4.1 Los tratados de paz:
Los intereses de los vencedores reunidos en París divergían en algunas cuestiones. Así, el presidente estadounidense, Wilson, quería imponer una paz fundada en el derecho y el respeto a las nacionalidades, libertad de comercio y desarme, destrucción de los imperios y consolidación de la democracia. Mientras, los europeos eran más proclives a la defensa de sus intereses particulares. En resumen, los que habían perdido menos con la guerra (EE.UU) eran más generosos en la victoria, y los más perjudicados (Francia) deseaban fuertes compensaciones.
El más importante de los tratados fue el de Versalles, en el que se estipulaba la suerte de Alemania. Este acuerdo se elaboró partiendo de la base de que Alemania era responsable del conflicto y, por tanto, no fue resultado de unas negociaciones, sino de ina imposición, un Diktat, según los alemanes. En el tratado, el Imperio alemán entregaba Alsacia y Lorena a Francia, la Posnania a Polonia, y separaba la Prusia Oriental del resto del territorio por el llamado corredor de Danzig, mientras sus colonias eran repartidas entre los países vencedores.
Además, se a impuso Alemania el pago de fuertes reparaciones de guerra para compensar las destrucciones en los países vencedores. Debía entregar las minas de carbón del Sarre a Francia, y le fueron incautados sus bienes en el exterior y su flota mercante. Por último, se le obligó a abolir el servicio militar y a restringir los efectivos de su ejército a sólo 100000 hombres. En este sentido, se prohibía también la unión de Alemania con Austria y los aliados pasaron a ocupar la orilla izquierda del Rhin durante quince años, en lo que después sería territorio desmilitarizado.
Además de lo acordado en Versalles, otros tratados se ocuparon del resto de los vencidos. Así, por el de Saint-Germain, Austria perdía todos los territorios eslavos y se convertía en república. Por el tratado de Trianon, Hungría perdía la salida al mar y una parte de sus antiguos territorios eran cedidos a la nueva Checoslovaquia, a Yugoslavia y a Rumania. Por el tratado de Neuilly, Bulgaria cedía parte de sus territorios a Grecia. Por último, el tratado de Sèvres imponía al Imperio turco la cesión de territorios a árabes y griegos.
4.2 La Sociedad de Naciones: Por el Tratado de Versalles se crearon las bases de una nueva organización, la Sociedad de Naciones (SDN), que había de garantizar la paz en el futuro y fomentar la colaboración y la cooperación internacionales. La sede de esta institución se fijó en Ginebra, y quedó establecida en dos organismos: la Asamblea General, de la cual formaban parte todos los Estados miembros, y un Consejo integrado por las potencias ganadoras de la guerra
(Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) y por cuatro miembros más elegidos periódicamente por la Asamblea. La SDN quedó encargada de supervisar el cumplimiento de los tratados, de garantizar el desarme general, de proteger a las minorías nacionales de los respectivos Estados y de administrar los territorios sustraídos a Alemania y Turquía.
Pero a pesar de que el impulsador de la SDN había sido el presidente de Estados Unidos, firme defensor de la resolución de conflictos por la vía del acuerdo y la negociación, este país no se integró en la organización. Su ausencia, así como la de los propios vencidos o la de Rusia, aislada del resto de países tras la revolución bolchevique, convirtió la Sociedad de Naciones en una organización de vencedores de la guerra sin medios ni fuerza moral para imponer sus decisiones.
4.3 Una paz inestable
Gran parte de los historiadores coincide en afirmar que los veinte años que transcurrieron entre el final de la Primera Guerra Mundial hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial fueron un simple intervalo de un conflicto no resuelto.
Por un lado, al acabar la guerra, la mayoría de la población trabajadora europea, que había sufrido mucho durante el conflicto, volvió a una realidad cotidiana de enormes penurias. El ejemplo de la Revolución rusa había generado grandes expectativas y un clima revolucionario recorrió la Europa de la posguerra. En 1919 se produjo la insurreción de los espartaquistas alemanes, dirigidos por Rosa Luxemburg. Pero aunque el levantamiento fue aplastado, su ejemplo fue seguido en Baviera y en Hungría. Mientras, en Francia, en Italia y en Gran Bretaña se sucedía las huelgas y las manifestaciones.
Por otro lado, ese clima de crispación, unido a la humillación, la presión y la asfixia económica a la que fueron sometidos los vencidos, contribuyó, entre otros factores, al ascenso de los fascismos. Asimismo, la remodelación territorial que implicaron los tratados de paz no dio solución a los innumerables problemas nacionales de gran parte de los pueblos que integraban los antiguos imperios ya desaparecidos, Así, importantes minorías nacionales fueron englobadas en Estados donde no se sentían representadas, como fue el caso de los tres millones de alemanes asentados en la región de los Sudetes (Checoslovaquia).