Los Sistemas Políticos del Antiguo Régimen
– Absolutismo
Las monarquías absolutas fueron el resultado de un proceso histórico iniciado en la Edad Media. El mejor ejemplo de monarca absoluto fue Luis XIV, conocido como el Rey Sol. La legitimidad del poder real era de origen divino, es decir, los reyes lo eran porque Dios los escogía, y ejercían todos los poderes del estado (judicial, ejecutivo, legislativo). El poder del rey solo estaba limitado por el derecho natural, las instituciones que asesoraban al monarca en los asuntos de estado (Consejo Real, ministros) y los funcionarios que recaudaban impuestos. El absolutismo se mantuvo vigente durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX.
– La Sociedad Estamental
La sociedad se organizaba en tres estamentos, a los que se pertenecía por nacimiento: nobleza, clero y tercer estado. La nobleza y el clero eran los estamentos privilegiados y estaban exentos de impuestos, contaban con un sistema judicial propio y ocupaban todos los altos cargos de las instituciones de gobierno y de la corte. El tercer estado representaba el 80% de la población, carecía de privilegios y estaba obligado a pagar impuestos. Había una gran diversidad socioeconómica en este grupo, desde el más pobre de los campesinos hasta el más rico de los burgueses. La movilidad social de los campesinos era prácticamente imposible. Estos tres estamentos formaban parte de las asambleas o los consejos de origen medieval, que delimitaban el poder real, pero el rey solo les pedía ayudas económicas.
– El Parlamentarismo
En el siglo XVIII, en Inglaterra, se puso fin al absolutismo. En el sistema parlamentario inglés, el rey ya no disponía de todos los poderes del estado. El poder ejecutivo estaba formado por el rey y el Consejo de Estado, el legislativo por el Parlamento y el judicial era independiente. Este sistema todavía no era democrático, solo los grandes terratenientes tenían derecho a voto. Las mujeres no podían votar ni ser candidatas al parlamento, al igual que ocurría con los representantes de las colonias. Esta forma de gobierno trajo una gran estabilidad institucional y política, lo que favoreció el desarrollo económico y fue crucial para el despegue de la Revolución Industrial.
Hacia una Nueva Economía
– El Mundo Rural
La sucesión de crisis de subsistencias y el escaso rendimiento de las cosechas marcaron el mundo rural. Los medios técnicos eran muy rudimentarios, lo que provocaba hambrunas y epidemias. Las innovaciones técnicas surgieron para hacer frente a estas coyunturas. Uno de los problemas era que la tierra seguía en manos de la nobleza y el alto clero.
– Del Gremio a la Manufactura
La elaboración de productos artesanales seguía en manos de los gremios, una institución de origen medieval. Los gremios controlaban todo el proceso de producción. Más tarde, surgió el putting-out system, un sistema de producción y organización del trabajo preindustrial, en el que un comerciante suministraba a los campesinos las materias primas y las herramientas y les pagaba por su trabajo. Este trabajo se realizaba al margen de los gremios. Al final del proceso, se obtenía un producto elaborado que se vendía en función de la demanda. Las manufacturas eran grandes talleres financiados con dinero público o privado que reunían a un gran número de trabajadores no especializados. Cada trabajador recibía un salario para realizar solo una parte de todo el proceso productivo, a diferencia del modelo gremial, en el que un solo artesano era el encargado de elaborar un producto de principio a fin.
– El Auge del Comercio Colonial
La economía europea logró un enorme desarrollo gracias a su expansión ultramarina. La expansión marítima fue posible gracias a los avances en las técnicas de navegación a vela. El auge del comercio colonial a lo largo del siglo XVIII supuso la entrada de nuevos productos en Europa. El comercio interior seguía siendo una reminiscencia de la Edad Media, ya que no contaba con las infraestructuras ni los medios que pudieran facilitar el tránsito de personas y mercancías.
– Las Prácticas Comerciales (El Mercantilismo)
El mercantilismo fue el sistema económico adoptado por las monarquías europeas entre los siglos XVI y XVIII. Parte del principio de que la riqueza de un estado es directamente proporcional al volumen de reservas de metales preciosos. Por lo tanto, para aumentar la riqueza, hay que conseguir oro de otros países, y esto se logra si las exportaciones superan a las importaciones.
– El Comercio Triangular
Una de las rutas comerciales más rentables era la que se establecía entre Europa, África y América. Los barcos europeos cargaban productos manufacturados de poco valor y hacían escala en África, donde, a través de la fuerza, capturaban población nativa, que luego era vendida como esclava en América, junto con el grueso de las manufacturas. A cambio, llenaban las bodegas de materias primas que luego vendían en Europa. A través de este sistema, se estableció la esclavitud en América.
Una Sociedad en Transición
– El Cambio Demográfico
La población europea aumentó considerablemente gracias a que la tasa de mortalidad fue decayendo. El descenso de la mortalidad y el aumento de la productividad agrícola, gracias a las nuevas técnicas de cultivo, favorecieron un descenso de los precios. En segundo lugar, disminuyó la conflictividad bélica. La Europa posterior al Tratado de Utrecht fue más pacífica que en los siglos anteriores. La nueva diplomacia disminuyó considerablemente los conflictos.
– La Importancia del Estado
El tercer estado comenzó a tener una mayor complejidad interna y surgieron nuevos mecanismos de movilidad social. La alta burguesía comercial, agraria, financiera, etc., se benefició de las nuevas oportunidades para mejorar su situación. Algunos burgueses incluso consiguieron un título nobiliario. La clase mercantil podía desarrollar una importante carrera política.