Inestabilidad Política y Dictadura de Primo de Rivera (1918-1930)
Tras la crisis del 98, aunque se mantiene el turnismo, los partidos dinásticos pierden su fortaleza. La nueva generación de políticos no consigue mantener la solidez del sistema. Entre 1918 y 1922 hay más de una decena de gobiernos. Esta inestabilidad se intenta solucionar suprimiendo algunos derechos y garantías constitucionales, clausurando el Parlamento. Durante este periodo se produce un aumento de la movilización social y un crecimiento del sindicalismo. En Andalucía, las duras condiciones de vida de los jornaleros dan lugar a revueltas campesinas (Trienio Bolchevique). La radicalización de este sindicalismo se refleja en el pistolerismo de la Federación Patronal de Cataluña («Sindicato libre») y en el anarquismo (CNT). Los más de 800 atentados producidos entre 1916 y 1923 provocan una fuerte represión mediante la ley de Fugas.
El antimilitarismo social se ve aumentado tras el desastre de Annual (1921). La Conferencia de Algeciras (1906) abrió una puerta a la colonización en Marruecos, pero la oposición de los rifeños provocó enfrentamientos. El general Silvestre, amigo personal de Alfonso XIII, decide atacar a las cabilas de Abd El-Krim, pero es derrotado en Annual, habiendo perdido 13000 hombres y una gran cantidad de territorio. La investigación sobre este conflicto (Expediente Picasso) y la posibilidad de discutirlo en el parlamento es lo que lleva al Golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera del 13 de septiembre de 1923, exigiendo la formación de un gobierno militar.
Las causas de este golpe fueron la inestabilidad del sistema parlamentario, el fraude electoral, el temor a una revolución social, el auge del republicanismo y del nacionalismo, el descontento del ejército por Annual y su investigación y la pretensión del gobierno de García Prieto de reformar la Constitución. Primo de Rivera en su manifiesto inaugural predice su intención de limpiar el país de caciques, acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Defendía su decisión por ser la solución para «salvar» el sistema de la Restauración.
Medidas Políticas y Económicas durante la Dictadura
Las medidas políticas del sistema estaban influenciadas por el fascismo italiano. Durante la dictadura se suprimió el régimen constitucional, se disolvió el Parlamento, se cesó a las autoridades civiles y se reprimió a los movimientos obreros prohibiendo las actividades de partidos y sindicatos y militarizando el orden público. Para eliminar el caciquismo se elaboró un Estatuto Municipal y otro provincial y además se disolvieron los ayuntamientos. Se crean las Juntas de vocales y los antiguos caciques sustituyen a otros. A partir de 1926, se hizo un intento de institucionalización del sistema mediante la convocatoria de una Asamblea única consultiva (1927) y la creación de un sistema de partido único, la Unión Patriótica.
En cuanto a la política colonial, en 1925, Primo asume personalmente el Alto Comisionado para Marruecos. En colaboración con Francia se lleva a cabo el desembarco de Alhucemas, que provoca la victoria franco-española y la rendición de Abd El-Krim. En 1927 se hace efectiva la ocupación del protectorado.
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional (felices años veinte). Se produjo un intervencionismo estatal que provocó una mayor inversión, una disminución del paro, mejoras infraestructurales y un aumento del déficit público. Este intervencionismo se lleva a cabo mediante la nacionalización de determinados sectores y el fomento de obras públicas. También se aplicó un proteccionismo económico mediante el Decreto de Protección de la Industria Nacional, ayudas a empresas españolas y el fomento del consumo de productos españoles. Se concedieron monopolios a la Compañía Telefónica Nacional de España (1924) y a CAMPSA (1927). Sin embargo, no se produce ninguna reforma agraria (excepto la creación de Confederaciones Hidrográficas). Había un doble presupuesto de la economía española, el ordinario (equilibrado), y el extraordinario que producía un progresivo endeudamiento del Estado.
El Estado interviene también en las relaciones laborales con la creación de la Organización Corporativa Nacional (Sindicalismo vertical) y regulaba los conflictos laborales a través de los Comités Paritarios. Se produjo un colaboracionismo contra UGT y una represión a la oposición (CNT y comunistas).
Oposición a la Dictadura y Caída de Primo de Rivera
Los antiguos partidos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y varios dirigentes participaron en conspiraciones militares como el intento de golpe de José Sánchez Guerra. Con respecto a los intelectuales, criticaban la censura. El conflicto derivó en protestas estudiantiles y fue el origen de la Federación Universitaria Española. En 1924 se produjo un manifiesto de intelectuales contra la dictadura. El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo (Alianza Republicana) y con el nacionalismo catalán. Las medidas como la liquidación de la Mancomunidad, la prohibición del uso público del catalán y de la sardana provocaron un distanciamiento con los catalanes culminando con el intento de invasión armada de Francesc Macià (1926, Estat Català).
La oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey dejó de apoyar a la dictadura, haciendo dimitir a Primo el 30 de enero de 1930. El general Berenguer lo sustituyó, y se le encargó celebrar unas elecciones para recuperar el orden constitucional. La oposición se organizó y en agosto de 1930, republicanos, PSOE y la izquierda catalanista firmaron el Pacto de San Sebastián para presentarse a las elecciones y constituir un comité revolucionario que defendiera la república (Niceto Alcalá Zamora). Ante la incapacidad de Berenguer de convocar elecciones, Alfonso XIII nombra presidente al Almirante Aznar. Se plantean elecciones a 3 niveles: municipales (Ayuntamiento), provinciales (Diputación) y administrativas (Cortes). El 12 de abril de 1931 se convocan las municipales y los republicanos-socialistas ganan en 41 de las 50 capitales de provincia y en las principales ciudades industriales. El 14 de abril se proclama la II República y Alfonso XIII renuncia al poder y marcha al exilio. El comité revolucionario formó un gobierno Provisional.
El Desastre del 98: La Guerra de Cuba y Filipinas
Antecedentes de la Guerra de Cuba
Durante la época colonial Cuba era conocida como “la perla de las Antillas”. Fue descubierta en 1492 durante el primer viaje de Colón. El sistema de “encomiendas” provocó un descenso de la población indígena por lo que comenzó la exportación de mano de obra esclava de África. Su economía de plantación, que era la base de la economía fundamentalmente a partir del S.XVIII (tabaco y caña de azúcar). Durante el proceso de independencia de las colonia americanas de España (1/3 S.XIX), Cuba no se independizó por tener una insurrección de esclavos.
Movimientos Independentistas en Cuba
A lo largo del S.XIX irán surgiendo movimientos independentistas, comenzando por la guerra de los Diez Años (1868-1878). Es iniciada con el Grito de Yara, en el marco de la Revolución de 1868 y culmina con la Paz de Zanjón, que suponía el compromiso español de dar amnistía a algunos presos, conceder mayor autonomía política y económica y abolir la esclavitud (1888). El incumplimiento de estos compromisos llevan a la Guerra Chiquita (1879), que fracasa por la falta de apoyos y de armamento. La negativa española a dar mayor autonomía a Cuba y medidas económicas como el Arancel Cánovas propiciarán el estallido de la gran insurrección en 1895.
La Restauración en Cuba y el Partido Revolucionario Cubano
Durante la Restauración, en Cuba, se imita el modelo bipartidista peninsular con unos partidos asociados al régimen. El Partido Constituciones (conservador, españolista y formado por peninsulares) y el Partido Autonomista (liberal, solicita mayor autonomía y formado por las criollas). En 1893, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano (independentista) que cuenta con el apoyo estadounidense y de antiguos cabecillas independentistas.
La Guerra de Cuba (1895-1898)
El grito de Baire (24/02/1895) dio inicio a un levantamiento en el este de la isla (Santiago de Cuba) con el apoyo de EE.UU. Cánovas envió al general Martínez Campos que aplicó una fuerte represión militar acompañado de un intento de conciliación. Fracasa y es sustituido por Valeriano Weyler que inicia una férrea (organizando concentraciones de campesinos) tratando muy fuertemente a civiles y rebeldes. La guerra no era favorable a los españoles ya que se desarrollaba en plena selva y el mal aprovisionamiento, a falta de pertrechos y las enfermedades tropicales causaron una gran mortandad.
En 1897, Sagasta envía al general Blanco que inició una estrategia de conciliación decretó la autonomía administrativa y arancelaria de Cuba, el sufragio universal, y la igualdad de derechos con los peninsulares, pero fue demasiado tarde.
La Revolución Filipina
Paralelamente en 1896 se produjo una revolución en Filipinas. Había recibido una escasa inmigración española y contaba con una débil presencia militar y misioneros de las principales órdenes religiosas. Los intereses económicos eran escasos (producción de tabaco y puerta al continente asiático). El independentismo fraguó en la formación de la Liga Filipinas fundada por José Rizal en 1892 a la que se unen Katipunan (organización clandestina). En 1896 la insurrección se extendió con ayuda de EEUU y Camilo García Polavieja llevó a cabo una política represiva condenando a muerte a Rizal en 1896.
En 1897 Sagasta nombró al capitán General Fernando Primo de Rivera que promovió una negociación que dio como resultado una pacificación temporal.
Intervención de Estados Unidos y Guerra Hispano-Estadounidense
EEUU había fijado su área de expansión en el Caribe y en el Pacífico. Tras el arancel Cánovas, los EEUU apoyaron la independencia de Cuba con la gran insurrección, comienza su apoyo abierto a los insurrectos sobre todo durante el gobierno de William McKinley a partir de 1897. El 15 de febrero de 1898 el hundimiento del Maine en el puerto de La Habana (la prensa) culpa a España. Es la excusa perfecta para EEUU de entrar en el conflicto. El 18 de Abril, se da un ultimátum a España, exigiendo su retirada de Cuba. Sagasta considera humillante su aceptación y pese a la inferioridad militar española envía a su flota al mando del almirante Cervera. Así da comienzo la guerra hispano-norteamericana en la cual España es derrotada. Las batallas más importantes fueron las de Cavite (mayo, Filipinas) y la de Santiago de Cuba (julio). En julio comienzan las negociaciones y en diciembre se firma la Paz de París, por la cual España abandona Cuba y cede a EE.UU, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam.
Consecuencias del Desastre del 98
A pesar del significado simbólico de la derrota, la crisis de 1898 tuvo menos impacto del esperado. Las consecuencias económicas fueron más graves con Cuba que en la península. Para hacer frente al endeudamiento por la guerra se llevó a cabo una reforma de la hacienda por el ministro Villaverde (Silvela) que consistió en aumentar los impuestos sobre los productos de primera necesidad. La repatriación de los capitales aumentó la inversión industrial en la península, por lo que a corto y largo plazo, la crisis del 98 acabó favoreciendo a la economía española porque obligó a su reorientación y la modernización industrial.
Impacto Moral, Político e Ideológico
El desastre causó un gran impacto moral que tuvo consecuencias políticas e ideológicas, influyendo en los intelectuales de la época. La Institución de Libre Enseñanza (creada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos) reclamaba la necesidad de reformar la educación en España y la necesidad de regenerar España. Esto se debe en gran parte a la influencia del regeneracionismo (Joaquín Costa) da una visión pesimista de la historia de España e insiste en la necesidad de una reforma educativa, política, científica, económica y agraria. En literatura tiene como consecuencia la Generación del 98 (Baroja, Maeztu, Machado, Unamuno).
Crisis del Sistema de la Restauración y Fin del Imperio
El desastre coincide con los fallecimientos de Cánovas y Sagasta y con la mayoría de edad de Alfonso XIII. Aparece una nueva generación de políticos, de ideas reformistas y regeneracionistas que no consiguen frenar la crisis del sistema, lo que provocó los nacionalismos. La pérdida de las colonias en ultramar y las intervenciones en Marruecos provocan un antimilitarismo en la sociedad. El malestar del ejército y las injerencias políticas desembocaron en la dictadura de Primo de Rivera. La progresiva ruptura de la sociedad española concluye con la guerra civil en 1936.