La Práctica del Despotismo Ilustrado de Carlos III
El despotismo ilustrado fue la política reformista seguida por los monarcas absolutistas de Europa Occidental en el Antiguo Régimen. La monarquía propulsa reformas económicas, administrativas y culturales con la intervención del Estado, sin que esto suponga ninguna ruptura con la tradición anterior. Carlos III pone al frente de sus ministerios a políticos reformistas como Esquilache, Floridablanca o Campomanes. Carlos III (1759 – 1788) era hijo de Felipe V y hermanastro de Fernando VI, y antes de ser rey de España fue rey de Nápoles de 1735 a 1759.
Entre los ilustrados se extiende la conciencia de la necesidad de emprender reformas en la agricultura, que estaba muy atrasada en España. Se empiezan a preparar proyectos e informes que denuncian las enormes tierras de ArmEnsenada. Con Carlos III se empieza a hablar de una posible desamortización con la gran oposición de la nobleza y del clero. Las únicas medidas que se llevaron a cabo fueron:
- Reparto de tierras comunales en Extremadura.
- Reducción de los derechos de la Mesta.
- Obras de regadío.
- Ruptura del monopolio de los gremios.
También aparecen las fábricas, con apoyo del Estado, como la de armas, astilleros, vidrio, textiles, etc. Se adoptan medidas para mejorar las comunicaciones dentro del país, favoreciendo así el comercio interior (eliminación de aduanas). Se liberalizó el comercio con América y se fundó el Banco de San Carlos, futuro Banco de España.
Los intentos de reformas acabaron a veces en revueltas, como fue el motín de Esquilache o aquellos intentos por parte de la Inquisición de parar una posible desamortización. Se trata también de unificar y racionalizar los impuestos; para ello se lleva a cabo el Censo de Floridablanca y el Catastro de la Ensenada.
España del Siglo XVIII: Evolución de la Política Exterior en Europa
España queda relegada después de la Guerra de Sucesión a una potencia de segundo rango y, desde el fin del conflicto hasta 1730, la política de Felipe V se orienta a recuperar las antiguas posesiones italianas perdidas tras la Paz de Utrecht. Para ello, España inicia una serie de pactos de familia con Francia. En el primer pacto (1734) y el segundo (1743), apoyaría los intereses franceses en la Guerra de Sucesión de Polonia, ganando a cambio de ello el que Carlos III fuera coronado rey de Nápoles.
Cuando Carlos III renuncia a esta corona para ser rey de España, firmará el tercer pacto de familia, en el que, al lado de Francia, cede Florida a Inglaterra y Sacramento a Portugal debido a su apoyo junto a los franceses a los rebeldes norteamericanos en su independencia. La derrota de los británicos terminará al final con la recuperación de Menorca, Florida y Sacramento.
La España del Siglo XVIII: La Política Borbónica en América
En un principio, la monarquía borbónica no implicó ningún cambio importante en las colonias. La administración continuó sin cambios, y el monopolio comercial, pese al creciente contrabando británico, siguió igual. Los envíos de plata a cambio de productos peninsulares y el papel preponderante del puerto de Cádiz, que había sustituido al de Sevilla, caracterizaban la situación.
La sociedad americana estaba organizada en torno a dos grupos: la élite blanca (compuesta por decenas de miles de peninsulares y criollos) que controla la administración y eran propietarios de las tierras de las minas y demás fuentes de riqueza. El resto de la población estaba constituido por la mayoría indígena y esclavos negros. Era una sociedad racial, pese a que había una importante mezcla.
A partir de mediados de siglo, se inicia un cambio en la política de los Borbones hacia América. El gobierno de Madrid decide incrementar la explotación colonial, promoviendo las compañías de comercio e introduciendo navíos de registro, es decir, barcos que podían comerciar aparte de la Flota de las Indias. Esta novedad permite incrementar el comercio gaditano.
Durante el reinado de Carlos III, la Corona trató de incrementar el control administrativo de la metrópoli sobre las Indias, excluyendo de la administración a los criollos y creando un nuevo virreinato, el del Río de la Plata en 1766, estableciéndose el cargo de intendente para mayor control de los territorios. La expulsión de los jesuitas en 1777 supuso que la Corona se anexionara importantes tierras que hasta ese momento estaban en la Compañía de Jesús. En el terreno fiscal, se impusieron nuevos impuestos.
Todas estas políticas supusieron movimientos de protesta de los criollos contra la metrópoli y también de la explotada mano indígena. En 1780-1781 se inicia la rebelión en Perú, que pronto será apoyada por la población indígena (Tupac Amaru), que fue duramente reprimida.