Decadencia Española en el Siglo XVII: Reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II

La España de los Austrias Menores: Los Validos

Durante el siglo XVII, con los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, conocidos como los Austrias menores, España experimentó una notable decadencia. Esta se debió, en parte, a la falta de personalidad de los monarcas y a que gran parte de los recursos provenientes de América se destinaban al mantenimiento del Imperio. La debilidad de los reyes se manifestó en la aparición de la figura de los validos, nobles y amigos personales del rey que tomaban las decisiones de gobierno, aunque no ostentaban cargos institucionales. A pesar de contar con el apoyo de sus allegados, los validos eran generalmente rechazados por el pueblo y la mayor parte de la nobleza. Entre los más destacados se encuentran el Duque de Lerma, valido de Felipe III, y el Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, quien impulsó la Unión de Armas y afrontó la Guerra de los Treinta Años.

La España de los Austrias Menores: Conflictos Internos

La llegada de los Austrias menores en el siglo XVII marcó el inicio de la decadencia española. La falta de liderazgo de los reyes y la inversión de las riquezas americanas en el Imperio fueron factores determinantes. En este contexto, los moriscos, que no eran bien aceptados debido a sus costumbres, fueron expulsados en 1609 por orden del Duque de Lerma, bajo la sospecha de mantener contactos con los turcos. El hecho de que Castilla soportara el peso del Imperio, con la consiguiente pérdida de hombres y recursos, acentuó la decadencia. La organización del Estado, basada en un sistema polisinodial, evidenciaba la desconexión entre los distintos reinos. El Conde-Duque de Olivares intentó reformar esta situación, destacando su proyecto de la Unión de Armas, un ejército permanente financiado por todos los reinos. Sin embargo, este proyecto fracasó y se convirtió en el principal detonante de la crisis de 1640.

La Crisis de 1640

El Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, fue una figura clave en la crisis de 1640. Su objetivo era restaurar el esplendor de la época de Felipe II. Para ello, implementó la Unión de Armas, que obligaba a todos los reinos a contribuir con hombres y dinero, sin tener en cuenta su riqueza o población. Esta medida generó un profundo descontento en Cataluña, que culminó en una rebelión conocida como el Corpus de Sangre de Barcelona en 1640. Cataluña buscó el apoyo de Francia, pero finalmente Barcelona se rindió ante el ejército real en 1652. Ese mismo año, Portugal proclamó rey al Duque de Braganza, aprovechando el intento de Castilla de asimilarlo. La guerra con Portugal se prolongó hasta 1668, cuando se reconoció su independencia. En paralelo, se produjeron revueltas en Andalucía y el País Vasco.

La España de los Austrias Menores: Política Exterior y Ocaso de la Hegemonía de los Habsburgo

La decadencia española se acentuó durante el siglo XVII, bajo los reinados de los Austrias menores. La falta de liderazgo de los reyes y el desvío de los recursos americanos hacia el Imperio debilitaron al país. El siglo comenzó con un periodo de paz, debido a la escasez de recursos para la guerra. Felipe III firmó la Tregua de los Doce Años con Holanda. Sin embargo, con Felipe IV, España se involucró en la Guerra de los Treinta Años, apoyando a los Habsburgo contra Francia y los príncipes protestantes alemanes. Además, España mantenía frentes abiertos en Holanda y Flandes, ambos contra Francia. Este periodo bélico concluyó con la Paz de Westfalia, que supuso la pérdida de Holanda. La guerra con Francia continuó hasta 1659, cuando se firmó la Paz de los Pirineos, cediendo el Rosellón y la Cerdaña. El declive se consumó con Carlos II, con la pérdida de más territorios a manos de Francia.

Evolución Económica y Social en el Siglo XVII

El siglo XVII se caracterizó por una profunda crisis demográfica que mermó la población de los reinos hispánicos. Las causas fueron diversas: la emigración a América, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos, las epidemias y las malas cosechas, agravadas por cambios climáticos. A esto se sumó una grave crisis económica. La agricultura entró en declive, provocando la despoblación de las zonas rurales. La ganadería se vio afectada por problemas en la exportación de lana. La actividad artesanal disminuyó y se redujo la llegada de plata americana. La consecuencia fue la bancarrota de las finanzas estatales. Como último recurso, se comenzó a emitir masiva y continuamente una moneda de baja calidad, el vellón. La sociedad era estamental, dividida en tres grupos cerrados: nobleza, clero (alto y bajo) y pueblo o tercer estado, que era el más numeroso.

Mentalidad y Cultura en el Siglo de Oro

La cultura española del Siglo de Oro estuvo marcada por una profunda vinculación con la defensa del catolicismo, como lo demuestra el hecho de que gran parte de los escritores y pensadores pertenecieran al clero. Paradójicamente, el esplendor cultural coincidió con la decadencia política y socioeconómica. Los teólogos españoles, como Francisco Suárez y Melchor Cano, fueron figuras clave del pensamiento de la Contrarreforma. Sin embargo, este siglo se caracterizó por la ausencia de avances científicos en España. En el ámbito literario, la novela estuvo representada por Cervantes y la novela picaresca; la poesía por Góngora, Quevedo y Gracián; y el teatro por Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca.

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