1. LAS OLEADAS REVOLUCIONARIAS
1.2. Movimientos revolucionarios de 1820
La primera oleada revolucionaria comenzó en España en 1820. La sublevación en Andalucía de las tropas destinadas a sofocar las revueltas independentistas de las colonias americanas, apoyadas por el ejército y de las causas urbanas, obligaron a Fernando VII a aceptar la Constitución liberal de 1812. El pronunciamiento de Rafael de Riego, uno de los militares que inició el levantamiento proliberal, precipitó también la independencia de las colonias españolas americanas. En el sur de Europa impulsó las revueltas liberales que estallaron en Nápoles, el Piamonte y Portugal, proceso en el que se produjo la emancipación de Brasil (1822).
Estos movimientos fracasaron debido a las fuerzas absolutistas. El único que acabo triunfando, después de una larga guerra de independencia (1821-1929), fue el levantamiento de los griegos contra el dominio turco. El pueblo griego encontró apoyo en la opinión europea. El Imperio otomano, vio limitado su poder en Servia y sufría el acoso militar de Francia y de Reino Unido, y la presión de potencias vecinas, como Austria y Rusia, con intereses estratégicos en la península de los Balcanes.
1.3. LAS REVOLUCIONES DE 1830
En 1830, la insurrección popular que estalló en París inició una serie de movimientos revolucionarios en Europa con un claro carácter liberal y nacionalista.
* En Francia, la revolución tuvo su origen en la política reaccionaria impuesta por Carlos X. Las masas populares, que levantaron las barricadas de París, contaron con la complicidad del ejército. La insurrección se extendíó por todo el país y obligó al rey a marchar hacia el exilio. El trono fue ocupado por Luis Felipe de Orleans, un monarca dispuesto a favorecer los intereses de la burguésía y a promulgar una constitución de carácter liberal.
* La revolución se extendíó a Bélgica. El reino de los Países Bajos había sido creado por el Congreso de Viena y albergaba dos sociedades muy dispares. Las provincias del sur del Reino de los Países Bajos, se opónían al dominio político holandés. Expulsadas las tropas holandesas de Bruselas, una coalición de católicos y liberales proclamó la independencia de Bélgica. En la Conferencia de Londres (1831), las grandes potencias, Austria, Francia, Gran Bretaña, Prusia y Rusia, aceptaron la independencia, a pesar del rechazo de Holanda. La lucha nacionalista de los belgas iba unida a los principios liberales, reflejados en la Constitución de 1831, aprobada después de la independencia.
* En Polonia se produjo una revuelta nacionalista contra la opresión rusa. La represión zarista impuso el absolutismo de Alejandro I, acabó con la autonomía limitada que manténía los polacos y persiguió su cultura, su lengua y su religión.
* Igual suerte corrieron los levantamientos ocurridos en Módena, Parma, Bolonia y los Estados Pontificios, aplastados por las tropas austriaca
Los movimientos de 1830 originaron un claro distanciamiento entre las potencias occidentales, que fraguaron en 1834 la Cuádruple Alianza (Gran Bretaña, Francia, Portugal y España) y el bloqueo de la Santa Alianza,que reafirmó sus compromisos de intervencionismo antiliberal en Münchengrätz (1833).
1.4. LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS DE 1848
Fue el final del ciclo revolucionario abierto en 1815 contra la hegemonía de las monarquías absolutistas. Lo ocurrido en 1848 demostró la fuerza de las identidades nacionalistas. Y los límites del liberalismo político, dividido entre las constituciones moderadas apoyadas por la alta burguésía (sufragio censitario y derechos ciudadanos controlados) y la presión popular en favor de la democracia (sufragio universal y reformas sociales). Las clases trabajadoras comenzaron a tener voz propia.
El malestar social generalizado estaba motivado por la crisis de subsistencia producida en los años anteriores. Las malas cosechas y la carestía de los alimentos empeoraron las condiciones de vida de las clases populares. La crisis agraria afectó a la industria, empobreciendo a los artesanos y a los obreros.
Las medidas autoritarias impuestas por el Gobierno francés desencadenaron una amplia revuelta popular. El Gobierno había prohibido las reuniones políticas. La Guardia Nacional se negó a disparar contra manifestaciones populares. La presión de las barricadas llegó hasta el Palacio Real y provocó la huida de Luis Felipe de Orleans.
Se proclamó la segunda república y un Gobierno provisional instauró el sufragio universal masculino, abolíó la pena de muerte y la esclavitud, y reconocíó los derechos sociales de los trabajadores. Los motines y los enfrentamientos ocurridos unos meses más tarde apoyaron la represión del ejército y la creación de un gobierno de orden y represor de los movimientos populares. Luis Napoleón
Bonaparte logró la presidencia de la nueva República en 1849. Dos años más tarde dio un Golpe de Estado y se proclamó emperador con el nombre de Napoleón III. Era el inicio en Francia de la época del Segundo Imperio.
En Austria, las protestas y las manifestaciones populares que se adueñaron de las calles de Viena consiguieron la destrucción de Metternich y la abdicación del emperador austriaco, Fernando I. Su sucesor, Francisco José I (1848-1916), se vio obligado a aceptar la abolición de la servidumbre feudal y a promulgar una constitución liberal. El nuevo parlamento se negó a aceptar las reivindicaciones nacionalistas de los distintos pueblos que integraban el Imperio austro-húngaro. Las tropas imperiales aplastaron los levantamientos producidos en Praga, en varias ciudades de Hungría, en el norte de Italia, en Nápoles y en los Balcanes.
Las revueltas populares se extendieron por Estados alemanes. Se llegó a formar un Parlamento alemán dispuesto a aprobar una constitución unitaria de carácter liberal. Pero el rey de Prusia se negó a aceptar una constitución basada en el sufragio universal y disolvíó el Parlamento. En toda la Europa del este, excepto en Rusia, desaparecíó la servidumbre del campesinado y las herencias del feudalismo.
El sistema parlamentario constitucional se impuso en la mayoría de los países del continente, las demandas democráticas quedaron incorporadas al ideario progresista y republicano. Las protestas populares demostraron la fuerza creciente de una nueva clase social, el proletariado. Y la derrota de los nacionalismos fue solo temporal, ya que dio inicio a un largo proceso de luchas y de movilizaciones políticas.