Cuba, la Perla de las Antillas
Cuba era posesión española desde que en 1492 Cristóbal Colón la descubriese y en 1511 Diego Velázquez la conquistase. Por su naturaleza y situación estratégica fue para España “La perla de las Antillas”. Con el declive de Haití se convirtió en la primera productora mundial de azúcar de caña, y temiendo lo de Haití, permaneció fiel a España. Pero debido a la abolición de la esclavitud y al declive del monopolio de azúcar, Manuel Céspedes inicia la guerra contra España por la independencia de Cuba el 10 de octubre de 1868 (Grito de Yara).
La Guerra de los Diez Años (1868-1878)
Comienza así la Guerra de los Diez Años (1868-1878). Tuvo como consecuencia inmediata el relevo de Sagasta por Cánovas. Inmersa España en la tercera guerra carlista, no podía dedicar todas sus energías al problema cubano. Pero terminada ésta, Cánovas envía a Cuba a Martínez Campos con promesas de amnistía, reformas y autonomía. La guerra concluye con la Paz de Zanjón (1878), pero España no cumplió sus promesas y hubo un nuevo intento, la Guerra Chiquita (1879-1880).
José Martí y la Segunda Guerra de Independencia
Hasta que José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano, los convence de que la única solución es la absoluta independencia de la corona española. Martí, junto con otros revolucionarios cubanos, protagonizaron la segunda guerra de independencia. Que comienza con el Grito de Baire el 24 de febrero de 1895, proclamando la República de Cuba. Un año más tarde Martínez Campos es sustituido por Weyler. En 1897 Cánovas es asesinado y Weyler es sustituido por el general Blanco. Los liberales combatieron las prácticas guerrilleras y Moret redacta una Constitución paralela para Cuba y España les concede la autonomía, que entra en vigor en 1898.
La Intervención de Estados Unidos y el Desastre del 98
En Filipinas se suscribió el Pacto de Biak-na-Bató que podía concluir con la insurrección. Los cubanos no se conformaban con la autonomía, interviene EEUU en 1898 por motivos económicos y geoestratégicos, que sería quien permitiera su autonomía limitadamente. El proyecto expansionista estadounidense culminó con la construcción del Canal de Panamá. El gobierno de McKinley trató de comprar la isla a España, y ante su rechazo declararon la guerra a España, tomando como excusa la explosión del “Maine” en la bahía de la Habana en 1898. El gobierno de Sagasta trató de pacificar la situación sin éxito. McKinley en su mensaje del 11 de abril de 1898 consiguió permiso del Congreso para intervenir militarmente en Cuba.
La guerra fue un paseo militar para EEUU, a pesar de que el gobierno español envió la flota del almirante Cervera, ésta muy pronto se vio bloqueada en Santiago por la escuadra norteamericana. La opinión de que una rendición provocaría la caída del régimen, provocó el hundimiento de la flota y cayeron Santiago de Cuba y Puerto Rico en manos de EEUU. Ambas naciones firmaron el Protocolo de Washington hasta llegar al acuerdo de Paz de París en diciembre de 1898 (Tratado de París).
España cede a EEUU, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam en el Pacífico. Se confirmaba la soberanía española en todos los territorios no mencionados en él por la ignorancia geográfica de los comisionados norteamericanos: como las islas Marianas, las Carolinas y las Palaos, que terminaran vendiéndolas a Alemania (Tratado hispano-alemán 1899). Para EEUU esta fue una etapa imperialista. Dueños del Caribe, aplicaron la “diplomacia del dólar” en toda América latina y el intervencionismo a escala mundial.
Para España, el “desastre del 98” provocó numerosas pérdidas humanas y materiales, se extendieron los sentimientos de inferioridad, desmoralización e impotencia; afectó sobre todo al Partido Liberal, pues Sagasta firmó la derrota y fue grave el desprestigio militar. Se desarrolla el Regeneracionismo donde destaca Joaquín Costa que publica “Oligarquía y caciquismo con la forma actual de gobierno de España”, programas basados en una reorganización política encaminada al bien común. En mayo de 1902 Alfonso XIII era proclamado rey y un año más tarde moría Sagasta, terminando el primer periodo del régimen de la Restauración.
La Intervención Española en Marruecos
La intervención española en el Magreb fue el resultado de los acuerdos franco-británicos de 1904. Gran Bretaña deseaba el control del estrecho de Gibraltar y Francia extender su dominio sobre el Magreb; ambos reservaron a España una zona al norte de Marruecos. El comienzo de la intervención y los límites de la expansión colonial española en Marruecos dependían de los británicos y franceses. El gobierno español solo quería garantizar la seguridad de Ceuta y Melilla.
En la Conferencia Internacional de Algeciras (1906), confirmaron los derechos de españoles y franceses sobre Marruecos, pero hasta el Tratado franco-español de 1912 no se realizó un reparto efectivo. La ocupación militar fue difícil, pues los indígenas marroquíes atacaron el ferrocarril y las tropas españolas fueron derrotadas en el Monte Gurugú y en el Barranco del Lobo. Los avances eran lentos pues Ceuta, Melilla y Larache estaban aislados entre sí y había que conectarlos.
En 1921, el ejército colonial fue derrotado en el Annual por Abd el-Krim y se perdieron gran parte de los territorios conquistados durante los 12 años anteriores por la imprudencia de Dámaso Berenguer y Fernández Silvestre, quien se suicidó tras la derrota. Ante este desastre, el General Picasso abrió el Expediente Picasso, convirtiéndose en uno de los motivos argumentados por el general Primo de Rivera para justificar el Golpe de Estado de 1923.