La Transición a la Democracia en España: 1975-1982
Introducción: La Crisis del Régimen Franquista
Tras la muerte de Franco, la insostenibilidad del sistema político franquista era evidente. La mayoría de la población y las fuerzas políticas más significativas demandaban un cambio. Las causas de esta crisis eran:
- Institucionales: La Ley Orgánica del Estado otorgaba a Franco la potestad suprema y las funciones de gobierno. Una monarquía no parlamentaria no podía subsistir ante las reivindicaciones políticas del país.
- Políticas: El rey Juan Carlos I no deseaba el continuismo, y tras la muerte de Carrero Blanco, no existía una figura capaz de imponerse al rey y mantener el franquismo.
- Socioeconómicas: En 1975, España era la décima potencia industrial, con una estructura de población similar a la de los países europeos con regímenes democráticos. Se aspiraba a una homologación del sistema político.
- Exteriores: Las presiones de EE. UU. y de la Iglesia, tras el Concilio Vaticano II, dificultaban la pervivencia del franquismo.
Opciones Políticas Tras la Muerte de Franco
La cuestión sucesoria era clave. Franco designó a Juan Carlos como sucesor, en vida de su padre, D. Juan de Borbón. Este acto fue ratificado por las Cortes en 1969. Tras la muerte de Franco, se presentaban tres alternativas:
- Inmovilista: Defendida por el “búnker”, los sectores más inmovilistas del franquismo.
- Aperturista o Reformista: Los sectores más liberales del régimen, partidarios de una apertura controlada, encabezados por el rey.
- Rupturista: La oposición, dividida entre la Junta Democrática (liderada por el PC de Santiago Carrillo) que abogaba por una ruptura brusca, y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE, liberales y democristianos) que prefería una ruptura pactada.
La muerte de Franco marcó el inicio de la transición a la democracia. Evitar una nueva quiebra social se convirtió en el objetivo prioritario, con el apoyo de la Corona. El pulso entre reformistas y rupturistas generó momentos de crisis.
La Opción Reformista de Juan Carlos I
Juan Carlos fue nombrado rey el 22 de noviembre de 1975. La nueva monarquía, legitimada por el franquismo, le aseguraba el control de:
- El ejército, la administración y las fuerzas del orden público, que esperaban una monarquía autoritaria con reformas graduales.
- La oposición, que exigía cambios rápidos y significativos.
El discurso de coronación de Juan Carlos I apuntaba a sus intenciones reformistas y su voluntad de una monarquía integradora y de concordia, aunque con ambigüedades.
Sus primeros actos buscaron tranquilizar al aparato franquista y a la oposición:
- Continuidad de Arias Navarro como presidente del gobierno.
- Nombramiento de Torcuato Fernández Miranda al frente de las Cortes y del Consejo del Reino.
- Nombramiento de ministros del reformismo franquista (Areilza, Fraga y Garrigues).
- Contactos con la oposición y líderes europeos para avanzar hacia la democracia.
- Indulto general a los presos políticos.
Arias Navarro inició una tímida reforma, pero las protestas y el malestar social eran evidentes. La inestabilidad del país aumentó. Arias Navarro reaccionó de manera autoritaria ante los conflictos. La lentitud de las reformas y la crisis económica fortalecían la idea de una ruptura democrática.
La oposición se unificó en marzo de 1976 (Plataforma de Convergencia Democrática y Junta Democrática) creando la Platajunta o Coordinadora Democrática, con objetivos comunes:
- Liberación de presos políticos y retorno de exiliados.
- Restablecimiento de derechos humanos y libertades políticas.
- Recuperación de derechos autonómicos.
- Elaboración de una Constitución.
En julio de 1976, el rey forzó la dimisión de Arias Navarro.
El Gobierno de Suárez y el Inicio de la Reforma Política
El rey nombró presidente a Adolfo Suárez. La oposición lo interpretó como un freno a la reforma por sus antecedentes franquistas, mientras que los franquistas lo veían demasiado reformista.
En su primera presentación televisiva, Suárez afirmó: “Los gobiernos del futuro serán el resultado de la voluntad de los españoles”. Iniciaba así el desmantelamiento de la dictadura desde la legalidad franquista.
- Suárez concedió una amnistía.
- Llevó a cabo la estrategia de la ruptura pactada, con contactos con la oposición y con los generales, a quienes tranquilizó sobre sus intenciones, que fueron aceptadas a cambio de la no legalización del PC.
- El proceso aperturista culminó con la aprobación por las Cortes franquistas del proyecto de Ley para la Reforma Política, que supuso su disolución.
Esta ley establecía unas Cortes bicamerales constituyentes, elegidas por sufragio universal, modificando la ley de asociaciones para dar cabida a los partidos políticos. En diciembre, la ley fue aprobada en referéndum con el 94% de apoyo.
La legalización de los partidos políticos era fundamental:
- El PSOE fue legalizado en 1976.
- El PC en abril de 1977, tras la petición de Santiago Carrillo y la actitud moderada del PC ante el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. Las fuerzas armadas protestaron y el ministro de Marina dimitió.
Suárez continuó negociando con la oposición: disolución del Tribunal de Orden Público, del Sindicato Vertical y del Movimiento Nacional, ampliación de la amnistía y convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.
Las Elecciones a Cortes Constituyentes de 1977
Con la pluralidad política garantizada, se celebraron las primeras elecciones democráticas. Además de los partidos clandestinos legalizados, surgieron nuevos grupos, como la Unión de Centro Democrático (UCD) liderada por Suárez, y Alianza Popular (AP), formada por antiguos franquistas.
En las elecciones del 15 de junio de 1977, el electorado apoyó la estabilidad. UCD obtuvo una mayoría relativa (165 diputados), seguida por el PSOE (118). El PC obtuvo 20 diputados, AP 16, y la extrema derecha fue barrida. Los grupos nacionalistas del País Vasco y Cataluña obtuvieron resultados significativos.
El gobierno de UCD y las Cortes se enfrentaron a dos retos:
- Atajar la crisis económica y definir un nuevo sistema de relaciones laborales.
- Construir un marco político democrático a través de una Constitución.
En ambos casos, se alcanzaron acuerdos consensuados.
Los Pactos de la Moncloa (1977): Consenso Económico
La crisis económica de 1973, la inflación, el déficit público, el paro y la falta de una política fiscal adecuada exigían medidas urgentes. Todas las fuerzas políticas y sindicales acordaron la necesidad de resolver estos problemas. Se firmaron los Pactos de la Moncloa, con las siguientes consecuencias:
- Moderación salarial para reducir la conflictividad laboral y consolidar el sistema político.
- Reducción de la inflación y del déficit exterior, aunque no se detuvo el aumento del paro.
- Aprobación de la “Ley de medidas urgentes” para la reforma fiscal y reestructuración de la Seguridad Social, creándose el INEM.
La Constitución de 1978
Se creó una ponencia para redactar la Constitución, con diputados de diferentes partidos que optaron por el consenso. Los acuerdos fueron difíciles en temas como educación, libertad religiosa, aborto, divorcio, pena de muerte, sistema electoral, etc. Tras 16 meses de discusiones, se aprobó una Carta Magna larga, ambigua, no original, rígida e inacabada. Sus normas principales son:
- Define a España como un “Estado social y democrático de Derecho”, con libertad, igualdad y pluralismo político como valores superiores.
- Promulga una amplia declaración de derechos y libertades.
- Define el sistema político como una monarquía parlamentaria.
- Introduce la división de poderes: Legislativo (Cortes), Ejecutivo (gobierno) y Judicial (jueces y magistrados, coordinados por el Tribunal Supremo). Se completó con el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo.
- Descentralización del Estado: Estado Autonómico.
La Democracia Amenazada 1979-1982
Los inicios de la democracia se vieron amenazados por el terrorismo y el golpismo militar. La crisis económica acabó con el consenso inicial, dando paso a la crispación, el desgaste de la UCD, la presión de la oposición y el intento de golpe de Estado del 23F.
A partir de 1977, ETA intensificó su actividad, junto con Herri Batasuna. Se sumaron FRAP y GRAPO. El objetivo era minar la democracia y provocar el golpismo militar.
El Descrédito del Gobierno de UCD
Tras la aprobación de la Constitución, se convocaron elecciones generales el 1 de marzo de 1979. Suárez logró un nuevo triunfo para UCD. En las elecciones municipales de abril, triunfó la oposición de izquierdas: PSOE y PCE pactaron y controlaron los ayuntamientos de las principales ciudades.
- El gobierno de Suárez sufrió un duro desgaste, incrementado por la descentralización autonómica.
- Las diferencias entre gobierno y oposición se acentuaron. El PSOE presentó una moción de censura que no prosperó.
- Suárez afrontó la desintegración de su partido ante problemas como la Ley de divorcio, la reforma fiscal y la descentralización autonómica.
Las Presiones Golpistas: 23F
El nombramiento de Gutiérrez Mellado como ministro de los tres ejércitos permitió a Suárez controlar el descontento militar. En noviembre de 1978 se desarticuló la Operación Galaxia.
A finales de enero de 1981, Suárez presentó su dimisión ante la oposición socialista y la contestación de su partido. Días después, los reyes fueron agraviados en Guernica por representantes de Herri Batasuna.
La trama golpista actuó argumentando el estado de “necesidad” de España: falta de liderazgo, descomposición autonómica, terrorismo y crisis económica.
El 23 de febrero, durante la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como sucesor de Suárez, un destacamento de guardias civiles al mando de Antonio Tejero ocupó el Congreso. En Valencia, las tropas de Milans del Bosch salieron a la calle. La intervención televisiva del rey pidiendo acatamiento a la Constitución acabó con el golpe. El 24 de febrero, los asaltantes se rindieron.
El Fin de la UCD
El fallido golpe revitalizó la democracia. Leopoldo Calvo Sotelo rechazó la oferta socialista de un gobierno de coalición. El proyecto centrista había cumplido su función.
Surgió el Escándalo de la Colza, que evidenció la falta de control sanitario y afectó a la exportación. Se creó el cargo de Secretario de Estado para el Consumo.
A partir de 1979 se profundizó la crisis económica, con el alza del petróleo, el déficit de la balanza de pagos y el aumento del paro, que afectó a más de dos millones de personas en 1982.
La Ley del Divorcio consumó la ruptura interna de UCD. Se produjo la dimisión del ministro Fernández Ordóñez, que ingresó en el PSOE. Se convocaron elecciones para octubre de 1982.
Estas elecciones dieron una victoria abrumadora al PSOE (10 millones de votos). El centro, dividido entre UCD y CDS, se desplomó (perdió más de cinco millones de votos), que fueron a Alianza Popular. El PCE se hundió, conservando solo 5 de 23 escaños. Los resultados marcaban una tendencia hacia el bipartidismo. Con el triunfo del cambio, se inauguraba una nueva época. Era la primera vez que España tenía un gobierno socialista.
Se considera que la Transición a la Democracia concluyó con la llegada al poder del PSOE en las elecciones de 1982.
Las Transformaciones en la Vida Española
En una sociedad en la que acababa de morir Franco, la prensa y los semanarios políticos tenían gran importancia. Se produjo una mayor conciencia del problema ecológico. La universidad estaba muy politizada.
En el cine y la televisión hubo una apertura controlada. “El destape” causó furor. La televisión se utilizó para difundir la transición y acostumbrar a los españoles a la pluralidad informativa.
Uno de los cambios más evidentes fue el descenso de la natalidad: incorporación de la mujer al trabajo, retraso en la edad de matrimonio, uso de anticonceptivos. Esto, unido a la mayor esperanza de vida, ha producido un envejecimiento de la población.
El Final de la Transición: Las Elecciones de 1982
Tres razones permiten afirmar que las elecciones de 1982 marcaron el final de la Transición:
- La aprobación de la Constitución consolidó la Transición, pero las elecciones del 82 supusieron un giro político fundamental.
- Llegaba al poder un partido sin ningún componente del régimen anterior.
- Las elecciones de 1982 abrieron una época nueva.
Más de tres millones de personas pasaron de no votar a votar. El PSOE logró más de diez millones de votos, con el apoyo de jóvenes y estratos urbanos. El PSOE pasó a ser hegemónico en todo el sistema político.