El Auge de los Totalitarismos: De la Rusia Zarista a la Alemania Nazi

La Revolución Rusa y el Nacimiento de la URSS

El Imperio zarista gobernaba por decreto, bajo la ideología de la Iglesia ortodoxa. Contaba con un ejército poderoso, una fiel burocracia y carecía de constitución. La principal actividad económica era la agricultura, aunque existía un proceso industrial con un numeroso proletariado. En este contexto, se fundó el Partido Socialdemócrata Ruso, dividido en bolcheviques (liderados por Lenin) y mencheviques.

La Revolución de Febrero de 1917 trajo consigo la creación de los soviets, que exigían al zar la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial. Tras la caída del zarismo, se creó una república democrática. Sin embargo, la lentitud en las reformas agrarias y la influencia de los bolcheviques y los soviets llevaron a la sublevación del 25 de octubre. Lenin formó un gobierno obrero, dando inicio a la Guerra Civil (1918-1921) entre el Ejército Rojo, dirigido por Trotsky, y el Ejército Blanco, que representaba al zarismo.

En 1922, se creó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y el PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética). Este sistema totalitario se justificaba mediante la dictadura del proletariado. Tras la muerte de Lenin en 1924, se debatieron dos visiones: la de Trotsky, que proponía exportar la revolución a otros países, y la de Stalin, que defendía la construcción del socialismo en un solo país. Stalin, secretario general del PCUS, se hizo con el poder, exilió y asesinó a Trotsky.

El Estalinismo

El estalinismo se caracterizó por una economía y sociedad colectivistas, convirtiendo a la URSS en una gran potencia industrial. Sus pilares fueron:

  • Prohibición de la propiedad privada.
  • Prioridad a la industria pesada.
  • Economía dirigida por el Estado.

El resultado fue una rápida industrialización. Stalin ejerció una dictadura basada en el culto a la personalidad.

Estados Unidos y la Gran Depresión

Estados Unidos se consolidó como la primera potencia económica mundial tras la Primera Guerra Mundial, gracias a los préstamos otorgados durante el conflicto. Esta época de prosperidad impulsó el , basado en el consumismo. El taylorismo y el fordismo incrementaron la productividad y el consumo de masas.

El auge de la bolsa generó una gran burbuja especulativa, donde el valor de las acciones aumentaba por la gran demanda, pero no por el aumento de los beneficios de las industrias. Los campesinos se vieron perjudicados, y la producción industrial creció más que el mercado, generando stocks que hicieron bajar los precios y quebrar a las empresas. La oleada vendedora afectó a la Bolsa de Nueva York, desencadenando el crack bursátil de 1929 y la quiebra de bancos, dando inicio a la Gran Depresión.

El consumo disminuyó, el paro y la miseria aumentaron, y la crisis se extendió al resto del mundo. Franklin D. Roosevelt creó el New Deal, un programa de intervención del Estado para combatir la crisis. Este incluía el control sobre los bancos, reformas sociales y el relanzamiento de la economía estadounidense. La crisis no se superó completamente hasta la Segunda Guerra Mundial.

El Auge del Fascismo en Italia

En la crisis de la Italia de posguerra, surgió Benito Mussolini, quien creó los fasci di combattimento, que se transformaron en el Partido Nacional Fascista. Este partido contó con el apoyo de la pequeña burguesía, los grandes propietarios, la Iglesia católica y el monarca. Mussolini organizó la Marcha sobre Roma para mostrar su poder y fue nombrado jefe del gobierno, a pesar de perder las elecciones.

Mussolini desarrolló un proceso de restricción de libertades y persiguió a sus adversarios. En las elecciones de 1924, se instauró un régimen autoritario y Mussolini se autoproclamó Duce. El parlamento fue sustituido por la Cámara de los Fasci y los sindicatos por un sistema de corporaciones.

El Nazismo en Alemania

Tras la Primera Guerra Mundial, se proclamó la República de Weimar en Alemania. El Tratado de Versalles, humillante para los alemanes, generó una serie de crisis, miseria y paro. La república se vio amenazada por revoluciones de izquierda y golpes de estado, como el putsch de Múnich, protagonizado por las milicias nazis.

Adolf Hitler fundó el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) y una organización paramilitar: las Secciones de Asalto (SA). Su ideología se plasmó en el libro Mi Lucha. Hitler utilizó la demagogia para cautivar a los trabajadores y acusó de la crisis a judíos, comunistas y demócratas. Las milicias nazis se opusieron violentamente a la república.

La crisis de 1929 llevó a la población a apoyar las propuestas extremistas. En las elecciones de 1932, el partido nazi ganó. Tras la muerte del presidente, Hitler se proclamó Führer y canciller del III Reich (imperio). En 1934, los nazis convirtieron Alemania en una dictadura. Solo se permitía el partido nazi y el Frente Alemán del Trabajo. La administración pública se depuró con una ley racista y la judicatura desapareció.

El Estado se basaba en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista. La actividad de la mujer estaba limitada por las (Kinder, Küche, Kirche – niños, cocina, iglesia) y se crearon las Juventudes Hitlerianas. Se convirtió en un Estado policiaco con las Secciones de Seguridad (SS) y la GESTAPO, enfocado en el mantenimiento de la y la creación de campos de concentración.

El III Reich buscaba convertir a Alemania en una potencia económica mundial, respondiendo a proyectos militaristas y expansionistas. Se implementó un dirigismo económico para conseguir la autarquía. Se reforzó el armamento y se realizaron obras públicas. Con el inicio de su política militarista, Alemania estaba preparada para crear un gran imperio y conquistar un al este de Europa, lo que finalmente desencadenaría la Segunda Guerra Mundial.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *