T 3.1. Aumento demográfico y expansión agrícola
La Revolución Industrial fue el resultado de los cambios económicos y tecnológicos producidos por vez primera en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII.
En esa época la población europea inició un proceso de crecimiento ininterrumpido, y más en Gran Bretaña.
Las causas de ese cambio demográfico fueron el aumento de la producción de alimentos y el progreso de la higiene y la medicina, que a su vez significaron una disminución de la mortalidad y un ligero incremento de la natalidad.
Como consecuencia de este crecimiento demográfico aumentó la demanda de alimentos y el alza de los precios, que llevó a los propietarios a mejorar la producción agrícola. Para ello se llevaron a cabo dos transformaciones:
Se aprobaron leyes que ponían fin al sistema señorial y comunal de propiedad de la tierra. De este modo, la propiedad señorial se convirtió en propiedad privada.
Se introdujeron nuevas técnicas de cultivo (sustitución del barbecho y progresiva mecanización), así como nuevos cultivos.
2. El nacimiento de la industria
La innovación tecnológica fue paralela a los cambios demográficos y agrarios. Las nuevas máquinas sustituyeron el trabajo manual, aumentaron la productividad y disminuyeron los costes de producción.
La aplicación de la energía del vapor a la producción revolucionó la tecnología y las energías tradicionales, y permitió la generalización del sistema fabril. Se convirtió de este modo en el símbolo de la Revolución Industrial.
La industria del textil en Gran Bretaña fue el primer sector en mecanizarse, y aplicó una serie de inventos (lanzadera volante, nuevas máquinas de hilar, telar mecánico) que incrementaron la producción y completaron el proceso de mecanización.
En el sector siderúrgico, la utilización del carbón de coque para fabricar hierro y acero incrementó asimismo la producción. La demanda de hierro para elaborar nuevas máquinas agrícolas también favoreció el desarrollo de este sector.
3. La expansión de la industrialización
De forma paralela a las anteriores innovaciones, se desarrollaron grandes transformaciones en los transportes y el comercio.
El fenómeno realmente innovador fue la incorporación de la máquina de vapor en los transportes:
La actividad minera generó la aparición del ferrocarril, que en sus inicios se utilizaba para transportar el mineral en vagonetas sobre raí-les de madera. En 1829, Stephenson incorporó una locomotora que accionaba el ferrocarril mediante vapor.
La aplicación de la máquina de vapor al transporte marítimo supuso la aparición de los barcos de vapor (1807), que, construidos con hierro, sustituyeron a los de vela.
En cuanto al comercio, se desarrolló una economía de mercado mediante el incremento del comercio interior y exterior. En el comercio exterior, se enfrentaron las posiciones del librecambio y del proteccionismo.
4. El capitalismo industrial
El liberalismo económico fue teorizado por pensadores británicos a finales del siglo XVIII, entre los que destacó Adam Smith. Sus bases son:
El motor de la economía es la búsqueda del máximo beneficio.
El mercado se equilibra en función de la relación entre la oferta y la demanda.
El Estado no debe intervenir en la economía.
El capitalismo industrial, que se formó a partir de esos principios, se estructura como un sistema en el que un grupo social reducido, la burguesía, posee la propiedad de los bienes de producción, mientras que los trabajadores, sin propiedad, se emplean a cambio de un salario.
Tres elementos consolidaron decisivamente el capitalismo industrial: los bancos, las sociedades anónimas y la bolsa de valores.
Durante el siglo XIX la industrialización se extendió a otros Estados de Europa y del mundo. El proceso no fue regular y presentó grandes diferencias entre países y entre sus respectivas regiones.
5. La segunda fase de la industrialización
A finales del siglo XIX se desarrolló una nueva fase industrial, la denominada Segunda Revolución Industrial.
En primer lugar, se produjo un cambio energético;
Nuevas fuentes de energía desbancaron el carbón:La electricidad, que se aplicó en la industria, los transportes, las comunicaciones, la iluminación y el ocio.
El petróleo, que revolucionó los transportes: surgieron el automóvil y la aviación, y se aplicó a la navegación.
En segundo lugar, supuso cambios en la organización de la producción, desarrollándose la fabricación en serie (taylorismo), que tendría su máximo exponente en la fábrica de automóviles Ford.
En tercer lugar, se impulsó la concentración industrial, cuyo principal objetivo era restrin-gir la competencia. Sus ejemplos fueron el cártel, el trust, el holding y el monopolio.
6. La nueva sociedad industrial
La industrialización organizó la sociedad en clases sociales:
La burguesía y el proletariado. Sus diferencias radicaban esencialmente en la riqueza.La burguesía se convirtió en el grupo hegemónico. Era la propietaria de las industrias y los negocios, y el centro de la vida social. Se agrupaba en tres sectores: grande, mediana y pequeña burguesía.
El proletariado industrial era el sector social más numeroso y más desfavorecido. No tenía propiedades, y se empleaba a cambio de un salario. Sus condiciones de vida y trabajo eran muy duras, y las insuficientes remuneraciones obligaban a trabajar a mujeres y niños.
7. Los movimientos sociales: marxismo y anarquismo
Durante la primera mitad del siglo XIX se fue forjando la conciencia de clase y los trabajadores se organizaron. Primero surgió el ludismo, contra las máquinas, y más adelante, el sindicalismo, con el objetivo de mejorar las condiciones de trabajo de los obreros.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se desarrollaron dos tendencias de pensamiento que denunciaban las desigualdades creadas por el sistema capitalista: el marxismo y el anarquismo.
El marxismo, liderado por Karl Marx, aspiraba a una revolución obrera para destruir el capitalismo. Los obreros debían formar un partido político que, una vez en el poder, crearía un Estado obrero en el que desaparecería la propiedad privada. Luego, debería alcanzarse la sociedad comunista, sin clases.
El anarquismo exaltaba la libertad individual, criticaba la propiedad privada, rechazaba toda forma de autoridad y se oponía a la acción política. Su objetivo era destruir el Estado y crear una nueva sociedad colectivista e igualitaria. Se dividió en dos líneas: una, favorable a la acción violenta, y otra, impulsora del anarcosindicalismo.
El internacionalismo tuvo dos momentos destacados: la I Internacional, que intentó unir a los marxistas, anarquistas y sindicalistas a nivel mundial, y la II Internacional, que coordinaba sólo a los partidos marxistas.