El Bienio de Centro-Derecha y el Frente Popular en la Segunda República Española

El Bienio de Centro-Derecha: La Apuesta por una República Conservadora

Los resultados de las elecciones generales de noviembre de 1933 trastocaron profundamente el panorama político y parlamentario. Los partidos que habían gobernado hasta entonces, republicanos de izquierda y socialistas, sufrieron una clara derrota en favor de los partidos de derechas. La CEDA, un partido católico dirigido por Gil Robles, se había convertido en el partido político más votado con 115 escaños.

Este nuevo mapa político tuvo importantes consecuencias:

  • Los partidos que habían planeado la llegada de la Segunda República ya no constituían la mayoría de la cámara. El pluralismo de partidos estaba mucho más concentrado que en 1931.
  • La inestabilidad de los gobiernos fue constante. De 1933 a 1936 se sucedieron cuatro presidentes, que formaron nueve gobiernos, con una duración media de menos de 3 meses.
  • Las Cortes perdieron protagonismo, lo que facilitó que derechas e izquierdas acabaran recurriendo a la violencia.

Los primeros gobiernos del bienio derechista fueron ocupados por los radicales, con Lerroux o Samper como presidentes, y con el apoyo parlamentario de la CEDA. Su programa político consistió en rectificar o suspender algunas de las reformas del período de Azaña:

  • Se modificó la política religiosa propiciando un acercamiento al Vaticano.
  • Se devolvieron tierras a la nobleza.
  • Se concedió la amnistía a los condenados por la Sanjurjada de 1932.
  • Comenzaron los enfrentamientos con la autonomía catalana y los poderes locales vascos.

El Partido Radical se vio abocado a una doble tensión:

  • Dentro del gobierno, una parte del Partido Radical, encabezada por Martínez Barrio, estimaba que la política de Lerroux violaba los principios republicanos.
  • Además, se produjo un crecimiento de la conflictividad social. El deterioro de las condiciones laborales y la arrogancia de los patronos, amparados en la victoria electoral de 1932, desató graves conflictos, como la huelga campesina de junio de 1934 en Andalucía y Extremadura. Las huelgas crecieron en número al plantearse como un medio de lograr la revolución social, objetivo que ya no podía conseguirse dentro del régimen republicano.

La Revolución de Octubre de 1934 (La Insurrección Proletaria e Independentista)

A comienzos de octubre de 1934, Lerroux formó el tercer gobierno, en el que dio entrada a tres ministros de la CEDA, hecho que determinó el estallido inmediato de la revolución. La convocatoria de una insurrección fue realizada por los socialistas para el 5 de octubre, pero el eco obtenido fue muy desigual en toda España:

  • En Madrid, País Vasco y Andalucía, la incidencia de la huelga general fue escasa, ya que no hubo participación conjunta de la CNT con la UGT.
  • En Asturias, donde UGT y CNT actuaron unidas, tuvo lugar una auténtica insurrección de carácter armado.
  • En Cataluña, el conflicto tomó una dirección distinta, con el protagonismo del gobierno de la Generalitat.

En Asturias, la revolución fue dirigida por los socialistas y se unieron comunistas y anarquistas. El éxito inicial de los revolucionarios fue total, controlando las zonas mineras, ciudades como Avilés, Trubia y Gijón, y asediando Oviedo. Las unidades de élite del ejército traídas de África efectuaron una brutal represión sobre los sublevados y sobre la población civil. El ejército dominó la situación mediante una amplia operación militar, dirigida por Franco. El balance fue de un millar y medio de muertos, la mayoría pertenecientes a los revolucionarios. La revolución de Asturias enfrentó, sin posibilidad de convivencia, a la derecha y a la izquierda.

El origen de la revolución en Cataluña estaba en el conflicto que, durante 1934, mantuvo la Generalitat con el Gobierno central a propósito de la Ley de Contratos de Cultivo. Los propietarios, apoyados por la Lliga, boicotearon la ley, impugnando la competencia del Parlamento catalán para aprobarla.

En Cataluña, Lluís Companys, que había sucedido a Macià en la presidencia del gobierno de la Generalitat, proclamó el 6 de octubre el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Pero esta rebelión de la Generalitat no recibió el apoyo anarco-sindicalista, fue reprimida por el general Batet y el gobierno suspendió el Estatuto de Cataluña.

El Final del Bienio

Los sucesos de octubre provocaron el reforzamiento del papel de la CEDA y, acciones como el caso del estraperlo, desacreditaron al Partido Radical. Los diferentes gobiernos de la derecha afrontaron la represión de los responsables de la Revolución de 1934, aunque Lerroux concedió el indulto para los condenados a muerte. Los partidos republicanos de izquierdas se agruparon en dos grandes partidos, Izquierda Republicana, dirigida por Azaña, y Unión Republicana, encabezada por Martínez Barrio, y apostaron por un entendimiento con los socialistas, que desembocó finalmente en la alianza del Frente Popular.

El Bienio de Centro-Derecha (Gobierno del Frente Popular)

La CEDA avanzó en organización y militancia. Lo mismo ocurrió con la derecha monárquica aglutinada en el Bloque Nacional, y dirigida por Calvo Sotelo. La Falange Española de las JONS, siguió siendo un partido minúsculo, dirigido por el hijo mayor del ex dictador, Primo de Rivera. En otoño de 1935, salió a la luz el descubrimiento de varios casos de corrupción en los que estaban implicados miembros del Partido Radical, provocando una crisis de gobierno. Por filtraciones interesadas de la izquierda, el tema llegó a la prensa, y comenzó una investigación parlamentaria. CEDA creyó estar ante una magnífica oportunidad para hacerse con el control del Gobierno. Alcalá Zamora se inclinaba por un gobierno de centro y encargó su formación a Portela Valladares, y tras su fracaso, decidió disolver Cortes y convocar elecciones. Gil Robles intentó dar un golpe de Estado sin éxito ninguno. El partido Radical estuvo a punto de desaparecer, debido a dicha crisis política.

Victoria del Frente Popular pero Gobierno de Republicanos Progresistas

Azaña negoció con Prieto la formación de candidaturas conjuntas. Azaña dirigía ahora la Izquierda Republicana. En la misma dirección trabajaba la Internacional Comunista, que en 1935 dio orden de recuperar la unidad de acción con los partidos socialistas, para frenar la amenaza fascista y planificar el crecimiento de los partidos comunistas. El pacto de Frente Popular fue suscrito el 15 de enero. La coalición desarrolló un programa que pedía la amnistía a los presos políticos por lo sucedido en el 34, restablecimiento de la legislación elaborada durante el primer bienio republicano, subida de salarios, etc.

La CEDA, Bloque Nacional y los carlistas de la Comunión Tradicionalista alcanzaron un acuerdo general “contra la revolución y sus cómplices”.

Las elecciones celebradas el 16 de febrero dieron la victoria a la izquierda, venciendo de forma reducida a la derecha, aunque de nuevo tendría que gobernar en coalición.

Gil Robles entró en contacto con el general Franco. Mientras, la izquierda se manifestaba en las calles para celebrar su triunfo, terminando varias de estas con incidentes, y hasta causando daños a edificios religiosos. Debido a esto, el gobierno insinuó declarar el Estado de Guerra. Franco visitó a Portela, y le ofreció el apoyo del Ejército, para mantenerse en el cargo de forma indefinida. Portela no aceptó. No obstante, alarmado se empeñó en ceder el poder a Azaña, en lugar de esperar a dimitir en el momento de apertura de las Cortes. Azaña se hizo cargo de la presidencia. El Gobierno concedió la amnistía y readmitió a sus cargos a los represaliados del año 34. Los miembros del gobierno de la Generalitat pasaron del penal a dirigir de nuevo instituciones catalanas. Se puso en marcha la elaboración del estatuto del País Vasco y la Reforma Agraria. El ministro de Agricultura autorizó al Instituto de Reforma Agraria a ocupar cualquier finca. Mientras, los sindicatos obreros, sin esperar a la puesta en marcha de esta medida, ocuparon propiedades para proceder a su cultivo. La CEDA se radicalizó y la división del PSOE se agudizaba. El ala izquierda, dominante en el grupo parlamentario y en la dirección de la UGT, se negó a colaborar con el régimen desde dentro del Gobierno.

Azaña, de Jefe de Gobierno a Presidente de la República. Deterioro de la Situación Social y Política

La mayoría de los republicanos deseaban el cese de Alcalá Zamora por el antagonismo citado y por miedo a que volviese a disolver las Cortes (no se podía más de 2 veces), aunque él argumentaba que solo lo había hecho una vez. Alcalá Zamora fue destituido. Prieto controlaba el comité ejecutivo del PSOE, pero no consiguió que su partido diera el visto bueno para que él asumiese la jefatura del Gobierno. A su vez, Azaña no consiguió que la izquierda aceptase a un republicano moderado para el puesto. Azaña presentó su propia candidatura a la Presidencia, que fue votada favorablemente.

El Gobierno restableció la coeducación y reanudó el programa de construcción de escuelas, cursó órdenes a la policía de proteger iglesias y trató de controlar el orden público. Se avanzó en el estatuto del País Vasco, formado por tres provincias. El castellano y el vascuence serían lenguas oficiales. Por otra parte, para mejorar la situación del campesinado se elaboró un proyecto de ley, que permitía la reversión a los municipios de extensiones enormes de tierras compradas por grandes y medianos propietarios en el siglo XIX. El día 12 de julio fue asesinado José Castillo, teniente de la Guardia de Asalto. Pocos días antes había resultado asesinado por la extrema derecha un oficial del Ejército. Para vengarse, oficiales de la Guardia de Asalto decidieron detener a alguno de los dirigentes de la derecha y asesinarlo.

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