El Sexenio Revolucionario (1868-1874)
Este periodo se caracterizó por una alta inestabilidad política. Tras el derrocamiento de Isabel II, se buscaba un nuevo modelo de gobierno. Francisco Serrano, líder del gobierno provisional, propuso adoptar el modelo de la Junta de Cádiz. Sin embargo, la llegada al trono de Amadeo de Saboya no logró consolidar la situación.
La Primera República (1873-1874)
La proclamación de la República abrió un periodo de gran efervescencia política y social. Se sucedieron cuatro presidentes en apenas once meses, y se enfrentaron diferentes proyectos de organización territorial y social. La falta de consenso y la presión de los sectores más conservadores llevaron al fin de la experiencia republicana con el golpe de Estado de Martínez Campos.
La Restauración Borbónica (1874-1931)
El pronunciamiento de Martínez Campos supuso la vuelta de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Se inició así un periodo de estabilidad política basado en el sistema canovista, un modelo de turno pacífico en el poder entre conservadores y liberales.
La Crisis del 98 y el Regeneracionismo
La pérdida de las últimas colonias españolas en América y Asia en 1898 supuso un duro golpe para el país. Se inició un movimiento intelectual y político conocido como Regeneracionismo, que buscaba analizar las causas de la decadencia española y proponer soluciones para modernizar el país.
El Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)
La llegada al trono de Alfonso XIII coincidió con un periodo de creciente conflictividad social y política. El sistema canovista entró en crisis, incapaz de dar respuesta a las demandas de las clases populares y a la cuestión territorial. El auge de los nacionalismos periféricos, la Semana Trágica de Barcelona en 1909 y el desastre de Annual en Marruecos en 1921 agravaron la situación.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En este contexto de crisis, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923, instaurando una dictadura que pretendía acabar con la conflictividad social y regenerar la vida política. Sin embargo, la dictadura no logró solucionar los problemas de fondo y, tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930, se abrió un periodo de transición que culminaría con la proclamación de la Segunda República en 1931.