Ley de 25 de Octubre de 1839
Estamos ante un texto jurídico de contenido político, primario y público que supone el colofón
A la 1ª Guerra carlista y al convenio de Vergara en el que hay un compromiso por parte de
Espartero para la confirmación y/o modificación de los Fueros, haciéndolos compatibles, no
Obstante, con la Constitución española. De esta manera surge la ley del 25 de Octubre de
1839.
Con el Convenio de Vergara, que ponía fin a la primera guerra carlista, era el final de un
Proceso que se había iniciado en 1838, la consigna “Paz y Fueros” va a ser lanzada como un
Medio eficaz para acabar con la guerra; esa consigna, obra del fuerismo liberal, encuentra eco
Favorable en Madrid donde el Gobierno se halla entonces presidido por el conde Ofalia, un
vasco de Bilbao. Al servicio de esa nueva política, se crea en Bayona una “Junta Vascongada”
De la que forman parte antiguos liberales de Guipúzcoa, como el conde de Villafuertes, José
María Vidarte y el marqués de La Alameda. Tras el fracaso de la expedición de D. Carlos sobre
Madrid, Septiembre de 1837 en el carlismo aparecen dos tendencias: los intransigentes,
Apostólicos o navarros y los moderados, transaccionistas o castellanos. Los apostólicos
Atribuían el fracaso de las expediciones a la impericia de los jefes, que eran todos incluido el
Infante Don Sebastián, partidarios de un moderantismo semejante al despotismo ilustrado de
Austria. Don Carlos en una alocución dada en Arceniega (Octubre de 1838) se entregó
Públicamente a los apostólicos, el infante cayó en desgracia como sus generales.
El cariz que toman los acontecimientos y un posible retorno a la situación anterior a 1833
Preocupa a los burgueses de San Sebastián. Su Diputación provincial (y no foral)
No rechaza los Fueros pero aspira a modificarlos y exige el traslado de aduanas a la frontera, la generalización Del sistema electoral español y la democratización del régimen municipal vasco que ha de Inspirarse en el sistema español. Prefiere proseguir la guerra antes que hacer concesiones Inadmisibles para obtener la paz. El municipio de San Sebastián se pronuncia en el mismo Sentido y, de ese modo, el partido liberal se escinde en dos. El notario Muñagorri firme defensor de la consigna trata de conseguir adhesiones en ambos Campos, su intento se ve coronado por el éxito y así se llega a la paz de Vergara. El fuerismo es Entonces el punto de convergencia de los carlistas y liberales más conciliadores. El convenio ha sido preparado por un tercer partido vasco, que se desprende de los carlistas y Liberales, y que podría llamarse fuerista ya que consigue acabar la guerra gracias a la Confirmación gubernamental de los Fueros. En Vergara, Espartero promete incitar al Gobierno a que solicite del Parlamento la Confirmación y/o modificación de los Fueros, haciéndolos compatibles, con la Constitución Española. No se habían cumplido dos meses después de esta promesa, cuando las Cortes aprobaban una Ley que confirmaba los Fueros vascos, y lo hacía con la célebre apostilla “sin perjuicio de la Unidad constitucional de la Monarquía”. La división del liberalismo se hizo patente en las Cortes de 1839, que discutieron la acomodación del País Vasco a la España constitucional, Como defensores del fuerismo se mostraron los voluntarios liberales de Bilbao, los alaveses Encabezados por Pedro Egaña, que baso su defensa foral en la posibilidad de que se reanudara La guerra. El navarro Madoz, liberal progresista mantuvo una actitud conciliadora que Pretendía hacer compatibles los Fueros con la unidad constitucional de España, mientras No conseguiría el Gobierno negociar con Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, el fuerismo se mostraba Ya entonces como un vigoroso movimiento que necesariamente habría de tener en cuenta el Estado. En el plano nacional, el conflicto entre Espartero y María Cristina provoca el exilio de la Regente en Octubre de 1840. Las Diputaciones vascas, renuevan públicamente su adhesión a la Reina en desgracia, que desde París envía una carta de agradecimiento. Esto situaba a los Responsables vascos del lado del liberalismo más conservador. En Junio de 1841, siendo Espartero regente, los fueros son de nuevo examinados en el Parlamento, en donde los progresistas son mayoría. Los diputados vascos defienden la Autonomía precisamente cuando una conspiración contra Espartero tiene su epicentro en Vitoria. La “octubrada”, es el nombre que recibíó en el País Vasco el levantamiento moderado de 1841. La conspiración proclama a la desterrada M.ª Cristina reina regente de España Denunciando la usurpación de tal dignidad por el duque de la Victoria. El levantamiento, tras Fracasar en Madrid el día 8 de Octubre, es desbaratado en las provincias vascas, donde las Diputaciones habían llevado la iniciativa, por el propio Espartero que contó con el apoyo Decidido del Ayuntamiento de San Sebastián y la burguésía donostiarra. El movimiento no Contó con el menor apoyo de un pueblo desengañado y esquilmado por la guerra. Espartero firmaba en Vitoria el Decreto del 29 de Octubre de 1841, que, por encima de los Supuestos teóricos del liberalismo progresista y de los intereses económicos de la burguésía Vasca, tenía el sentido de un castigo ejemplar contra un territorio infiel y contra unas Diputaciones poco afectas a la Constitución. El poder central “pensaba que era el momento Para aplicar el principio de la unidad constitucional”. Por el decreto de 29 de Octubre quedaban abolidos prácticamente la totalidad de los Fueros, Se suprime el pase foral, generaliza los poderes de los gobernadores, la administración de Justicia y el régimen electoral, provincial y municipal, vigentes en España y traslada las Aduanas. Se manténían sin embargo, los derechos civiles forales, se manténían sus Particularidades militares y sus exenciones fiscales. El decreto, respondía a las concepciones del liberalismo progresista, entonces en el poder. Los Progresistas intentaban desarrollar plenamente el liberalismo. Para ellos era incuestionable la Soberanía nacional y la unidad constitucional, con los que estaría en contradicción la existencia De una regíón económica y administrativamente autónoma. Fue el ascenso de los moderados al poder, en 1844, lo que devolvíó al país parte de sus Atribuciones forales. El restablecimiento de los Fueros resultaba sumamente atractivo para los moderados. Al Restablecerlos conseguían atemperar el régimen constitucional, hacer una concesión a la Tradición, conservar la organización foral supónía crear una zona en la que fuese difícil el Resurgimiento político del progresismo. Por otra parte fue decisiva la presión del liberalismo Vasco que a partir de ahora se adscribía definitivamente a la causa moderada. Este liberalismo Vasco mantendría un fuerismo como bandera política, utilizando los Fueros como arma de Presión ante el poder central. Los moderados no restablecieron todos los Fueros, las aduanas continuaron en la costa, no se Restablecíó el pase foral. Reaparecieron las tradicionales Juntas Generales y Diputaciones Forales, que se formarían de acuerdo con la tradición. Se consolidó e incrementó la autonomía Administrativa y económica de cada uno de los territorios. Se conservaba lo que de positivo Tenía el decreto de Espartero para la burguésía vasca.
No rechaza los Fueros pero aspira a modificarlos y exige el traslado de aduanas a la frontera, la generalización Del sistema electoral español y la democratización del régimen municipal vasco que ha de Inspirarse en el sistema español. Prefiere proseguir la guerra antes que hacer concesiones Inadmisibles para obtener la paz. El municipio de San Sebastián se pronuncia en el mismo Sentido y, de ese modo, el partido liberal se escinde en dos. El notario Muñagorri firme defensor de la consigna trata de conseguir adhesiones en ambos Campos, su intento se ve coronado por el éxito y así se llega a la paz de Vergara. El fuerismo es Entonces el punto de convergencia de los carlistas y liberales más conciliadores. El convenio ha sido preparado por un tercer partido vasco, que se desprende de los carlistas y Liberales, y que podría llamarse fuerista ya que consigue acabar la guerra gracias a la Confirmación gubernamental de los Fueros. En Vergara, Espartero promete incitar al Gobierno a que solicite del Parlamento la Confirmación y/o modificación de los Fueros, haciéndolos compatibles, con la Constitución Española. No se habían cumplido dos meses después de esta promesa, cuando las Cortes aprobaban una Ley que confirmaba los Fueros vascos, y lo hacía con la célebre apostilla “sin perjuicio de la Unidad constitucional de la Monarquía”. La división del liberalismo se hizo patente en las Cortes de 1839, que discutieron la acomodación del País Vasco a la España constitucional, Como defensores del fuerismo se mostraron los voluntarios liberales de Bilbao, los alaveses Encabezados por Pedro Egaña, que baso su defensa foral en la posibilidad de que se reanudara La guerra. El navarro Madoz, liberal progresista mantuvo una actitud conciliadora que Pretendía hacer compatibles los Fueros con la unidad constitucional de España, mientras No conseguiría el Gobierno negociar con Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, el fuerismo se mostraba Ya entonces como un vigoroso movimiento que necesariamente habría de tener en cuenta el Estado. En el plano nacional, el conflicto entre Espartero y María Cristina provoca el exilio de la Regente en Octubre de 1840. Las Diputaciones vascas, renuevan públicamente su adhesión a la Reina en desgracia, que desde París envía una carta de agradecimiento. Esto situaba a los Responsables vascos del lado del liberalismo más conservador. En Junio de 1841, siendo Espartero regente, los fueros son de nuevo examinados en el Parlamento, en donde los progresistas son mayoría. Los diputados vascos defienden la Autonomía precisamente cuando una conspiración contra Espartero tiene su epicentro en Vitoria. La “octubrada”, es el nombre que recibíó en el País Vasco el levantamiento moderado de 1841. La conspiración proclama a la desterrada M.ª Cristina reina regente de España Denunciando la usurpación de tal dignidad por el duque de la Victoria. El levantamiento, tras Fracasar en Madrid el día 8 de Octubre, es desbaratado en las provincias vascas, donde las Diputaciones habían llevado la iniciativa, por el propio Espartero que contó con el apoyo Decidido del Ayuntamiento de San Sebastián y la burguésía donostiarra. El movimiento no Contó con el menor apoyo de un pueblo desengañado y esquilmado por la guerra. Espartero firmaba en Vitoria el Decreto del 29 de Octubre de 1841, que, por encima de los Supuestos teóricos del liberalismo progresista y de los intereses económicos de la burguésía Vasca, tenía el sentido de un castigo ejemplar contra un territorio infiel y contra unas Diputaciones poco afectas a la Constitución. El poder central “pensaba que era el momento Para aplicar el principio de la unidad constitucional”. Por el decreto de 29 de Octubre quedaban abolidos prácticamente la totalidad de los Fueros, Se suprime el pase foral, generaliza los poderes de los gobernadores, la administración de Justicia y el régimen electoral, provincial y municipal, vigentes en España y traslada las Aduanas. Se manténían sin embargo, los derechos civiles forales, se manténían sus Particularidades militares y sus exenciones fiscales. El decreto, respondía a las concepciones del liberalismo progresista, entonces en el poder. Los Progresistas intentaban desarrollar plenamente el liberalismo. Para ellos era incuestionable la Soberanía nacional y la unidad constitucional, con los que estaría en contradicción la existencia De una regíón económica y administrativamente autónoma. Fue el ascenso de los moderados al poder, en 1844, lo que devolvíó al país parte de sus Atribuciones forales. El restablecimiento de los Fueros resultaba sumamente atractivo para los moderados. Al Restablecerlos conseguían atemperar el régimen constitucional, hacer una concesión a la Tradición, conservar la organización foral supónía crear una zona en la que fuese difícil el Resurgimiento político del progresismo. Por otra parte fue decisiva la presión del liberalismo Vasco que a partir de ahora se adscribía definitivamente a la causa moderada. Este liberalismo Vasco mantendría un fuerismo como bandera política, utilizando los Fueros como arma de Presión ante el poder central. Los moderados no restablecieron todos los Fueros, las aduanas continuaron en la costa, no se Restablecíó el pase foral. Reaparecieron las tradicionales Juntas Generales y Diputaciones Forales, que se formarían de acuerdo con la tradición. Se consolidó e incrementó la autonomía Administrativa y económica de cada uno de los territorios. Se conservaba lo que de positivo Tenía el decreto de Espartero para la burguésía vasca.