El Auge del Comercio Inglés en el Siglo XVIII
6. El Siglo XVIII: Inglaterra
En la segunda mitad del siglo XVII, Holanda perdió su hegemonía comercial debido a tres factores principales:
- La decadencia del comercio del Báltico, que provocó la caída de la demanda de cereales en Europa y la escasez de plata para su adquisición.
- Las políticas mercantilistas de Inglaterra, con las Navigations Acts de 1651, y de Francia, que impuso aranceles en sus puertos.
- Las guerras comerciales.
Inglaterra, una monarquía parlamentaria, presentaba un sistema político y social intermedio entre los Estados absolutistas (como España o Francia) y las repúblicas de mercaderes (como Holanda o las ciudades italianas). Su nobleza se había emparentado con poderosas familias de comerciantes, oficiales de la monarquía y juristas. Tras la «Revolución Gloriosa» de 1688-1689, los grandes mercaderes lograron una representación estable en el Parlamento y ocuparon importantes cargos en el gobierno y la política.
La principal diferencia entre el comercio holandés y el inglés residía en su naturaleza: mientras los holandeses actuaban como intermediarios y transportistas, los ingleses eran los principales manufactureros de Europa. La demanda de manufacturas de Brasil, gracias a su alianza con Portugal, beneficiaba a la metrópoli inglesa, que a cambio recibía el oro de la colonia.
Inglaterra inició su expansión ultramarina estableciendo colonias en las costas de América del Norte. Las colonias del norte se dedicaban a productos similares a los europeos, pero muy rentables, mientras que las del sur se centraban en el tabaco, el azúcar y posteriormente el algodón, utilizando mano de obra esclava.
La superioridad británica no se debió a ventajas comerciales, sino al uso de la fuerza, la legislación gubernamental y la piratería. Junto a Holanda y Francia, Inglaterra también se expandió por Asia (India e Indonesia). Sin embargo, el gran éxito del siglo XVIII para Inglaterra fue obligar a China a abrirse a su comercio, compensando su déficit comercial con la venta de opio.
El comercio con China era muy deficitario para Inglaterra. China producía artículos de lujo (porcelana y seda), y el té se volvió tan popular en Gran Bretaña que sus ventas se multiplicaron por 70 a lo largo del siglo, mientras que su precio descendía. Los ingleses no podían competir en ese mercado, y la política arancelaria china les impedía penetrarlo. Para compensar las pérdidas, recurrieron a la venta ilegal de opio indio en China, lo que generó un grave problema social, enriqueció a los mercaderes ingleses y desembocó en las dos Guerras del Opio del siglo XIX, primera manifestación de la «diplomacia del cañoneo», es decir, el uso de la fuerza militar para obtener concesiones comerciales.
En la India, los ingleses también perjudicaron la industria local del algodón y del teñido para promover la de la metrópoli. Cuando los calicós (de Calcuta o India), telas baratas, ligeras y de colores brillantes, comenzaron a ser importados con éxito por la Compañía de las Indias Orientales, la industria lanera inglesa se alarmó y logró que el Parlamento prohibiera su importación en 1701. Como consecuencia, creció la industria inglesa de estampado de tejidos de algodón blanco.
4.2. Comercio
El comercio internacional fue el sector más dinámico entre los siglos XVI y XVIII, llegando a ocupar un lugar central en el desarrollo económico y en los intereses de las monarquías y la nobleza. Esto influyó en la dinámica, los objetivos y las identidades de las sociedades europeas.
No es casualidad que las principales teorías económicas sobre la riqueza de las naciones giraran en torno al comercio, la balanza de pagos y la acumulación de metales preciosos. Ideas como el bullonismo (de bullion, lingote de oro) o el mercantilismo defendían preceptos como:
- Prohibir la exportación de oro y plata.
- Fomentar el comercio para acumular metales preciosos.
- Promover la autosuficiencia de cada nación.
- Desarrollar una potente marina mercante.
- Establecer posesiones coloniales.
La relación entre Estado y mercantilismo condujo a políticas militaristas, guerras y a la diversificación de la prosperidad económica en las regiones europeas.
El comercio del siglo XVI se caracterizó por:
- El desplazamiento de los centros de comercio del Mediterráneo hacia los mares del norte.
- El cambio en los productos comercializados, pasando de artículos de lujo a bienes cotidianos.
- La transformación en las formas de organización del comercio.
En la primera mitad del siglo XVI, Amberes se convirtió en el centro de distribución más importante de Europa.