La Crisis Demográfica
La Península Ibérica había experimentado un crecimiento poblacional continuo desde el siglo XI. Este aumento permitió la repoblación y explotación de las tierras conquistadas a los musulmanes. Sin embargo, desde mediados del siglo XIII, surgieron síntomas de estancamiento: malas cosechas, abandono de tierras y carestía de alimentos. En este contexto, la peste negra penetró por la costa mediterránea, causando una gran caída de la población, especialmente en Cataluña y el norte de Castilla. En el siglo XV, la población se recuperó, excepto en Cataluña, donde la crisis persistió.
La Crisis Agraria
La agricultura, con escasa evolución desde la época romana, producía cosechas insuficientes para el consumo y la reserva. Las malas cosechas, causadas por el clima o plagas, disparaban los precios y provocaban hambrunas. La peste negra agravó la situación, con el abandono de aldeas y el alza de precios. La crisis agraria se prolongó durante gran parte del siglo XV.
La Mesta
Desde el siglo XIII, la ganadería ovina experimentó un gran crecimiento. Los grandes rebaños, propiedad de los señores, contaban con pastos y caminos reservados para la trashumancia. Esto generó conflictos con los campesinos, cuyas tierras eran invadidas por las ovejas. A pesar de ello, los reyes protegieron a los ganaderos. El número de ovejas en Castilla aumentó de 1.5 millones en 1300 a 3 millones en 1400, y cerca de 5 millones a finales del siglo XV.
La Artesanía
La producción artesanal, dispersa y orientada al autoconsumo, tenía un peso económico reducido. Sectores como el cuero y la cerámica en Valencia, y el hierro en Vizcaya, prosperaron en el siglo XV. La fabricación de paños fue el sector más desarrollado, especialmente en la Corona de Aragón, con ciudades como Zaragoza, Valencia y Barcelona. Esta última, impulsada por la caída de la producción de paños del norte debido a las guerras con Francia, se convirtió en un importante centro textil. La producción estaba regulada por los gremios, que controlaban precios, calidad y competencia. La crisis demográfica impactó fuertemente en la artesanía.
El Comercio Castellano
La mayor parte de la producción se destinaba al autoconsumo o a mercados locales. El trueque era común y la moneda escasa en el campo. A pesar de la crisis del siglo XIV, el comercio creció en Castilla. La alcabala, impuesto sobre las transacciones comerciales, se convirtió en la principal fuente de ingresos de la Corona. Las ferias, como las de Medina del Campo, que a finales de siglo se convirtieron en las más importantes de Europa, impulsaron el comercio, la banca y las finanzas.
Auge y Crisis del Comercio en la Corona de Aragón
El comercio en la Corona de Aragón se centraba en Barcelona y su proyección mediterránea. La ciudad, con consulados y factorías en las principales ciudades del Mediterráneo, permitía a los comerciantes catalanes comerciar con especias de Oriente. Impulsada por una burguesía rica, Barcelona creció hasta alcanzar unos 50.000 habitantes en 1340, convirtiéndose en el motor económico de la Corona. Sin embargo, a partir de entonces, comenzaron los síntomas de la crisis. A finales del siglo XIV, varios banqueros quebraron, y a lo largo del siglo XV, la crisis se agravó por las rivalidades internas y la guerra civil de 1462-1472.