Introducción
Dos fechas marcan los límites temporales de este tema: 1902, año de la subida al trono de Alfonso XIII, y 1923, momento en el que el sistema político de la Restauración termina por derrumbarse con la dictadura de Primo de Rivera. Entre esos dos años asistimos a la crisis del sistema, agravada por el desastre del 98, que deja al descubierto todos los males de España. Se tratará de dar solución a través del Regeneracionismo, pero la oposición de las clases privilegiadas frena una reforma en profundidad. El sistema se verá sacudido por profundas crisis, 1909 y, sobre todo, 1917. De 1918 a 1923 desapareció el turnismo y se formaron gobiernos que no pudieron evitar el protagonismo militar y la instauración de la dictadura de Primo de Rivera.
Desarrollo
Crisis de 1898 y las Críticas al Régimen de la Restauración
1898 fue el año del desastre colonial, de la pérdida de las últimas posesiones americanas, pero también el punto de partida para la disolución del sistema de la Restauración. La derrota había provocado un ambiente de pesimismo y era necesaria una labor de modernización. Además, en este contexto se sitúan varios movimientos de opinión que, además de criticar la situación española, trataban de cambiarla:
- El Regeneracionismo: un movimiento de opinión que intenta dar soluciones a la crisis poniendo de manifiesto que el sistema político había fracasado, pero no estaba agotado al no haber contado nunca con las masas del país, con lo que se debía hacer partícipe del mismo a toda la población.
Joaquín Costa fue su líder. Sus ideas iban dirigidas a la sustitución de la política que beneficia a la oligarquía por reformas encaminadas a las masas, con el apoyo de las clases medias. Las reformas, además de leyes políticas, pasaban por fomentar actuaciones socioeconómicas. Todo para acabar con la situación de guerra que existía entre patronos y obreros. El Regeneracionismo fracasó porque Costa quiso hacer de él un partido político independiente. Además, la muerte de Cánovas del Castillo, hacían que comenzaran a oírse voces acerca de la necesidad de una “mano de hierro” que aportará la solución.
- Generación del 98: Unamuno, Machado, Valle-Inclán, Azorín, Baroja, Maeztu. Su característica común era la preocupación por España. Sus opiniones fueron fundamentales para la toma de conciencia, sobre todo Antonio Machado, con la creación del concepto de las dos Españas: una España del progreso y librepensadora y otra España encerrada en sí misma.
- Novecentismo: fue otro movimiento que aspiraba a la modernización por la cultura. Se desarrolló en Cataluña con figuras como Eugeni d’Ors, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, y su preocupación fundamental fue el distanciamiento de España respecto de Europa.
La política quedó impregnada con estas ideas de Regeneracionismo, lo que propició algunas relevantes realizaciones, en especial con el gobierno del conservador Silvela (sucesor de Cánovas) y de E. Dato. Estos gobiernos abordaron algunos problemas arrastrados durante todo el siglo XIX: equilibrio de los presupuestos del Estado, creciente intervención estatal en materia social. Pero fue sobre todo bajo el liderazgo del conservador Antonio Maura, con su “revolución desde arriba”, y el liberal Canalejas, con su política social, cuando se materializaron estas reformas.
Reinado de Alfonso XIII
En 1902, Alfonso XIII es proclamado mayor de edad y continúa el sistema de alternancia política entre liberales y conservadores, pero, desaparecidos Cánovas (1897) y Sagasta (1903), el sistema comienza a tambalearse. Los motivos fueron, entre otros, la desaparición de los líderes que gestaron el sistema o la sucesión posterior de gobiernos más débiles. Los gobiernos del conservador Antonio Maura suponen un intento de revitalizar la política, la creación de un Estado fuerte y capaz de gobernar, que terminase con el caciquismo. Intentó la descentralización regional, pues quiso acabar con el caciquismo mediante un funcionamiento democrático de los ayuntamientos y las diputaciones provinciales a través de una nueva Ley Electoral, que no llegó a aprobarse. Además, creó el Instituto de Reformas Sociales y, en cuanto a la intervención en economía, se aprobó una ley de fomento de la industria nacional, fomento de las comunicaciones…
Bajo este panorama estalla la Crisis de 1909. El gobierno decide enviar una expedición al protectorado marroquí para defender los intereses españoles tras un fuerte ataque de los indígenas del Rif, llamando a los reservistas. La represión gubernamental fue fuerte, con el saldo de numerosas muertes y la condena a muerte de un grupo de anarquistas, entre ellos el maestro Ferrer Guardia. El partido Liberal se sumó a las fuertes críticas a nivel internacional pidiendo la dimisión de Maura. La suma del Partido Liberal a las protestas de los revolucionarios europeos forzaron la dimisión de Maura. El Pacto de El Pardo se había roto y correspondió a Alfonso XIII el intento de reconstruir la normalidad del turnismo.
Gobiernos hasta la Crisis de 1917
La crisis de 1909 y la muerte de los fundadores generó divisiones internas dentro de los partidos dinásticos. Era el Rey el que tenía que elegir entre las distintas facciones dentro de los partidos. Canalejas, dentro del Partido Liberal, pretendió llevar a cabo un programa regeneracionista para ganarse el apoyo de la clase obrera, pero también fracasó en su intento, pues tuvo que enfrentarse con movimientos de huelgas y fue asesinado en 1912. Igual que Dato, por los conservadores.
La Crisis de 1917
La declaración de neutralidad para España por el gobierno de Dato en la Primera Guerra Mundial significó un periodo de grandes beneficios económicos, ante la fuerte demanda de los países beligerantes. Esta etapa expansiva fue mal aprovechada al no invertirse los beneficios en la modernización de infraestructuras, distanciando más a las clases sociales: las beneficiadas por el aumento de las exportaciones y los perjudicados por el aumento de los precios, aumentando el malestar que también afectó al estamento militar y dio lugar a la triple revolución de 1917: social, política y militar.
- Revolución militar: el ejército estaba caracterizado por estar atrasado, con un exceso de mandos (que gozaban de una buena vida y participaban en política) y dividido entre africanistas, que ascendían rápidamente por méritos de guerra en el norte de África, y los peninsulares, que ascendían por antigüedad. En 1916, los regimientos de artillería y caballería peninsulares se organizaron en juntas de defensa exigiendo ascensos cerrados por antigüedad, cuestiones corporativas y haciendo críticas regeneracionistas al gobierno, del cual consiguieron su destitución. El nuevo, presidido por Dato y por temor a un golpe militar, legalizó las juntas y aceptó algunas de sus peticiones.
- Revolución política: siguiendo a las juntas militares, los parlamentarios catalanes, como Cambó y Riba, exigieron al gobierno la celebración de una asamblea de parlamentarios en Barcelona, apertura de las Cortes y una reestructuración del Estado que incluyese la autonomía de Cataluña. Ante la negativa del gobierno, estos se reunieron en una nueva asamblea de parlamentarios en Madrid exigiendo la celebración de Cortes constituyentes. Las protestas finalizaron debido al miedo a una represión similar a la sucedida en la Huelga General, junto a la oferta por parte del rey de incluir a dos miembros de la Lliga en el gobierno.
- Revolución social: inspirados por las juntas de defensa, los parlamentarios y una huelga ferroviaria, el PSOE, UGT y CNT organizaron una huelga general que se extendió a toda España y se convirtió en una auténtica revolución social. El Estado respondió decretando el estado de guerra, seguido de una fuerte represión que se saldó con decenas de muertos, miles de detenidos y el comité directivo de la huelga condenado a cadena perpetua, lo que provocó que la asamblea de parlamentarios diese un paso atrás.
Tras la crisis de 1917, el turnismo estaba acabado y los gobiernos de coalición que integraban a los principales partidos se convirtieron en la única opción posible.
Conclusión
La huelga de 1917 abrió una auténtica crisis política. De 1917 a 1923 hubo trece cambios de gobierno. La participación de los nacionalistas (la Lliga de Cambó) en los gobiernos de concentración reforzaron el carácter estable. El año 1921 fue clave por el asesinato de Eduardo Dato y el fracaso en la Guerra de Marruecos (Desastre de Annual). A la difícil situación política se sumó un agravamiento en la conflictividad social. Entre 1919 y 1922 se sucedieron los enfrentamientos entre patronos y obreros (Trienio Bolchevique). Finalmente, la dictadura de Primo de Rivera puso fin a la difícil trayectoria de la monarquía desde principios del siglo XX.