En España, durante el siglo XVII, y coincidiendo con la decadencia de la dinastía de los Habsburgo, se frecuentó la figura de los válidos, que eran figuras no institucionales que ejercían un poder otorgado por el rey, el cual no estaba relacionado con los asuntos de Estado ni de gobierno. El conde duque de olivares dominó la política española durante el mandato de Felipe IV. Gobernó evitando los consejos, y apoyándose en juntas integradas por personas cercanas. Impulsó lo que se conoce como el Gran Memorial de 1624, donde propónía una serie de reformas encaminadas a reforzar el autoritarismo y la unidad territorial, y a proclamar a Felipe IV como rey de España, y de reinos no pertenecientes a la corona hispánica. En términos fiscales, propuso una distribución mas igualitaria de los impuestos, la cual ya había sido propuesta previamente por el consejo de Castilla. Para liberar a la corona de la dependencia de los bancos extranjeros, propuso la creación de una red de erarios. Los erarios eran personas que actuaban como bancos, entregando prestamos a la corona. No obstante para desarrollar esta idea necesitaba un capital de inicio, el cual sería aportado por todos los súbditos cuya fortuna superase los 2000 ducados. Esta propuesta fue rechazada por las cortes, ya que supónía el estudio de la fortuna de todos los individuos. Para favorecer la política exterior, y tener garantía de cara a enfrentamientos con otras potencias europea, desarrolló la uníón de armas, un proyecto basado en la recolección de 140000 soldados provenientes de todos los reinos de la corona. Esto fue una novedad, ya que hasta entonces, quien se encargaba del ámbito militar, aportando soldados era Castilla. Para conseguirlo convocó las cortes de Aragón, Valencia y Cataluña. Valencia y Aragón, aceptaron la aportación que les correspondía, mientras que Cataluña se negó, quedando al margen de la uníón de armas. En el año
1635, hubieron conflictos entre el pueblo catalán y las tropas estacionadas para combatir la ofensiva lanzada por Francia. Como consecuencia, los segadores se hicieron con el control de la ciudad. La Generalitat convocó cortes proclamando la república, pero ante su inviabilidad, reconocíó la soberanía del rey Luis XIII de Francia. Tras doce años de confrontación armada, Barcelona se rinde en el año 1652, pero el monarca se compromete a no modificar sus fueros ni instituciones. Surgieron también movimientos separatistas en Portugal, como consecuencia de la crisis financiera y de la incapacidad para mantener unido al reino. Además hubieron movimientos similares en Andalucía, Aragón y Navarra, aunque sin éxito. A estas rebeliones frente a las pretensiones utilitarias, hay que sumarle la oposición de la nobleza y el clero contra el conde Duque de Olivares, que quería eliminar sus privilegios para reforzar la autoridad del rey. Finalmente, tras la guerra de los 30 años, españa queda en una situación de decadencia y pierde territorios y hegemonía en Europa. Las decisiones políticas, y el ambiente desfavorable, hizo que el Conde duque de olivares dejara de ser válido del rey en el año 1643
El feudalismo tradicional europeo tuvo menor influencia en la península ibérica debido a la reconquista. Durante los siglos VIII y X, destacaban los campesinos libres debido a la repoblación de presura o aprisio. Posteriormente, sobre todo en Cataluña durante el Siglo XII, los campesinos estaban sujetos a un señor laico. El caso castellano presenta algunas particularidades, ya que los campesinos pagaban un censo por la protección de sus usufructos a los llamados hombres de behetría. El ejercicio de la milicia, favorecía el ascenso social, y los caballeros constituían la capa más baja de la nobleza. Sin embargo, en el Siglo XIII, se repartieron tierras a caballeros y militares que habían participado en la guerra, mediante el sistema de repartimientos, sentando así las bases del régimen señorial. Los señoríos eran tierras que se entregaban a instituciones o particulares por los servicios religiosos y militares prestados. En ocasiones habían funcionarios de la administración real que se adueñaban de los derechos en nombre del rey, convirtiéndose en señores de las tierras, eran los llamados merinos. El ser dueño de un señorío, implicaba el traspaso de todas las competencias de la tierra por parte del rey, incluidas las fiscales. El feudalismo no se caracteriza por la fragmentación del poder, sino que se establecen una serie de vinculaciones personales. Dentro del feudo, la tierra se dividía en dos partes: en la reserva señorial, que eran tierras dedicadas al mantenimiento del rey y cultivadas por siervos de la gleba varios días al año (serna), y los manos que eran tierras que el rey entregaba a los campesinos para que las cultivaran a cambio del pago de impuestos, prestaciones personales y otros servicios. La sociedad estamental, agrupa a la sociedad según estamentos, dependiendo de la función que cumplan. La nobleza se dedicaba a la defensa, el clero a velar y rezar por la salvación de las almas, y el pueblo llano al mantenimiento de todos. La nobleza poseía la mayoría de los dominios feudales, y contaban con numerosos privilegios, similares a los del alto clero. En el eslabón más bajo, se encontraban los campesinos que habían perdido los derechos de sus tierras, convirtiéndose en esclavos. Por último, en la zona de Cataluña y Aragón, destacó la presencia de campesinos remensa adscritos a la tierra, y sujetos a los llamados malos usos.