Crisis de la Restauración y Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): El Final de una Era en España

La Cuestión de Marruecos y el Desastre de Annual

La política colonial en Marruecos generó una profunda división en España. Mientras los africanistas, parte del empresariado y el rey Alfonso XIII buscaban expandir el control sobre la zona, la opinión pública española percibía a Marruecos como una región peligrosa y sin valor. Tras la derrota en el Barranco del Lobo (1909), el «Desastre de Annual» en 1921 se convirtió en el episodio más trágico de la guerra.

El general Silvestre, en un intento por consolidar el dominio español, atacó a las tribus rifeñas, pero fue derrotado en Annual por las fuerzas de Abd el-Krim. Las bajas españolas fueron catastróficas: entre 8.000 y 10.000 muertos y más de 1.000 desaparecidos. Este desastre generó una gran inestabilidad política. El temor a que las responsabilidades por Annual (recogidas en el expediente Picasso) salpicaran al rey Alfonso XIII, impulsó la intervención de una parte del ejército y de sectores de la derecha política. El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, lideró un golpe de Estado y asumió la jefatura del gobierno.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

En septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera instauró una dictadura militar, poniendo fin al régimen de la Restauración y a la subordinación del poder militar al poder civil. La dictadura, que se extendió hasta enero de 1930, se presentó como un intento de restaurar el orden y «regenerar» el sistema político y social.

Inicio y Desarrollo de la Dictadura (1923-1930)

Antes del golpe, Manuel García Prieto, liberal, presidía el gobierno, pero no logró reformar el sistema. España enfrentaba una grave crisis institucional: gobiernos inestables, corrupción electoral y crecientes tensiones sociales. La oposición, formada por republicanos, socialistas y nacionalistas, ganaba fuerza. El Desastre de Annual (1921) agravó la crisis, responsabilizando a las élites, incluida la monarquía.

El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el apoyo del rey Alfonso XIII, quien se negó a destituirlo a pesar de las peticiones de García Prieto. Primo de Rivera justificó su acción con la promesa de una regeneración política, que implicaba acabar con la «vieja política», el caciquismo y la corrupción. Su objetivo era asegurar la unidad y el orden del país, evitando la democratización del sistema de la Restauración.

La dictadura se divide en dos fases:

  • Directorio Militar (1923-1925): Todos los ministros eran militares. Se buscaba restablecer la paz social, acabar con el caciquismo, garantizar la continuidad institucional, resolver el separatismo y solucionar el «problema de Marruecos». Se suspendió la Constitución, se disolvieron las Cortes, se prohibieron partidos políticos y sindicatos, y el orden público quedó en manos de los militares. La represión se centró en los obreros más radicales (cenetistas y comunistas). Los socialistas, aunque no fueron perseguidos, colaboraron con la dictadura, y Largo Caballero llegó a ser miembro del Consejo de Estado. En Cataluña, Primo de Rivera adoptó políticas centralistas, prohibiendo la enseñanza en catalán y suprimiendo la Mancomunidad. A los nacionalistas vascos, se persiguió a *Aberri* y se toleró la Comunión Nacionalista Vasca, mientras que las diputaciones de Vascongadas y Navarra fueron preservadas.
  • Directorio Civil (1925-1930): El gobierno incorporó ministros civiles. En 1926, se abandonó la idea de volver a la Constitución de 1876 y se adoptó un modelo institucional inspirado en el fascismo italiano. En 1927, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, un órgano corporativo con representantes de ayuntamientos, administración, patronal, obreros y miembros del partido de la dictadura. En 1924, se fundó la Unión Patriótica, un partido conservador que se presentaba como una asociación de «hombres de buena voluntad» al servicio del régimen. También se extendió el Somatén, una fuerza parapolicial para mantener el orden.

Marruecos fue una prioridad para la dictadura. En 1925, tras la operación de Alhucemas, una intervención conjunta con Francia, las tropas españolas derrotaron a las fuerzas rifeñas y lograron la rendición de Abd el-Krim. Para 1927, España ocupaba todo el territorio de su protectorado en Marruecos.

En el ámbito económico, el contexto de bonanza internacional favoreció el crecimiento de la industria española. Se realizaron importantes obras públicas (ferrocarriles, carreteras, obras hidráulicas). La creación de monopolios como CAMPSA (petróleo) y Telefónica (telecomunicaciones) fue clave en el desarrollo económico. Sin embargo, el sector agrario no experimentó transformaciones significativas y las reformas agrarias fueron mínimas.

En el plano social y laboral, la dictadura buscó eliminar los conflictos mediante la intervención estatal. Se crearon Comités Paritarios para mediar entre empresarios y trabajadores, con la participación de la UGT (Unión General de Trabajadores). Los anarquistas y comunistas fueron perseguidos. Se estableció la Organización Corporativa Nacional, un sindicato vertical que agrupaba a trabajadores y empresarios, excluyendo a los más radicales.

La Oposición a la Dictadura

La dictadura enfrentó una oposición diversa: republicanos, algunos nacionalistas, comunistas, anarquistas y sectores del ejército. Hubo dos intentos de golpe de Estado: la sanjuanada (1926), protagonizada por un sector del ejército, y el golpe de José Sánchez Guerra en 1929, ambos fallidos.

El régimen intentó controlar el mundo intelectual mediante el cierre de facultades y la censura. Surgieron movimientos republicanos, como la Federación Universitaria Española (FUE). Intelectuales como Unamuno (desterrado a Canarias), Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez (exiliado) y Menéndez Pidal se opusieron al régimen. Los republicanos, a través de la Alianza Republicana, desarrollaron una campaña internacional contra la dictadura.

En Cataluña, la política represiva hacia el catalán y el centralismo generaron descontento, especialmente en la Lliga Regionalista. La oposición más fuerte provino de Estat Català, que intentó invadir Cataluña desde Francia para proclamar la república catalana, pero fue detenido por la gendarmería francesa.

En el movimiento obrero, la CNT y el Partido Comunista se opusieron al régimen. La CNT se dividió entre los sectores más radicales, que formaron la Federación Anarquista Ibérica (FAI), y los más moderados, que buscaron una respuesta más posibilista.

El Fin de la Dictadura

La dictadura fue perdiendo apoyos y Primo de Rivera, enfermo, dimitió en enero de 1930. El rey, que había perdido la confianza en el dictador, nombró a Berenguer para organizar elecciones. En agosto de 1930, la oposición firmó el Pacto de San Sebastián, un acuerdo entre republicanos, socialistas, catalanistas y algunos intelectuales, que estableció el fin de la monarquía y preparó el camino para las elecciones.

Berenguer no logró resolver la situación, y el rey lo reemplazó por Aznar, quien convocó elecciones municipales. Las elecciones del 12 de abril de 1931 se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía, y el resultado llevó a la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931.

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