La Crisis del Antiguo Régimen y la Guerra de la Independencia
El Reinado de Carlos IV y la Influencia Francesa
La crisis del Antiguo Régimen en España se inicia con el reinado de Carlos IV. Su llegada al trono provocó el freno de las reformas ilustradas y la declaración de guerra contra la Convención Francesa. En 1795, se firmó la Paz de Basilea, que unió a Francia y España, con Inglaterra como enemigo común. Se reanudaron las reformas ilustradas, lideradas por Godoy, lo que provocó el rechazo de los estamentos privilegiados.
La colaboración con Francia provocó el aumento de los gastos militares y el crecimiento de la deuda pública.
El Tratado de Fontainebleau y el Motín de Aranjuez
En 1807, se firmó el Tratado de Fontainebleau entre España y Francia, por el cual se permitía el paso de las tropas francesas en dirección a Portugal. La presencia de las tropas francesas en territorio español provocó la desconfianza de la población y el aumento del odio hacia Godoy, lo que llevó al Motín del Escorial para impulsar la candidatura al trono del hijo de Carlos IV, Fernando.
Se produjo el Motín de Aranjuez en 1808. Godoy se salvó, pero Carlos IV se vio obligado a abdicar.
Las Abdicaciones de Bayona y el Reinado de José I
Carlos IV pidió ayuda a Napoleón para recuperar el trono, pero se produjeron las Abdicaciones de Bayona, por las cuales Fernando VII devolvió el trono a Carlos IV y este se lo cedió a Napoleón, quien a su vez se lo cedió a su hermano José.
José I llegó al trono con un proyecto político reformista para sacar a España del Antiguo Régimen. Su sistema político se basaba en el Estatuto de Bayona, una carta otorgada que pretendía establecer los fundamentos de un régimen liberal, pero la guerra impidió su puesta en práctica.
Se pretendía atraer a los sectores ilustrados españoles, los afrancesados.
La Carta de Sebastini a Jovellanos
Sebastini, en representación de José I, envió una carta a Jovellanos para invitarle a colaborar con el nuevo reinado. En ella, utilizó tres argumentos fundamentales para convencerle:
- Apoyar la lucha contra los afrancesados era apoyar a los partidos del absolutismo y el Antiguo Régimen.
- Era servir a los intereses de Inglaterra.
- Era perder la oportunidad de acometer las reformas que necesitaba España.
Jovellanos rechazó el ofrecimiento y participó en la lucha contra los franceses. Fue miembro de la Junta de Asturias, después de la Junta Suprema Central, y participó en las Cortes de Cádiz.