La Hegemonía Económica Post-Primera Guerra Mundial y la Crisis en Europa
Tras la Primera Guerra Mundial, la hegemonía económica mundial se desplazó de Reino Unido a Estados Unidos, y Nueva York sustituyó a Londres como centro financiero. La readaptación de las economías europeas a la paz fue larga y difícil. El país más afectado por la crisis fue Alemania, ya que tenía que pagar las indemnizaciones de guerra, enfrentando una subida de precios y una pérdida de valor de su moneda, el marco. Este fenómeno se conoce como hiperinflación. En 1924, se produjo un crecimiento de la producción, un descenso del paro y una mejora en el nivel de vida en los países europeos, gracias a la aportación de capital británico y estadounidense.
El Crecimiento Económico en Estados Unidos y la Sociedad de Consumo (1922-1929)
Entre 1922 y 1929, en Estados Unidos se produjo un gran crecimiento industrial y un aumento del nivel de vida, dando lugar a la sociedad de consumo. Algunas viviendas empezaron a disfrutar de instalaciones antes reservadas para las clases altas, como calefacción, luz, electrodomésticos y automóviles, adquiridos gracias a la compra a plazos. El «modo de vida americano» se extendió por el resto del mundo. Las formas de ocio también cambiaron, popularizándose espectáculos como el cine, el cabaret, los deportes de masas, la música popular, la prensa y la radio.
Tensiones Internacionales y el Plan Dawes
A comienzos de 1920, la tensión entre Francia y Alemania era muy elevada. Alemania, incapaz de pagar las reparaciones de guerra, provocó que Francia ocupara la región del Ruhr. En 1924, se implementó el Plan Dawes, mediante el cual Alemania recibió un préstamo de Estados Unidos que le permitiría pagar las reparaciones a sus aliados, quienes a su vez podrían saldar sus deudas con Estados Unidos. En 1925, se firmó el Tratado de Locarno, en el que Alemania reconocía sus fronteras con Francia y Bélgica. En 1926, Alemania fue admitida en la Sociedad de Naciones, y en 1928 se firmó el Pacto Briand-Kellogg, que rechazaba la guerra como forma de resolver conflictos internacionales.
El Crack de la Bolsa de Nueva York y la Gran Depresión (1929)
El crack de la Bolsa de Nueva York en 1929 desencadenó una grave crisis económica mundial. Las causas principales fueron:
- Superproducción: Tras la guerra, los países volvieron a fabricar todo tipo de productos, generando excedentes.
- Especulación: Los bancos concedieron créditos a empresas y particulares que invertían el dinero en la bolsa. El valor de las acciones no se correspondía con los beneficios reales de las empresas.
Cuando las empresas se vieron obligadas a buscar dinero, vendieron sus acciones. Esto sucedió el «Jueves Negro», cuando en la Bolsa de Nueva York se produjo una venta masiva de acciones. Los accionistas perdieron todo su valor, y las empresas e inversores se arruinaron. Fue el crack del 29.
La Gran Depresión se extendió por el mundo. Los bancos estadounidenses repatriaron los capitales invertidos en Europa, agravando la crisis.
El New Deal y la Conferencia de Londres
Las medidas iniciales tomadas en Estados Unidos para salir de la crisis agravaron los problemas. En 1933, Franklin D. Roosevelt puso en marcha el programa New Deal, que implicaba una mayor intervención del Estado en la economía: obras públicas, mejora de las condiciones laborales y restauración del sistema financiero. La Sociedad de Naciones convocó la Conferencia de Londres para tomar medidas económicas conjuntas, pero fracasó.
El Triunfo de las Dictaduras y el Extremismo Político
La situación política europea en la época de entreguerras era compleja. Se implantaron regímenes democráticos, pero frágiles, en un contexto de crisis y tensiones sociales. En algunos países, se impusieron regímenes dictatoriales, destacando Italia, donde en 1922 Mussolini, líder del Partido Fascista, tomó el poder. También se establecieron dictaduras en España, Hungría y Polonia.
La crisis del 29 provocó la pérdida de confianza de la población en la democracia. Los partidos extremistas ganaron seguidores. Los obreros y campesinos aumentaron su apoyo a los comunistas, mientras que las clases medias y altas apoyaron a los partidos de extrema derecha. En muchos países se desarrollaron partidos de ideología fascista. En este contexto, surgieron tres regímenes totalitarios: el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y el estalinismo en la URSS.
El Fascismo Italiano y la Dictadura de Mussolini
Italia, tras participar en la Primera Guerra Mundial, enfrentó una profunda crisis. La pérdida de vidas humanas, las promesas incumplidas en los tratados de paz y la elevada inflación generaron un gran descontento social. Gran parte de la población comenzó a apoyar a partidos extremistas: el Partido Comunista a la izquierda y los Fasci Italiani di Combattimento (conocidos como «camisas negras»), dirigidos por Benito Mussolini, a la derecha.
Características del Fascismo Italiano:
- Sumisión del individuo al Estado.
- Culto al líder (Duce).
- Oposición a la democracia y al comunismo.
- Partido único.
- Culto a la violencia.
- Control de los medios de comunicación y uso de la propaganda.
- Importancia de los símbolos y desfiles.
- Control estatal de la economía (autarquía).
- Exaltación de los valores nacionales y militarismo.
La Marcha sobre Roma y el Establecimiento de la Dictadura:
Los «camisas negras» utilizaron la violencia contra militantes de izquierda y líderes sindicales. Ante la imposibilidad de acceder al poder por vía legal, Mussolini organizó la Marcha sobre Roma. El rey Víctor Manuel III cedió y nombró a Mussolini jefe de gobierno. Mussolini obtuvo plenos poderes, convocó elecciones y, tras una campaña de terror, eliminó a sus oponentes, suprimió las libertades individuales, creó una policía política (OVRA) e implantó la censura. En el terreno económico, buscó la autarquía. Su política exterior expansionista llevó a la ocupación de Etiopía y Albania, y a la intervención en la Guerra Civil Española.
La República de Weimar y el Ascenso del Nazismo en Alemania
Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, se formó un gobierno provisional que enfrentó revueltas espartaquistas. En 1919, se promulgó la Constitución de Weimar, convirtiendo a Alemania en una república democrática. Sin embargo, la nueva democracia enfrentó la oposición de grupos políticos extremistas.
Hitler y el Partido Nazi:
En 1919, Adolf Hitler se afilió al DAP, que luego se convirtió en el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP). Hitler remodeló el partido y creó las Secciones de Asalto (SA). En 1923, lideró un fallido golpe de Estado en Múnich. En prisión, escribió Mein Kampf, donde expuso los principios básicos del nazismo:
- Racismo y antisemitismo.
- Superioridad de la raza aria.
- Teoría del «espacio vital» (Lebensraum).
El Ascenso de Hitler al Poder:
La hiperinflación y la crisis del 29 aumentaron las tensiones sociales en Alemania. Los industriales y financieros apoyaron al partido nazi. En las elecciones de 1932, los nazis obtuvieron una importante representación, pero no la mayoría absoluta. Presionado, el presidente Hindenburg nombró canciller a Hitler en enero de 1933.
El Totalitarismo Nazi y la Persecución Judía
Hitler consolidó su poder en Alemania. En 1933, los nazis provocaron el incendio del Reichstag, culpando a los comunistas y usándolo como pretexto para perseguir a la oposición. Eliminó a todos los partidos políticos y a sus oponentes dentro del NSDAP en la «Noche de los cuchillos largos». Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se convirtió en presidente de la República, jefe de Estado, jefe de gobierno y presidente del partido (Führer), instaurando el Tercer Reich.
Hitler consideraba prioritaria la «pureza racial». Se inició el asesinato de enfermos y discapacitados y se implantó una sistemática política antisemita:
- 1933: Prohibición a los judíos de ejercer muchas profesiones.
- Leyes de Núremberg: Prohibición de matrimonios entre judíos y arios.
- 1938: «Noche de los Cristales Rotos»: Asesinato de judíos y destrucción de sinagogas.
- 1942: Durante la Segunda Guerra Mundial, se exterminó a millones de judíos (Holocausto).
La Economía Nazi:
El Estado nazi intervino en la economía para superar la crisis. Se aseguró el orden en los centros de trabajo, se creó un sindicato único y se buscó la autarquía. Se fomentaron grandes obras públicas y un intenso rearme. Se logró un aumento de la producción industrial y el pleno empleo, pero esta política dependía del expansionismo exterior, es decir, de la guerra.