupos revolucionarios, lo que provocó la movilización obrera y un crecimiento del sindicalismo. El movimiento huelguístico afectó a regiones industriales. En Andalucía, la miseria del campesinado dio paso al Trienio Bolchevique. Los anarquistas impulsaron revueltas campesinas motivadas por el «hambre de tierras» y por el salario. La declaración del Estado de guerra, la ilegalización de las organizaciones obreras y la detención de sus líderes pusieron fin a la rebelión.

La radicalización de las posiciones de los sindicatos y de la patronal llevó a la contratación de pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros, al cierre de empresas y a la fundación del Sindicato Libre, que realizó acciones violentas contra el sindicalismo anarquista. Se recurrió a la Ley de Fugas, que permitía a la policía disparar contra los detenidos en caso de intento de fuga, dando lugar a una época de pistolerismo.

El Problema de Marruecos

En la zona oriental del protectorado de Marruecos, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español de forma permanente. Se intentaron operaciones para controlar a los rebeldes, y para dirigir el ejército de la zona se nombró al general Silvestre, relacionado con el rey Alfonso XIII. La grave tensión social se incrementó con el anuncio de que sería discutido en el Parlamento el caso de Annual.

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