Elaboran una monarquía constitucional (1845) imponiendo una soberanía nacional, en la que el rey gobierna juntos a las Cortes, pero con mucha importancia del monarca, que puede vetar, crear o suprimir leyes, nombrar al gobierno e incluso disolver las Cortes. Apenas un 2% de la población tiene derecho a voto y son limitados los derechos de expresión, reunión y asociación. La religión católica es la oficial del estado, subvencionada por el estado, sin desamortizar sus bienes.
Se crea una administración centralizada, con jerarquía de cargos y funciones desde el centro a la periferia, (ministro, gobernadores, alcaldes). Se crea la guardia civil, suprimiendo la Milicia nacional y las Juntas Locales. El modelo económico se basa en el proteccionismo.
Moderados: Integrado por liberales y grupos que se habían separado de los exaltados y progresistas. Pretendían asimilar los principios del Antiguo Régimen y las nuevas ideas liberales. El grupo de moderados estaba integrado por liberales «doceañistas» que se autocalificaban como » hombres de orden » y por grupos que se habían ido separando de los exaltados y progresistas. Su preocupación era construir un estado Unitario y seguro servido por una administración centralizada. El poder debía estar controlado por las clases propietarias e ilustradas. Para ello, el procedimiento elegido fue el » sufragio censitario » solamente podrían elegir diputados o senadores aquellos que pagaran al Estado una determinada cantidad anual.
Progresistas: Estaba apoyado por las clases medias, propietarios medios de la tierra, comerciantes y manufacturados e intelectuales universitarios. Hasta mediados de los años cincuenta contó con las simpatías de las “Clases populares “. Los progresistas sostuvieron la definición inicial de la Constitución de 1812, de que la soberanía residía en el pueblo – la nación – y tenia su representación exclusiva en las Cortes; la portadora del poder legislativo. En la economía defendía el liberalismo, la eliminación de al barreras aduaneras para los productores extranjeros que frenaban los intercambios con otros países (ninguna intervención del Estado). Otro modelo progresista era el deseo de suprimir lo que llamaban “la contribución de sangre “es decir, el servicio militar obligatorio por el sistema de quintas y dotar de un ejército profesional. Entre los moderados y progresistas su programa era reformista “no revolucionario “de forma que defendían, como los moderados, el sufragio censitario en las elecciones, aunque ampliaban la participación ciudadana al rebajar la cantidad de contribución anual exigible. Su misma denominación se vinculaba a la idea de que el individuo, la sociedad y la naturaleza estaban sometidos a un proceso de mejora y constante perfección.
Estas semejanzas con casi idénticas a las nuevas corrientes políticas ya que estaban ya que estaban decididos a poner todo tipo de impedimentos al régimen.