Desamortización en España durante el siglo XIX
Contexto histórico
Durante el siglo XIX, la agricultura española, pese a ser la actividad económica más importante, sufrió un profundo atraso debido a varios factores:
- Desigual distribución de la tierra: Concentrada en manos de la nobleza, vinculada a la institución del mayorazgo, que impedía la venta o división de las propiedades.
- Grandes extensiones de tierra en manos de la Iglesia: Provenientes de donaciones, estas tierras quedaban inmovilizadas.
- Tierras municipales: Bosques y montes de aprovechamiento común.
- Despoblación del campo: Debido a las duras condiciones de vida y la escasa remuneración.
- Bajo rendimiento agrícola: Atraso técnico, con el arado romano aún en uso, y una agricultura de subsistencia centrada en el cereal.
Esta situación convirtió a la agricultura en un problema económico que requería reformas urgentes. La desamortización, según Sánchez Jiménez, consistía en la incautación estatal de bienes colectivos (eclesiásticos o civiles) que, tras su nacionalización y venta, pasaban a manos privadas.
Antecedentes de las desamortizaciones
- Carlos III (1766-1770): Afectó a bienes municipales y provocó la revuelta de Esquilache en 1766.
- Carlos IV (1798): Godoy impulsó la enajenación de bienes jesuitas para sanear la Hacienda pública.
- José I Bonaparte: Realizó una pequeña desamortización, confiscando rentas.
- Cortes de Cádiz (1812): Durante el Trienio Liberal (1820-1823), se propuso pagar la deuda pública con las rentas de las tierras jesuitas.
Desamortización de Mendizábal (1835-1844)
Juan Álvarez Mendizábal, político progresista, lideró el gobierno en 1835 durante la regencia de María Cristina. Sus objetivos eran:
- Obtener recursos financieros.
- Castigar al clero por su apoyo a los carlistas.
- Satisfacer a antiguos compradores de bienes.
- Iniciar una reforma agraria.
En 1836, se extinguen las órdenes religiosas y se incautan sus bienes, excepto los dedicados a la enseñanza o asistencia de enfermos. Esta medida afectó a la mayoría de los conventos y provocó la ruptura de relaciones con el Vaticano. En 1837, se suprimieron los diezmos y se declararon nacionales todos los bienes eclesiásticos. Sin embargo, la aplicación de esta ley fue limitada, derogándose en 1840. En total, se desamortizó el 66% de los bienes de la Iglesia.
Desamortización de Madoz (1855-1895)
Pascual Madoz, ministro de Espartero, complementó la obra de Mendizábal con la Ley de Desamortización General de 1855, de carácter civil. En 1856, el gobierno moderado de Narváez suspendió la ley, que fue reanudada posteriormente por los unionistas y se mantuvo vigente hasta 1895.
Consecuencias de las desamortizaciones
- Económicas: Expansión de la superficie cultivada y de la producción agrícola, deforestación, concentración de la tierra en pocas manos (latifundios en Andalucía, Extremadura y La Mancha), cambios urbanísticos.
- Sociales: No se creó una amplia clase media agraria, el campesinado se convirtió en jornalero con malas condiciones, ruptura de relaciones Iglesia-Estado (limitadas por el Concordato de 1851).
- Políticas: Creó aliados para la causa liberal.
El proceso desamortizador fue una oportunidad perdida para repartir la tierra y transformar la agricultura española. La II República (1931-1936) intentó mejorar la situación del jornalero con una reforma agraria, aunque su lenta aplicación provocó sucesos como el de Casas Viejas (1933).