El reformismo conservador
Una fuerte crisis provocada por el desastre del 98 llevó a los partidos dinásticos a iniciar un programa de reformas para regenerar la vida política española. Los gobiernos conservadores de Silvela y de Maura intentaron algunas reformas como las de Hacienda, Administración Local o Ley Electoral. Pero fue un fracaso. Mientras los partidos del turno dinástico iban perdiendo influencia, la oposición se fortalecía:
- El republicanismo aumentó su ascendiente electoral con la creación de la UR y del PR.
- Los grupos nacionalistas catalanes alcanzaron un amplio triunfo electoral, gracias a su unión con Solidaritat Catalana.
- El socialismo y su central sindical consolidaron su presencia en Madrid, el País Vasco y Asturias.
- Los anarquistas siguieron fraccionados.
La Semana Trágica
En 1909, se produjo un deterioro de la vida política con motivo del levantamiento popular en Barcelona, conocido como la Semana Trágica. La chispa que inició la revuelta fue la oposición a la selección de soldados para ir a la guerra de Marruecos. El levantamiento fue aplastado por el ejército y la represión resultó desproporcionada.
El reformismo liberal
Canalejas intentó un reforzamiento del poder civil del Estado frente a la influencia de la Iglesia Católica. También inició una cierta descentralización del Estado, que se plasmó en la Mancomunidad Catalana. El asesinato de Canalejas abrió un periodo de inestabilidad que llevó de nuevo a los conservadores al poder.
La crisis de 1917
Ante los crecientes problemas sociales, los conservadores de Eduardo Dato gobernaron de forma autoritaria, clausurando frecuentemente las Cortes y gobernando por decreto-ley. El descontento social estalló en 1917 cuando la coyuntura económica creada en España por la Primera Guerra Mundial originó un amplio movimiento de protesta. Las fuerzas políticas de oposición exigieron la dimisión del gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Al mismo tiempo, grupos de militares organizaron Juntas de Defensa y se enfrentaron a la política del gobierno. Los sindicatos finalmente convocaron una huelga general revolucionaria, con el objetivo de derrocar al gobierno. La situación de crisis generalizada era un reflejo del deterioro de la vida política y social.
El declive de la monarquía
Los años que separaron la crisis de 1917 del golpe militar de Primo de Rivera se caracterizaron por la inestabilidad política, por una fuerte conflictividad social y por el agravamiento de la guerra de Marruecos.
Gobiernos de Concentración
Entre 1917 y 1923 se formaron trece gobiernos diferentes, lo que muestra la falta de apoyo parlamentario de los partidos gubernamentales. La inestabilidad política estuvo acompañada de una fuerte conflictividad social. Los sindicatos aumentaron su afiliación.
Conflictividad social
Los sindicatos y los grupos políticos de izquierda radicalizaron sus posiciones e impulsaron movilizaciones obreras. Pero fue sobre todo entre los trabajadores industriales, donde la lucha obrera tuvo un carácter más intenso. Ante esta situación, el gobierno y la patronal endurecieron su actitud y se entró en un grave proceso de violencia social.
La derrota de Annual
En el año 1921, en Annual, el ejército español sufrió una estrepitosa derrota y más de 12.000 soldados perdieron la vida. Ante el desastre, la oposición de izquierdas pidió una investigación sobre las responsabilidades de la derrota (Expediente Picasso).
La dictadura de Primo de Rivera
En 1923, Primo de Rivera protagonizó un golpe de Estado que dio paso a una dictadura militar inspirada en el fascismo de Italia. Dicho golpe se justificó con el argumento de que el sistema parlamentario y constitucional estaba desprestigiado y era incapaz de garantizar el orden social y de frenar la revolución social que se avecinaba. El nuevo régimen instauró una dictadura militar, suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento y prohibió los partidos políticos y los sindicatos. También destituyó a todos los cargos electos y estableció una censura de prensa. Suprimió la Mancomunidad Catalana y ejerció una gran presión sobre los intelectuales, profesores universitarios y organizaciones de izquierda. Falto de apoyos, el dictador dimitió en enero de 1930. Alfonso XIII nombró jefe del gobierno a Berenguer.
La proclamación de la República
Las elecciones municipales fueron convocadas en abril de 1931. Entonces la oposición al régimen monárquico constituyó una coalición para presentarse unida a las elecciones, mientras los partidos monárquicos se presentaron divididos. La coalición republicano-socialista triunfó en las grandes capitales y en las zonas industriales. El resultado dejaba claro un rechazo a la monarquía y un deseo de cambio político. El 14 de abril de 1931 se proclamó la República.
El gobierno provisional
Inmediatamente se formó un gobierno provisional integrado por republicanos que inició las primeras reformas:
- Amnistía para los presos políticos y libertad de partidos y sindicatos.
- Leyes sociales para mejorar la situación de los jornaleros.
- Establecimiento de una Generalitat provisional de Cataluña.
- Convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.
En junio de 1931, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista.
La Constitución de 1931
Reconocía el sufragio universal masculino y femenino y proclamaba la aconfesionalidad del Estado. Tenía una declaración de derechos individuales y establecía amplias libertades públicas y privadas. Reconocía el derecho a la propiedad privada, pero se facultaba al gobierno para expropiar bienes considerados de utilidad pública.
Las Revueltas de 1934
En 1934 tuvo lugar una remodelación del gobierno, que dio entrada a tres ministros de la CEDA. Este hecho fue la chispa que encendió el estallido de revueltas en todo el país, aunque fue en Asturias y en Cataluña donde alcanzaron mayor gravedad: en Cataluña, donde el gobierno de la Generalitat conservaba una coalición de izquierdas, fue el propio…