La Transición Española a la Democracia (1975-1982)
Introducción
Con la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, se puso fin a la dictadura y se abrió paso a un período de transición política que conduciría a la implantación de la democracia en España. Este período presenta varios puntos decisivos: la aprobación de la Ley para la Reforma Política, la celebración de las primeras elecciones generales a Cortes en junio de 1977 y la aprobación de la Constitución Española en diciembre de 1978. La figura del rey Juan Carlos I, como jefe del Estado, fue indispensable. Esta etapa histórica, conocida como la Transición, abarca desde la formación del primer gobierno de Adolfo Suárez, quien sustituyó a Carlos Arias Navarro, hasta la victoria del PSOE en 1982.
La Transición Política: El Gobierno de Arias Navarro
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey en un contexto político de gran incertidumbre. Este proceso de transición se ha convertido, con el paso de los años, en un modelo para muchos países debido al escaso nivel de violencia que lo acompañó. Las fuerzas políticas en escena fueron:
- Franquistas: Tras el fallecimiento de Franco, se agudizaron las diferencias entre el «búnker», organizado en torno a figuras como Blas Piñar, y los «aperturistas», quienes estaban convencidos de la necesidad de cambio, como Fraga Iribarne y jóvenes que no habían vivido la Guerra Civil, siendo Adolfo Suárez la figura clave en este grupo.
- Fuerzas de oposición:
- La derecha liberal era muy débil y se agrupaba en torno a figuras como Ruiz Giménez y Gil Robles o los partidarios de Juan de Borbón, padre del monarca.
- Entre las fuerzas nacionalistas, destaca la aparición de Convergència Democràtica de Catalunya, dirigida por Jordi Pujol. En el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) era la fuerza mayoritaria, teóricamente contrario al terrorismo, aunque en la práctica no se enfrentaba a las acciones de ETA.
- En la izquierda, sobresalía el Partido Comunista de España (PCE), dirigido por Santiago Carrillo, el partido más organizado y activo al acabar la dictadura. El PSOE había celebrado un Congreso en Suresnes (Francia) en 1974, donde un nuevo grupo organizado en torno a Felipe González y Alfonso Guerra había llegado al poder. El Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván era otra fuerza de izquierda que terminó por unirse al PSOE.
La hegemonía comunista también se reflejaba en el mundo sindical, siendo Comisiones Obreras (CC.OO.) el sindicato más poderoso, mientras que la UGT se reorganizaba y la CNT se convertía en una fuerza meramente simbólica. Las diferencias entre el PCE y el PSOE impidieron que toda la oposición democrática se coaligara en una única alianza. Surgieron la Junta Democrática, dominada por el PCE, y la Plataforma de Convergencia Democrática, donde el PSOE, el PNV y la UGT eran las fuerzas principales.
Primeros Momentos del Reinado de Juan Carlos I: Gobierno de Arias Navarro (Noviembre 1975 – Julio 1976)
Los primeros momentos de la monarquía de Juan Carlos I estuvieron caracterizados por la indefinición. Muchos sospechaban que la nueva monarquía sería una continuación del franquismo. Sin embargo, el nuevo monarca se rodeó de asesores, entre los que destacaba Torcuato Fernández Miranda, que diseñaron un plan de cambio político, denominado “la reforma”. Se trataba de aplicar cambios controlados que garantizaran la aceptación de funcionarios y militares franquistas y que llevaran a un sistema democrático desde las propias leyes franquistas.
Inicialmente, el rey optó por mantener en el gobierno a Arias Navarro, quien había presidido la fase final de la dictadura. El gobierno incluía a Manuel Fraga como ministro del Interior y figuras jóvenes procedentes del Movimiento, como Adolfo Suárez o Martín Villa.
El gobierno de Arias fracasó a la hora de llevar a cabo un proceso de reformas y respondió con represión a las protestas sociales, dando lugar a huelgas por todo el país en enero de 1976. La represión finalizó con los incidentes de Vitoria, en marzo de 1976, donde murieron cinco trabajadores a manos de la policía.
Ese mismo mes de marzo, toda la oposición se agrupó en la Coordinación Democrática, lo que reforzó las protestas contra el gobierno de Arias Navarro. Finalmente, el rey, que no había disimulado su descontento con la labor de Arias Navarro, lo destituyó en julio de 1976.
El Gobierno Suárez y la Ley de Reforma Política
El nombramiento de Adolfo Suárez, procedente del Movimiento, como nuevo presidente del gobierno fue recibido con decepción entre la opinión democrática. Aunque el nuevo gobierno estaba formado por ministros aperturistas, muchos pensaron que Suárez no era el hombre adecuado para liderar el paso a la democracia.
Poco tiempo después, en septiembre de 1976, Suárez presentó el proyecto de Ley para la Reforma Política, que supuso el proceso de desmantelamiento del franquismo desde el propio régimen, suprimiéndose instituciones como el Movimiento Nacional y el Tribunal de Orden Público, y legalizándose todos los partidos, incluido el PCE. Suárez inició contactos discretos con la oposición democrática.
Los sectores más inmovilistas del franquismo, crecientemente irritados por la evolución política y los atentados terroristas de ETA y GRAPO, empezaron a conspirar para organizar un golpe militar contra el proceso de reformas. En septiembre de 1976, Suárez nombró al teniente general Gutiérrez Mellado vicepresidente del gobierno, quien controló el peligro golpista en el Ejército. Pese a las conspiraciones golpistas y a los actos terroristas de ETA, los cambios eran inevitables, llevando a las Cortes franquistas a aprobar en noviembre la Ley de Reforma Política.
La oposición fue saliendo de su clandestinidad, celebrando el PSOE en Madrid su XXVII Congreso, al que asistieron importantes líderes internacionales. Santiago Carrillo, el líder comunista, dio una rueda de prensa clandestina en Madrid reclamando la legalización del PCE, siendo detenido el 23 de diciembre de 1976 y puesto en libertad ocho días después.
Ese mismo mes se había celebrado un referéndum popular sobre la Ley de Reforma Política. La respuesta fue contundente, con el 94,1% de los votos positivos. La oposición, que en un principio había desconfiado de Suárez, pasó a aceptar lo inevitable: el fin del franquismo no se realizaría mediante lo que denominaban la ruptura democrática (gobierno provisional, amnistía, legalización de todos los partidos, elecciones libres…). En adelante, gran parte de la oposición pasó a apoyar un proceso de reforma que iba a concluir en el establecimiento de un genuino régimen democrático.
El Año Clave: 1977
El proceso de reformas estuvo amenazado por dos fuerzas opuestas. Por un lado, las fuerzas de extrema derecha, en las que se agrupaban los grupos del franquismo más duro, grupos terroristas como los Guerrilleros de Cristo Rey, diarios del régimen como *El Alcázar* y grupos políticos como Fuerza Nueva, dirigida por Blas Piñar. Esta extrema derecha buscaba un golpe militar que pusiera fin al proceso democrático. Por otro lado, los grupos terroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO, con sus ataques al ejército y las fuerzas policiales.
La situación llegó a su momento de máxima tensión en la semana del 23 al 29 de enero de 1977, cuando una sucesión de hechos violentos estuvo a punto de terminar con la Transición. Al asesinato de un estudiante en una manifestación pro-amnistía por parte de los «Guerrilleros de Cristo Rey», le siguió el secuestro del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, el general Villaescusa, por parte del GRAPO, y la matanza de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha por la extrema derecha.
La respuesta popular fue una gran manifestación pacífica de repulsa en Madrid, que mostró claramente la voluntad de continuar los cambios de forma pacífica.
Adolfo Suárez adoptó medidas que permitieron el paso a un régimen democrático. La legalización del PCE en abril de 1977 y la amnistía de los presos políticos llevaron a la celebración de las primeras elecciones democráticas desde la Segunda República en junio de 1977. El partido triunfador fue la Unión de Centro Democrático (UCD), con el 34,5% de los votos, partido organizado por Suárez y agrupado por los aperturistas del franquismo. El segundo partido más votado fue el PSOE de Felipe González, con casi el 30% de los votos, haciéndose con la hegemonía en la izquierda. Por detrás quedó el PCE, con un 9,4%, y la Alianza Popular de Manuel Fraga, con el 8%.
El nuevo gobierno de Suárez hizo frente a dos principales desafíos: elaborar una Constitución que articulara políticamente el nuevo sistema democrático y hacer frente al terrorismo de ETA, que seguía atentando pese a una amnistía total decretada en octubre de 1977, y al peligro golpista.
Todo este proceso se realizó en un contexto de profunda crisis económica, ya que la crisis del petróleo de 1973 había golpeado duramente a España, y el paro y la inflación seguían creciendo. Las principales fuerzas políticas firmaron en octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa, una serie de medidas para poner fin a las graves dificultades económicas.
Fin del Gobierno de Suárez e Intento Golpista del 23-F
Una vez promulgada la Constitución de 1978, se celebraron nuevas elecciones generales en marzo de 1979, con el triunfo de Suárez y la UCD. En este nuevo período se debía comprobar la capacidad política de Suárez y la del PSOE como partido de oposición, que en un futuro se convertiría en alternativa de gobierno a partir de 1982, con Felipe González a cargo del partido.
Varios factores debilitaron el poder político de Suárez: despreocupación por su partido, que se fue fragmentando, desaciertos en política autonómica, creciente actividad terrorista y una delicada situación económica. Además, Suárez no supo controlar las diferentes tendencias que surgieron dentro de la UCD, y desde 1979 hasta 1981 se formaron tres gobiernos diferentes, que marcan la inestabilidad interna del partido y del gobierno.
Este error le costó una moción de censura presentada por Felipe González en 1980, viéndose obligado Suárez a remodelar de nuevo su equipo de gobierno. Las discrepancias internas en materia legislativa eran cada vez mayores, por ejemplo, en la Ley del Divorcio o en el Estatuto de Centros Docentes. Los sectores más moderados y democristianos de la UCD prepararon una ofensiva dentro del partido, pero el 29 de enero de 1981, Suárez dimitió como presidente del gobierno, siendo sustituido por Calvo Sotelo.
Mientras tanto, el PSOE, con Felipe González al frente, se afianzaba en el poder ante la creciente desunión de la UCD y la eliminación del socialismo español de la vía promarxista.
A esto cabe sumar la acción terrorista de ETA, que aumentó sobre todo entre 1978 y 1980, afectando a las fuerzas del orden público, guardias civiles y militares, ante todo. Los sectores de ultraderecha vieron a la Constitución y al sistema democrático incapaces de solucionar este problema. Por lo tanto, el incremento del terrorismo de ETA alimentó los movimientos golpistas y la supuesta ruptura de la unidad nacional.
Cuando Calvo Sotelo iba a convertirse en presidente, se produjo el asalto al hemiciclo y el secuestro de los diputados por parte de las fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Antonio Tejero el 23 de febrero de 1981. La intención era conseguir la unidad de todas las capitanías generales de España. La radical oposición del rey y la fidelidad de la mayoría de las autoridades militares a la Constitución y al monarca hicieron fracasar el intento de golpe de Estado, siendo Tejero y los principales instigadores detenidos. Los medios de comunicación jugaron un papel importantísimo, manteniendo informados a los españoles y retransmitiendo el mensaje del rey Juan Carlos.
Fruto de estos sucesos, el candidato a la presidencia por UCD, Leopoldo Calvo Sotelo, obtuvo la mayoría de los votos del hemiciclo para gobernar hasta la celebración de nuevas elecciones.
Su tarea de gobierno no fue fácil, pues tuvo que gobernar en un partido cada vez más dividido, y la alternativa socialista cada vez era más sólida. El nuevo gobierno se marcó unas prioridades políticas: proceso autonómico, superar la crisis económica e integración de España en la OTAN y en la CEE. Se realizó el juicio y castigo para los protagonistas del 23-F.
Entre 1981 y 1982, la UCD se fue debilitando, produciéndose deserciones. Además, Suárez abandona el partido y funda el Centro Democrático Social (CDS). El presidente Calvo Sotelo se vio obligado a convocar elecciones generales para otoño de 1982. Esto coincidió con el crecimiento del PSOE y de Alianza Popular de Manuel Fraga.
En las elecciones de octubre, el PSOE de Felipe González se convirtió en el partido más votado, abriéndose una nueva etapa política con un partido y gobierno unido, consolidando el proceso de transición democrática.
Conclusión
Los años que comprendieron el período de transición política, después del fin de la dictadura franquista, asentaron las bases del Estado democrático, que se vio configurado con la aprobación de la Constitución de 1978, abriéndose un nuevo camino hacia un Estado democrático y social de Derecho.