10. Isabel II INTRODUCCIÓN Al morir Fernando VII en 1833, Isabel II (su hija) fue proclamada reina. Su tío, Carlos María Isidro, se opuso, desatando la Primera Guerra Carlista. Isabel fue apoyada por los liberales, quienes pretendían imponer su régimen. El régimen se cuestiónó por la división de los liberales en moderados (querían mantener la posición social) y progresistas (querían ampliar su posición). El apoyo de Isabel a los moderados provocó pronunciamientos progresistas. La solución fue crear un partido intermedio: La Uníón Liberal, que fracasó. El liberalismo isabelino entró en crisis por su falta de representatividad, su autoritarismo y la crisis económica provocando su caída en 1868. DESARROLLO 1. REVOLUCIÓN LIBERAL Isabel fue proclamada reina en 1833, tras morir Fernando VII. Su madre, María Cristina de Borbón, convertida en regente, acordó con los liberales ante el alzamiento de los carlistas. Aprovechando esto, hubo una revolución liberal que asentaba los conceptos de soberanía nacional, defensa de derechos y libertades individuales, división de poderes, Cortes representativas, defensa de la constitución y limitación del poder real. Los liberales se dividieron en dos partidos:
Partido moderado (nobleza, clero y alta burguésía). Defendía los poderes del rey, el centralismo, el sufragio censitario, las Cortes bicamerales, el clericalismo, la restricción de los derechos y el proteccionismo. Su obra fue la Constitución de 1845. Destacaron Bravo Murillo y Narváez.
Partido progresista (clase media). Defendía la disminución de los poderes del rey, la soberanía nacional, el sufragio censitario ampliado, el unicameralismo, el anticlericalismo, la ampliación de los derechos y la libertad de prensa. Destacaron Mendizábal, Espartero y Madoz. 2. CARLISMO Y GUERRAS CARLISTAS Hubo tres guerras carlistas: La primera (1833-40) entre Isabel II y Carlos María Isidro, la segunda (1846-49) al casarse Isabel con su primo Francisco de Asís y no con el hijo de Carlos, y la tercera (1872-76) entre Carlos VII y Alfonso XII.
Primera Guerra Carlista:
Los medios rurales y el bajo clero eran carlistas. Defendían la monarquía absoluta, el catolicismo y el foralismo. Predominaban en el País Vasco, norte de Cataluña y el Maestrazgo. Su lema era Dios, Patria, Rey y Fueros. Los medios urbanos apoyaron a los liberales (Isabelinos o cristinos). Los habitantes del campo veían en la ciudad un ataque a sus tradiciones, mientras que los habitantes de la ciudad menospreciaban a los del campo por vivir anquilosados en el pasado. Esta rivalidad fue palpable en la guerra. Presenta varias fases:Primera fase (1833-35):
El ejército carlista al mando de Zumalacárregui dominó gran parte del País Vasco y Navarra. En el Asedio de Bilbao en 1835 Zumalacárregui muere y la guerra se pone a favor de los liberales.Segunda fase (expediciones, 1835-37):
Los carlistas aún tuvieron éxitos, pero de nulas consecuencias como la pírrica expedición de Miguel Gómez, o la de Carlos María Isidro a Madrid. Pero Espartero, jefe liberal, pudo levantar el Asedio de Bilbao.Tercera fase (resistencia, 1837-40):
La imposibilidad de ganar provocó gran tensión entre los carlistas, en especial entre Maroto (partidario de un acuerdo) y los generales Guergue y Sanz (partidarios de seguir la guerra) que acabaron siendo ejecutados. En 1839, Maroto llegó a un acuerdo con Espartero (Convenio de Vergara) y ambos bandos se reconciliaron. Pese a la derrota, el carlismo siguió en algunos lugares. Carlos abandonó España, aunque la guerra se prolongó un año más en el Maestrazgo, donde el general Cabrera resistíó hasta ser acorralado. Este marchó a Francia tras caer la plaza carlista de Morella. Así, el liberalismo quedó asentado en España. 3. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL a) RegenciasRegencia de María Cristina (1833-1841):
María Cristina nombró primer ministro a Cea Bermúdez, quien aprobó la división provincial en 1833. Con la guerra y el descontento militar, llegó al poder Martínez de la Rosa, que arrancó a la reina el Estatuto Real de 1834. Era una Carta Otorgada por la que se establecían unas Cortes divididas en Próceres, designados por la reina, y Procuradores, por sufragio restringido. La guerra forzó el acercamiento a los progresistas, y se nombró a Mendizábal jefe de gobierno en 1835, quien
liquidó la deuda pública, reformó el Estatuto Real y la milicia nacional, alistó a 100000 hombres y desamortizó los bienes religiosos. Esto último llevó a María Cristina a destituirlo, provocando el levantamiento de los Sargentos de la Granja, que la obligaron a jurar la Constitución de 1812. Tras esto, el gobierno progresista de Calatrava elaboró la Constitución de 1837 (más moderada que C1812), aceptada por moderados y progresistas. Entonces, llegaron al poder los moderados, que querían parar las leyes progresistas, provocando la imposición de Espartero a la regente, la cual dimitíó.
Regencia de Espartero (1841-43):
Su carácter autoritario provocó la ruptura con el ala civil de su partido dirigido por Olózaga. La crisis económica ocasiónó protestas en Barcelona, que fueron reprimidas con bombardeos. Esto provocó un levantamiento de moderados y progresistas dirigido por Narváez.
B) Década moderada (1843-53):
En 1843 Isabel fue proclamada reina y Narváez presidente. Las iniciativas que asentaron el Estado fueron la Constitución de 1845, el centralismo, la reforma de la Hacienda, la reforma fiscal de Mon y Bravo Murillo y el restablecimiento de relaciones con la Iglesia. Con la Constitución del 45, el monarca se reservaba la potestad de disolver las Cortes bicamerales (Senado y Congreso). Además, se consagró el centralismo con el Código Penal, la creación de gobernadores civiles y la Guardia Civil (1844). La Iglesia Católica se convertía en la única verdadera por el Concordato de 1851.
C) Bienio progresista (1854-56):
El régimen reaccionario de Bravo Murillo provocó una oposición general. En 1854, la acción de progresistas, moderados y demócratas consiguió un cambio político que nacíó del Manifiesto de Manzanares (Cánovas del Castillo), y dio paso al pronunciamiento de Dulce y O’Donnell (Vicalvarada). La reina ofrecíó el gobierno a Espartero, apoyado por O’Donnell. Estos ampliaron las libertades y aprobaron las leyes de Ferrocarriles y Desamortización de Madoz (1855). Los progresistas redactaron la Constitución de 1856 (no se aprobó). O’Donnell sustituye a Espartero y crea la Uníón Liberal restableciendo la Constitución de 1845 con el apoyo de Narváez.
D) Uníón Liberal y Moderados:
La Uníón Liberal de O’Donnell y el partido moderado de Narváez se repartieron el poder. Hubo una expansión económica hasta 1866 por la inversión de capital extranjero y la especulación inmobiliaria. Se intervino en Marruecos en 1859, con la victoria de Prim en Wad Rass y la toma de Tetuán. Prim también intervino en México en 1861, pero fracasó. Otras actuaciones fueron en Conchinchina y Santo Domingo. El progresismo quedó marginado de la política y no contó con el apoyo de la Corona, por lo que en 1868 propuso el derrocamiento de Isabel tras el golpe de Topete.
CONCLUSIÓN
El sistema isabelino entró en crisis a mediados de los años 60 por:
Factores económicos:
La crisis europea de 1866 afectó a España con la quiebra de bancos, empresas de ferrocarriles e industrias siderúrgicas y textiles aumentando el malestar social.Factores políticos:
A la poca representatividad del sistema se une la acción represiva de los gobiernos. El brusco enriquecimiento de las clases dirigentes con la Bolsa y el ferrocarril y la presencia de camarillas de influencia en la reina, generaron la oposición del pueblo.
Por ello, progresistas, demócratas y unionistas constituyeron el Pacto de Ostende (1866), que derribó a Isabel II del poder mediante la Revolución de 1868: la Gloriosa.