La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Orígenes de la Dictadura
En 1923, el gobierno liberal se encontraba en una situación de inestabilidad, incapaz de gobernar eficazmente. La oposición, a su vez, no lograba articular una alternativa viable, lo que generó un clima propicio para el surgimiento de una dictadura, similar a las que emergieron en Europa tras la Primera Guerra Mundial. La crisis en Marruecos, el desprestigio del liberalismo y las declaraciones del rey Alfonso XIII en Córdoba, donde lamentaba la situación política, contribuyeron a aumentar la tensión. En Barcelona, un foco de antiparlamentarismo, radicalización del movimiento catalanista y desorden público, se gestó el golpe de Estado. La reacción del gobierno fue insuficiente, mientras que la Liga Catalana y la burguesía apoyaban la creación de un nuevo orden.
El general Miguel Primo de Rivera, marqués de Estella, militar y regeneracionista, organizó la conspiración. Inmerso en el régimen de la Restauración, contactó con otros generales en Madrid para expandir el rechazo al sistema caciquil. Su golpe, más que militar, buscaba otorgar el poder a civiles apolíticos, asemejándose a los pronunciamientos militares del siglo XIX. El objetivo era disolver el gobierno mediante un forcejeo psicológico. Primo de Rivera, con su programa, pretendía salvar a España y al rey de la clase política, estableciendo un gobierno de militares o civiles. El golpe se llevó a cabo el 13 de septiembre de 1923, sin resistencia del ejército ni del país. Al llegar a Madrid, el rey lo reconoció como vencedor y lo nombró «ministro único», dando inicio a una dictadura concebida como un régimen temporal. Primo de Rivera, sin embargo, no buscó un contacto directo con el pueblo.
Directorio Militar (1923-1925)
Se formó un directorio compuesto por nueve militares que actuaban como ministros. Durante este periodo, se establecieron varios objetivos: disolver el Congreso y el Senado, implementar una fuerte censura y desmantelar el sistema caciquil a nivel local mediante la ley. Se elaboró el Estatuto Municipal, con un carácter autonomista y descentralizador, donde los ministros elegían al alcalde. Además, se creó el partido Unión Patriótica, que en 1924 se convirtió en la organización de apoyo al régimen primorriverista.
Directorio Civil (1925-1930)
Tras la campaña de Marruecos en 1925, se instauró el Directorio Civil, buscando una vuelta a la normalidad con un gobierno civil, aunque bajo censura y sin posibilidad de convocar elecciones. La «labor regeneracionista» debía continuar. Primo de Rivera lideraba el gobierno, mientras la Constitución de 1876 permanecía suspendida, con restricciones a los derechos individuales y políticos, y censura en la prensa.
Los objetivos de esta etapa eran:
- Crear una nueva política económica.
- Aumentar la renta nacional.
- Establecer una Asamblea Nacional Constituyente para asesorar al gobierno y elaborar una nueva constitución.
La economía se caracterizó por una iniciativa centralista y corporativa: se fomentó la industria con intervención estatal y se estimularon las exportaciones. Se desarrolló la agricultura y la industria mediante la eliminación del libre comercio y la libre competencia. Se ampliaron y mejoraron las infraestructuras de transporte, como carreteras, ferrocarriles y puertos.
Se creó el Código de Trabajo, que regulaba los contratos y accidentes laborales. La organización sindical persistía, por lo que en 1926 se fundó la «Organización Corporativa del Trabajo», con la participación de la UGT para obtener el apoyo obrero. Se reprimió el sindicalismo de la CNT y del Partido Comunista de España.
La Asamblea Nacional tenía la tarea de legislar y legalizar la situación para conseguir apoyo. Funcionaba como un parlamento sin poder legislativo, con miembros elegidos por un sistema de elección corporativa y nombramiento vitalicio. En 1929, se preparó un proyecto de constitución que eliminaba la separación de poderes, la soberanía popular y los principios democráticos, insistiendo en la unión del Estado y en el poder del rey para legislar junto con las Cortes. La monarquía tenía un poder superior a la constitución, el rey elegía a los ministros y podía tener poder judicial, pero Primo de Rivera no lo aceptó.
Oposición y Caída de la Dictadura
Durante estos años, la oposición política creció, aumentando el número de partidos republicanos. En 1926, la Sanjuanada, un intento de golpe de Estado, evidenció el descontento militar. Un grupo de militares redactó un escrito rechazando el uso que había hecho el ejército de los españoles, y un grupo de artilleros se sublevó a favor de la soberanía nacional. Cuando Sánchez Guerra fue indultado por el tribunal al haberse rebelado contra un gobierno no constitucional, Primo de Rivera se sintió derrotado y dimitió en 1930, alegando enfermedad. Se exilió y murió un mes después.
Fue sustituido por el general Dámaso Berenguer, quien instauró la «dictablanda», un periodo de inestabilidad política y rechazo al régimen. En agosto de 1930, se firmó el Pacto de San Sebastián entre nacionalistas, republicanos y socialistas, con el objetivo de instaurar la República. En diciembre, se produjeron los pronunciamientos de Jaca, liderado por García y Galán, y el de Ramón Franco y Queipo de Llano. Finalmente, Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar, quien convocó elecciones el 12 de abril de 1931, donde triunfó la coalición republicano-socialista, proclamándose la Segunda República.