Siglo XVIII
El siglo XVIII o “siglo de las luces” es el siglo de la razón. Los ilustrados y otros pensadores de la época, aplicaron la razón a la política, a la sociedad y al individuo y, con sus ideas, criticaron las condiciones del Antiguo Régimen.
Las transformaciones que se viven en este siglo, prefiguran lo que luego ocurrirá en las revoluciones del siglo XIX. Y afectan a todos los aspectos de la vida: desde la agricultura y la artesanía, el crecimiento de la población, las ideas y la política.
El siglo para España comienza con un cambio de Dinastía: Carlos II, el último de los Habsburgos, muere sin descendencia y el candidato legítimo, Felipe de Anjou (Borbón) y el Archiduque Carlos (Habsburgo) se enfrentarán por la Corona de España. El asunto transcendió las fronteras españolas, por el papel de los candidatos en el continente y afectó a distintas potencias. Esta Guerra de sucesión acaba de alguna manera con el siglo XVII e inaugura una nueva monarquía en España.
Los Borbones españoles del siglo XVIII, especialmente Felipe V, Fernando VI y Carlos III trataron de transformar y modernizar España, aplicando en algunos casos las ideas ilustradas. Carlos IV, aunque comenzó con un monarca reformista, dio un giro a su política tras la Revolución Francesa (1789) y terminó entregando el trono a su hijo Fernando que a su vez abdicó en Napoleón Bonaparte.
Así pues, nos encontramos con tres sistemas políticos diferentes, el absolutismo, el despotismo ilustrado y el parlamentarismo (casi exclusivamente británico), pero las transformaciones que hemos indicado no tendrán el mismo impacto en todos los países ni en todos los estamentos sociales.
En América, la situación oscilará entre la pérdida de influencia de España y los intentos de los Borbones de recuperar el terreno perdido frente a Francia y Gran Bretaña en el siglo anterior.
La Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz
La Guerra de la Independencia (1808-1814) supone un periodo histórico decisivo para la historia española: en primer lugar, por la intensidad del conflicto, que durante
varios años desangrará nuestro país; en segundo lugar, porque, al participar en ella no sólo el ejército regular sino también el pueblo de todas las zonas de España, unido frente a una invasión extranjera, se conforma definitivamente la Nación española; finalmente, es una guerra con importantes implicaciones políticas, ya que, por un lado, es una guerra civil que divide a los españoles en dos, los que apoyan a la nueva monarquía bonapartista y los que la rechazan y, por otro lado, es el marco en el que se inicia la revolución liberal en España con la convocatoria de nuevas Cortes y la proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812.
Un rasgo característico de esta guerra fue la utilización de «guerrillas», partidas de hombres de la región que hostigaban al ejército regular francés.
La construcción del liberalimo durante el reinado de Isabel II.
La revolución liberal en España.
Desde la Guerra de la Independencia (1808-1814) hasta el Sexenio Democrático (1868-1874) se desarrolla en España un largo proceso de revolución liberal. Como has visto en quincenas anteriores, ésta consiste en la destrucción de las estructuras sociales, políticas y económicas del Antiguo Régimen y su sustitución por un nuevo sistema más acorde con los cambios que se estaban produciendo desde el siglo XVIII (Revolución Francesa, Revolución industrial, Sociedad de clases, etc.).
Así, se crea una nueva organización política, con la Soberanía ya no sólo en manos del rey o reina, con una Constitución como ley máxima y con un sistema de elecciones. Se configura un Estado moderno con nuevas instituciones (como la Guardia Civil) y una nueva división administrativa (organizada en provincias, y, generalmente, muy centralizada). La economía es más libre, de tipo capitalista. Y, desde el punto de vista social, existe una nueva clase social dirigente, la alta burguesía, muy relacionada no obstante con la antigua aristocracia, y aparecen nuevos grupos sociales como los proletarios.
Este proceso de transformación, general en Europa, tendrá en España, como veremos a partir de ahora, numerosas dificultades.
El reinado de Isabel II
La lucha dinástica entre la todavía niña Isabel II y su tío Carlos María de Isidro obliga la regente María Cristina a apoyarse en los liberales. Así, los liberales entran en el gobierno por primera vez con el apoyo de la Corona, y sus diferentes partidos políticos (moderados, progresistas, unionistas) se alternarán en el poder durante el reinado de Isabel y construirán un nuevo Estado conforme a sus ideales políticos. Este modelo político se verá enfrentado, no obstante, con los defensores del Antiguo Régimen (guerras carlistas). Este ambiente de inestabilidad será promovido también por los militares, que intervendrán de manera activa en la política del momento, incluso mediante levantamientos y conspiraciones (los pronunciamientos). Finalmente, la exclusión política y social de amplias capas de la población provocará revueltas e irá limitando poco a poco el apoyo a estos gobiernos liberales y a la propia Isabel II, lo que provocará su caída en la denominada La Gloriosa, la Revolución de 1868.
El Sexenio democrático
Tras el éxito de la Revolución de 1868, “La Gloriosa”, la reina Isabel II se exilia y se intenta crear un régimen liberal más democrático, pero cuya inestabilidad hace que pase en pocos años por diferentes etapas: gobierno provisional, Regencia, Monarquía de Amadeo I y República, unitaria y federal. Este intento democrático fracasará por las disensiones internas de los grupos que lo promovían (progresistas, demócratas, republicanos), por la oposición de los grupos más moderados (carlistas, liberales moderados) y por el alejamiento al proyecto de gran parte de los sectores populares, que optan por otras opciones políticas (cantonalismo, anarquismo, marxismo). En 1874, un nuevo pronunciamiento, el de Martínez Campos en Sagunto, proclama la vuelta de los Borbones con un nuevo rey, Alfonso, hijo de Isabel. Se inicia así el periodo conocido como Restauración.
Transformaciones económicas y sociales.
La Revolución Industrial en España.
Mientras en otros países europeos, con Gran Bretaña a la cabeza, se estaba produciendo un intenso proceso de
industrialización desde fines del siglo XVIII, en España esta importante transformación socioeconómica se produjo de una manera más lenta e incompleta. Así, a finales del siglo XIX, España era todavía un país de base agraria, con un escaso comercio interior y un desarrollo industrial limitado a unas pocas regiones y a unos sectores concretos, como el textil catalán, el siderúrgico asturiano y vasco y el de transformaciones agroalimentarias en las regiones del interior. La industrialización, sin embargo, se va acelerando poco a poco.
España sufre un retraso en su proceso de industrialización, limitado durante gran parte del siglo XIX a unas pocas zonas del país.
Hacia la sociedad de clases
En España también aparece la «sociedad de clases» pero, dadas las dificultades del Estado liberal y el escaso desarrollo de la Revolución Industrial, hemos de señalar algunos matices:
La aristocracia no desaparece, sino que incluso se fortalece y se une a los nuevos grupos dirigentes en ascenso.
Aunque el clero desaparece como clase social, sigue manteniendo una gran influencia en la sociedad.
La burguesía se convierte en el grupo social más influyente, pero no es tan dinámico como en el resto de Europa.
Las escasas reformas agrarias impiden el desarrollo de una clase de propietarios agrícolas. Los campesinos con “hambre de tierras” serán un grupo muy numeroso e inestable.
Aunque aparece un proletariado asociado a las fábricas, existe una enorme variedad de tipos en las clases urbanas (artesanos, pequeños comerciantes, trabajadores de servicios, etc.).
Nuevos paisajes urbanos
Las ciudades españolas, la mayoría de ellas de traza todavía medieval, han de transformarse obligadas por los cambios demográficos, económicos y sociales del siglo.
La Desamortización de conventos e iglesias permitió abrir nuevos espacios en las ciudades de inicios del
siglo XIX pero éstas, todavía estranguladas por las antiguas murallas, necesitaban crecer más. Y el aumento de población hacinaba a la población urbana. Así, se produjo a mediados de siglo en muchas ciudades el derribo de las murallas y la aparición de nuevos espacios urbanos. El ferrocarril necesita, por su parte, de una estación, que provoca la creación de un entorno propio. Aparecen también las primeras fábricas y, con ellas, las barriadas obreras, normalmente carentes de los servicios mínimos. La pujante burguesía exige, por su parte, nuevos barrios, que han de ser construidos extramuros: se trata normalmente de ensanches, amplios espacios de la ciudad planificados – normalmente con un diseño en cuadrícula- y dotados de mayores comodidades e infraestructuras. Incluso las ciudades en crecimiento se anexionan pueblos cercanos, ahora convertidos en nuevos barrios urbanos.
La Restauración.
Las bases políticas del sistema.
El pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto (diciembre de 1874) pone fin a la Primera República y restablece la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Se inicia así un largo periodo histórico denominado “Restauración”, que entra en crisis ya bien entrado el siglo XX (Dictadura de Primo de Rivera, 1923, Segunda República, 1931), pero cuyo máximo apogeo se producirá en el última cuarto del siglo XIX.
El objetivo principal de su ideólogo más importante, el conservador Cánovas del Castillo, era garantizar la estabilidad política y la paz interior en el país frente a los desequilibrios y conflictos de las etapas precedentes. Y esto se consigue pero, no obstante, con una evidente falta de democracia, basándose, tal y como lo define el intelectual aragonés Joaquín Costa, en la“oligarquía y caciquismo” que dominarán la España de esa época.
Dos características básicas de la Restauración son el gobierno de los civiles, la no intervención del ejército en la política, y la pacificación interna del país.
Oposición política y social
La Restauración trajo a España, como hemos visto, una pacificación y una tranquilidad importante a la vida
política, especialmente con respecto a las etapas anteriores, llenas de guerras civiles, pronunciamientos militares y revueltas populares. Todo esto conllevó también una importante mejora en la economía. Lo que no consiguió fue la democratización del país. El sistema de la Restauración se basaba en un bipartidismo férreo y en una alternacia en el poder basada en el fraude electoral. Eso dejaba fuera, lógicamente, cualquier otra opción política, desde las existentes ya anteriormente (republicano, carlistas) hasta los nuevos movimientos sociales y políticos que aparecen: el movimiento obrero, escindido en anarquistas y socialistas, y el nacionalismo, especialmente activo en Cataluña y el País Vasco.
La crisis de 1898
España, que ya había perdido gran parte de su esplendor imperial con la independencia de las colonias americanas a inicios de siglo, vivió durante el XIX una política exterior que se resistía a reconocer su nueva situación de potencia media a nivel internacional. Así, durante el reinado de Isabel II se diseñó una “política de prestigio” con intervenciones militares en todo el mundo (Chile y Perú, Marruecos, Indochina) pero que se limitó durante la Restauración (“política de recogimiento”), excepto en el norte de Marruecos y, especialmente, en los restos del imperio español: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y otras posesiones menores en el Pacífico.
El movimiento independentista cubano y filipino en contra del dominio español se vio incrementado con la intervención norteamericana, que culminó con una guerra entre España y Estados Unidos (1898) que acabó en rápido desastre: España se despertaba de golpe de su sueño imperial y se enfrentaba a su dura realidad política, social y económica.
Recuerda lo más importante
La crisis del Antiguo Régimen en España se produce en un contexto casi continuo de guerra (1793-1814), destacando la Guerra de la Independencia.
La Revolución liberal comienza con las Cortes de Cádiz, iniciadas en 1810, y con la Constitución de 1812.
La vuelta de Fernando VII a España (1814-1833), en el contexto internacional de la Restauración, supone un intento de volver al Antiguo Régimen.
El reinado de Isabel II (1833-1868) se caracteriza por el enfrentamiento entre liberales y carlistas, por la intervención de los militares en el gobierno y por la exclusión del pueblo en el poder.
El Sexenio Democrático (1868-1874) supone un intento de democratizar el sistema liberal español, pero fracasa por su gran inestabilidad.
La Restauración (la vuelta de la monarquía borbónica, en 1874) trae a España un periodo de paz y prosperidad económica, pero se basa en el control social y electoral de una minoría de la población (“oligarquía y caciquismo”).
La pérdida de las últimas colonias del imperio español en la guerra hispano-norteamericana de 1898 provoca una importante crisis moral en España, y un deseo de regeneración del país.
La Revolución Industrial en España tiene un desarrollo lento y localizado en unas pocas zonas, aunque a fines de siglo se diversifica y se extiende a otras regiones del país.
A pesar del crecimiento urbano e industrial, la base del país sigue siendo agraria y campesina.
Aparece una nueva sociedad de clases, con predominio de la burguesía, pero aún se mantienen grupos típicos del Antiguo Régimen (aristocracia, artesanos, influencia social y educativa del clero).
La dictadura de Primo de Rivera
En un contexto de crisis política y social, el 13 de Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el Estado de guerra y se dirigió al monarca para exigir que el poder pase a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, quien suspendió el régimen parlamentario constitucional.
Los apoyos de Primo fueron militares, políticos cercanos a la monarquía y parte de las clases dirigentes. Defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Las razones que justificaban la necesidad de cambio son:
– Inestabilidad y bloqueo del sistema político
parlamentario así como su desprestigio derivado del continuo fraude electoral.
– Miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
– Aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos.
– Descontento del ejército tras el desastre de Annual.
El dictador justificó el golpe militar a través de un discurso con pretensiones regeneracionistas donde criticaba a la «vieja política». En su manifiesto inaugural anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con las amenazas de la unidad nacional. Primo de Rivera pretendía evitar que el régimen político acabara por democratizarse.
La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
La dictadura de Primo tuvo 2 fases:
1) Directorio militar cuyos miembros eran militares. Las primeras medidas tomadas fueron: suspensión del régimen constitucional, disolución de cámaras legislativas, cese de autoridades civiles, prohibición de los partidos políticos y sindicatos, militarización del orden público, represión del obrerismo…
2) Directorio civil aunque el peso de los militares continuó siendo impotante y el régimen no abandonó su estilo autoritario.
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional, iniciada en los felices años 20. El régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía tanto industrial como de infraestructuras. La medida más importante fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal unido al fomento de las obras públicas.
II República Española
En 1931 se celebraron unas elecciones en las que salió como vencedora la república sobre todo en las ciudades. Estas elecciones fueron un plebiscito contra la monarquía. Debido al resultado de las elecciones el rey Alfonso XII renunció a la corona.
El 14 de Abril se proclamó la República, un nuevo
régimen en el que tendrían la oportunidad de democratizar y modernizar el Estado mediante reformas económicas y sociales.
Debemos destacar que la República nació en circunstancias difíciles:
– La crisis más grave del capitalismo, es decir, el crack del 29.
– El fascismo estaba cobrando importancia en otros países y era un peligro para los sistemas democráticos.
En España se recibió a la República con ntusiasmo y alegría por parte de las clases medias y populares y con temor y rechazo por las élites sociales y económicas.
Los problemas más graves a los que se tuvo que enfrentar la República fueron:
– La falta de tradición democrática española.
– Conflictos sociales.
– Lentitud de las reformas.
– Oposición de los conservadores.
Todo esto creó una situación de inestabilidadpolítica insostenible.
Durante el periodo de república pasaron por el gobierno diferentes partidos:
– 1931-1933: gobierno republicano (reformas).
– 1933-1935: gobierno de derechas.
– 1936: gobierno del frente popular.
La proclamación del gobierno del frente popular fue el detontante del alzamiento popular contra la república que desencadenó en la Guerra Civil.
Guerra Civil Española
España a lo largo de la historia ha sufrido varias guerras civiles, que suelen conocerse como “guerras Carlistas”, pero precediendo a la Segunda Guerra Mundial, y tal vez, como preliminar y preparatoria de la misma, se produce un gran conflicto bélico conocido como “Guerra Civil Española”.
Antes de introducirnos en este tema, debemos aclarar que las llamadas guerras Carlistas, corresponden a otras tres guerras producidas en el siglo XIX.
(en el período entre los años 1833 y 1876), entre liberales partidarios del gobierno de Isabel II de España y los partidarios absolutistas de Carlos María Isidro de Borbón, del que deriva el nombre de “Carlistas”. Cabe agregar que Carlos de Borbón era el tío de Isabel II.
La Guerra Civil Española, se desarrolla en el período comprendido entre el 17 de Julio de 1936 y el 1º de Abril de 1939.
Se estima que las diferencias existentes entre la Unión Soviética y las llamadas Potencias del Eje, consideraron como un fértil campo de pruebas el desarrollo de este conflicto para el inicio de hostilidades que dieron origen a la revolución social española de 1936 y posteriormente, a la Segunda Guerra Mundial.
Esta guerra civil se origina en el fallido golpe de estado de un sector del ejército español contra el gobierno democrático y legalmente constituido de la llamada Segunda República Española.
Este conflicto bélico, concluirá finalmente con la instauración, por parte de los triunfantes rebeldes, de un régimen dictatorial de neto corte fascista en cuya dirección se situó el general Francisco Franco.
Franquismo
El franquismo, características y bases del sistema:
– El sistema político del franquismo se configuró como un sistema dictatorial caracterizado por la concentración de poderes y la supresión de libertades.
– Fundamentos del franquismo.
Finalizada la Guerra Civil en abril de 1939, los vencedores, liderados por Francisco Franco, crearon un régimen dictatorial con las siguientes características:
No existía una Constitución, sino un conjunto de leyes dispersas, las Leyes Fundamentales.
Había un único sindicato, la Organización Sindical.
Había un partido único, la Falange o Movimiento Nacional.
Franco controló todos los poderes:
El franquismo se caracterizó por su ideología conservadora y antidemocrática.
– Etapas de la dictadura franquista.
Entre 1939 y 1949: aislamiento internacional, caída de la producción económica, penosas condiciones de vida e implacable represión política e ideológica.
Entre 1950 y 1959: logró reducir en gran medida el aislamiento internacional, mejoraron las condiciones de vida de la población.
Entre 1960 y 1972: fuerte desarrollo económico y la modernización de las estructuras económicas y sociales.
Entre 1973 y 1975: crisis del franquismo.
– Bases sociales y políticas del régimen.
La larga pervivencia de la dictadura fue posible por el apoyo de importantes grupos sociales:
Los monárquicos (carlistas y borbónicos).
La Iglesia católica.
Los falangistas.
El ejército.
Franquismo
Régimen político que estableció en España el general Franco en 1939 y que duró hasta su muerte en 1975. Sus principales características fueron: la existencia de un partido único; el rechazo de la democracia parlamentaria, sustituida por la llamada democracia orgánica, en la que la voluntad popular estaba teóricamente representada a través de la familia, el municipio y el sindicato, aunque en la práctica la gran mayoría de los procuradores en Cortes eran elegidos o designados por el propio gobierno; la inexistencia de libertad de asociación, expresión y reunión, y la concentración de poderes en la persona de Franco. La política económica pasó por una etapa inicial de autarquía, para regirse en la década de los sesenta por los principios del capitalismo. La política exterior evolucionó desde el apoyo a los países del Eje durante la Segunda Guerra Mundial y el aislamiento posterior hasta la alianza con EEUU a principios de los cincuenta. En los últimos años, el desarrollo económico favoreció una ligera apertura del régimen, mientras que la oposición al mismo se manifestó sobre todo en las luchas obreras y estudiantiles.
El franquismo, 1939-1955.
– Durante estos años, la vida española se caracterizó por la división entre vencedores y vencidos, la represión política, el exilio de miles de personas, las privaciones y el aislamiento internacional.