Decadencia del Imperio Español y Guerra de Sucesión: Crisis del Siglo XVII

Rebeliones de Cataluña y Portugal

En Cataluña

El Conde-Duque de Olivares expuso su proyecto en las Cortes de Barcelona de 1626 y 1632. Ante la negativa catalana, el Conde-Duque decidió llevar la guerra contra Francia (Guerra de los Treinta Años). Olivares desplazó el frente de batalla contra Francia a Cataluña, con la esperanza de que, al encontrarse amenazada, acabara integrándose en sus proyectos. El resultado fue que los continuos abusos de las tropas reales despertaron la ira de los campesinos, provocando una sublevación general en 1640, la Revuelta Catalana o Guerra de los Segadores. Olivares optó por la represión militar para arrancar de raíz el problema. Finalmente, la rebelión de Cataluña desembocó en la separación de parte de Cataluña de la monarquía hispánica y su incorporación a Francia. España no pudo lograr la reintegración de Cataluña hasta 1652. La caída del Conde-Duque y el aumento de las cargas exigidas por los ocupantes franceses para alimentar a sus tropas abrieron la posibilidad de un acuerdo entre Cataluña y la corte de Madrid. Finalmente, en 1652 Barcelona se rindió con la condición de que se respetaran sus antiguos fueros.

La Rebelión Portuguesa

La rebelión portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter nobiliario anticastellano e independentista. Fue secundada y apoyada primero por Francia y enseguida por Inglaterra, finalizando con la restauración de la independencia portuguesa tras la proclamación de Juan IV en 1640. La rebelión portuguesa fue irreversible; sus ejércitos rechazaron los intentos españoles de restaurar por la fuerza la unión. En 1668, España reconoció, por el Tratado de Lisboa, la independencia de Portugal. Esta circunstancia arruinó definitivamente el sueño de una Iberia unida bajo la égida de los Habsburgo. Ese mismo año, Felipe IV murió y dejó su decadente y empobrecido trono en manos de un niño enfermo, Carlos II.

Crisis Económica del Siglo XVII

Problemas Agrarios

La actividad agraria quedó muy afectada por el descenso de población, que provocó despoblamiento y abandono de tierras cultivadas. Los nobles vieron disminuir sus rentas debido al descenso de la producción y el aumento de los salarios ante el descenso demográfico.

Actividad Artesanal y Comercial

La actividad artesanal quedó paralizada debido a los efectos de la revolución de los precios y el descenso demográfico. La competencia de los productos extranjeros, más baratos que los nacionales, afectó a la rentabilidad de estos sectores. La actividad mercantil disminuyó tras el descenso demográfico; además, el mercado interior seguía siendo pequeño y difícil.

La Hacienda Pública

El esfuerzo bélico realizado durante los siglos XVI y XVII para el mantenimiento del imperio provocó en la hacienda real un fuerte endeudamiento, que se financió con el oro y plata americano. La disminución en el volumen de metales preciosos al inicio del siglo XVII empeoró aún más la situación. El endeudamiento de la monarquía era cada vez mayor. Para resolver esta situación, se recurrió a la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos que afectaron sobre todo a Castilla:

  • Las alteraciones monetarias, como la acuñación de monedas de vellón de cobre puro.
  • El aumento de impuestos tradicionales y la creación de nuevos impuestos, lo que desincentivaba la inversión en sectores productivos.
  • La venta de cargos públicos, en especial los municipales, o la venta de títulos nobiliarios.

Todos estos recursos solo sirvieron para poder afrontar las necesidades de la corona. La crisis económica que se produjo en el siglo XVII supone el traslado del centro de gravedad económica desde el centro de Castilla a la periferia.

Guerra de Sucesión Española

Carlos II, poco antes de fallecer, nombró como heredero a Felipe de Anjou con la intención de asegurar la monarquía española con el apoyo de Francia. La unión de las dos coronas llevó al resto de potencias a crear en 1701 la Gran Alianza de La Haya. Inglaterra y el Imperio Austriaco declararon la guerra a Francia y a la Monarquía española de Felipe V, provocando la Guerra de Sucesión Española.

  • Como guerra europea, se enfrentaron el bando francoespañol y la Gran Alianza antiborbónica.
  • Como guerra civil española, se puede afirmar que la Corona de Aragón fue mayoritariamente partidaria del candidato austriaco, mientras que la Corona de Castilla apoyó a Felipe V.

Bandos en conflicto que participaron en la defensa de sus intereses:

  • Francia: Las aspiraciones eran seguir arrebatando territorios europeos a España y la eliminación de toda posibilidad de cercamiento por otras potencias. En un futuro, conduciría a la unión en una misma corona de dos grandes potencias: Francia y España.
  • Austria: La Corona Española en manos de un Habsburgo suponía mantener la hegemonía dinástica que esta familia había desarrollado en Europa a lo largo del siglo XVI y parte del siglo XVII. Esto conlleva la defensa del catolicismo como principio rector de la política europea. Esta hegemonía de los Habsburgo suponía mantener el cerco sobre Francia y la posibilidad de iniciar nuevamente las guerras de religión.
  • Inglaterra y Holanda: Recelosos tanto de la hegemonía territorial de Francia como de la hegemonía dinástica de los Habsburgo, abogaban por una política de equilibrio continental, más acorde con la defensa de sus intereses comerciales, tanto continentales como marítimos.
  • España: El interés de Carlos II fue mantener la integridad del imperio o, al menos, salvar la mayor parte de lo que quedaba del mismo. En algunos casos, las potencias europeas llegaron incluso a plantear otra partición de los reinos españoles.
Aragón

Tras la crisis de la Unión de Armas, los fueros aragoneses habían vuelto a la estructura foral que mantenía intactas las estructuras administrativas de los reinos periféricos, incluidas sus Cortes. El temor a que el candidato francés impusiera en España la política centralista y unitaria que se practicaba en Francia hizo que los países de la Corona de Aragón se inclinaran por el candidato austriaco, por cuanto se creía que otro Habsburgo en el trono español sería respetuoso con los fueros.

Castilla

El argumento en Castilla era que, si bien no se miraba por los castellanos, se iba a apoyar al candidato francés. Era justo lo contrario que en Aragón. Castilla esperaba que el nuevo candidato impusiera una estructura centralista y obligara a los reinos periféricos a contribuir a la hacienda real de la misma manera en que hasta ahora lo había hecho Castilla.

La Guerra de Sucesión Española (1702-1714), que estalló como consecuencia, fue una guerra europea larga. En Europa, las grandes victorias inglesas obligaron a Francia a buscar una salida negociada. En España, la guerra de sucesión duró algunos años, aunque finalmente se inclinó al bando francoespañol. La Guerra de Sucesión Española finalizó con la firma de la Paz de Utrecht en 1713.

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