1.4. La crisis del progresismo
En 1837, los progresistas perdieron el poder. Se pueden decir que fueron víctimas de su propia política: montaron un sistema electoral tan restringido que los electores prefirieron a los moderados.
Los moderados hicieron desde el gobierno una política para eliminar las reformas introducidas por los progresistas:
Limitación de la libertad de imprenta.
Ley de Ayuntamientos que facultaba a la Corona para nombrar a los alcaldes de las capitales de provincia.
Ley electoral aún más restrictiva.
Esta política, realizada de acuerdo con la Regente, provocó el enfrentamiento de esta con los progresistas. Un amplio movimiento insurreccional provocó que, en Mayo de 1841, asumiera la Regencia el general Espartero, figura de gran prestigio después de la guerra carlista.
La política de Espartero fue muy autoritaria. Incapaz de colaborar con las Cortes, se aisló cada vez más, incluso de sus propios seguidores. En 1842, aprobó una ley que abría el mercado español, lo que ponía en peligro a la industria textil catalana. Ello provocó que Barcelona se levantara en armas contra el Regente: Espartero mandó bombardear la ciudad. Ese fue el inicio de su final político. En 1843 abandonó la Regencia y se exilió en Inglaterra.
Tras tanta inestabilidad política y para poner fin a la crisis, las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II, que se convirtió en reina con trece años.
2º. El reinado de Isabel II (1843-1868)
El 10 de Noviembre de 1843, Isabel juraba el cargo de Reina de España Se mantendría hasta 1868. Se divide en tres tramos:
1. La década moderada (1843-1854)
2. El bienio progresista (1854-1856)
3. Uníón Liberal y crisis del moderantismo (1856-1868)
2.1. Los partidos políticos
Los dos grandes partidos del periodo isabelino fueron los moderados y los progresistas:
1º. Los moderados
Formado por terratenientes, comerciantes, altos mandos del ejército, la nobleza y el clero “reciclado”. Eran defensores celosos del derecho de propiedad y del “orden”, e hicieron del sufragio censitario su mejor arma. También defendían: la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, la limitación de los derechos individuales y el aumento del poder de la Iglesia católica.
2º. Los progresistas
Predominaban los elementos de la pequeña y mediana burguésía, tanto económica como profesional. Eran defensores de las reformas que permitieran establecer en España un auténtico régimen liberal. Defendían: la soberanía nacional sin límites, los derechos individuales, la ampliación del sufragio y el recorte de los poderes de la Iglesia católica.
Un grupo de progresistas formó, en 1849, el Partido Demócrata, con una ideología más radical.
En 1854, nacíó un nuevo partido, La Uníón Liberal, formado por algunos moderados y por los elementos más conservadores del progresismo.
2.2. El ejército
Las guerras carlistas convirtieron al ejército en el principal soporte del trono de Isabel II. Los cambios de gobierno fueron precedidos de movimientos militares. Esta actuación de los militares se explica, sobre todo, por la debilidad de los partidos políticos y su miedo a la participación popular.
2.3. La evolución política
1º. La década moderada (1844-1854)
Las elecciones de 1844 supusieron una victoria aplastante de los moderados. Al frente del gobierno, se situó el general Narváez.
El nuevo régimen era un sistema político montado para defender los intereses del nuevo grupo social dominante, la llamada burguésía terrateniente.
Los intereses de este grupo eran defenderse del carlismo y de lo que supónía. La Corona, el Ejército, la Iglesia y los grandes propietarios agrícolas impusieron su poder a través del gobierno de los moderados.
En 1845, se aprobó una nueva Constitución (que era muy moderada), carácterísticas:
Sustituye la soberanía nacional de la Constitución de 1937 por la soberanía compartida Rey-Cortes
Amplía los poderes del ejecutivo y reduce los del legislativo.
Establece la exclusividad de la Iglesia católica y compromiso de subvencionarla
Los Ayuntamientos y Diputaciones estarían controlados por el Gobierno a través del nombramiento de sus dirigentes.
Suprime la Milicia Nacional
Mantiene el sufragio censitario que sería (regulado por una ley posterior.
Los senadores serían nombrados por la Corona, en número ilimitado y con carácter vitalicio.
La declaración de derechos quedaba fuera del texto constitucional.
La Corona recibía grandes poderes
Elegía a los senadores, nombraba a los ministros y podía disolver las Cortes cuando le pareciera oportuno.