El Declive de la Democracia en el Periodo de Entreguerras: Auge de los Totalitarismos

El Declive de la Democracia en el Periodo de Entreguerras

Si en 1919 la democracia parlamentaria era la fórmula política más extendida por todo el continente europeo, en 1939 la democracia quedó confinada a las zonas noroccidentales y atlántica del continente. En los demás países de Europa surgieron nuevos regímenes dictatoriales. La crisis de entreguerras tuvo varios motivos, como el grave peso de las dificultades económicas legadas por la guerra, la agudización de los conflictos sociales y laborales, tensiones nacionalistas entre Estados o dentro de los Estados que contaban con minorías nacionales importantes, y el antagonismo político en el interior de los países.

La Consolidación Democrática en Reino Unido

La democracia se consolidó en Reino Unido. El triunfo militar confirmó el firme prestigio popular de la democracia como sistema político. Esta consolidación avanzó por la nueva ley electoral aprobada en el último año de guerra que otorgaba el derecho a voto a todos los varones mayores de 21 años y a las mujeres mayores de 30 años. La Cámara de los Comunes amplió sus funciones en detrimento de la Cámara de los Lores.

Después de la guerra, un Gobierno de coalición se propuso atajar los graves problemas que tenía el país:

  • La difícil recuperación económica que exigía asumir un nuevo papel secundario en el mundo. El imperio británico se reajustó dotando a sus dominios de plena autonomía dentro de una Comunidad Británica de Naciones y la pérdida del poder en muchas partes del mundo.
  • La resolución del conflicto irlandés que daría origen a la creación del Estado Libre de Irlanda (1922) como nuevo dominio británico, previa separación del Ulster, donde la mayoría protestante eligió seguir formando parte del Reino Unido. Irlanda dejó de ser dominio británico y en 1947 se proclamó como República totalmente independiente.

Los problemas de ajuste socioeconómico acabaron polarizando las opciones políticas entre el Partido Laborista y el Partido Conservador:

  • El Partido Laborista consiguió formar breves Gobiernos en 1924 y de nuevo en 1929-1930, antes de caer víctima de su incapacidad para afrontar la Gran Depresión.
  • El Partido Conservador logró mayorías electorales y superó el desafío de una dura huelga general apoyada por los sindicatos laboristas en 1926. En 1931 los conservadores se consolidaron en el Gobierno.

En la década de 1930, los problemas internos del país y del imperio habían reducido su importancia frente a los desafíos creados por el Eje italo-germano en Europa y por el militarismo japonés en el Extremo Oriente.

El Declive de la Tercera República Francesa

La Tercera República francesa, instaurada en 1871, continuó su existencia después de la Gran Guerra. La victoria militar dejó en Francia un poso de destrucción y amargura que minaría el apoyo popular al régimen democrático parlamentario. La República era incapaz de solucionar los problemas.

El sistema electoral era proporcional (no mayoritario), lo que favoreció el pluripartidismo y la debilidad de los Gobiernos. La trayectoria política durante la llamada «tregua entre dos guerras» se caracterizó por:

  • Una constante inestabilidad política.
  • Una difícil recuperación económica bajo moldes proteccionistas y con préstamos estadounidenses.
  • La existencia de un clima de conflictividad socio-laboral constante.
  • La conciencia de un debilitamiento demográfico acentuado por la guerra y agudizado por el contraste con la pujanza de la Alemania vecina.

En el terreno político, las derechas francesas dominaron durante los años veinte. Los socialistas, debilitados, apenas consiguieron llegar al poder. La Gran Depresión agravó las tensiones de la sociedad francesa y alimentó las incertidumbres de su electorado.

El último intento de atajar esa pesadilla fue la victoria en las elecciones de 1936 del Frente Popular, una coalición de socialistas y radicales con apoyo comunista, bajo la dirección del socialista León Blum. Su programa de reformas internas apenas tuvo tiempo de llevarse a cabo. La derrota militar frente a los alemanes en 1940 fue el punto final de ese proceso de la democracia durante la época de entreguerras.

El Fascismo en Italia

La implantación del fascismo en Italia en 1922 fue la primera manifestación clara de la crisis de las democracias. El fascismo se caracterizaba por su oposición violenta, tanto a la revolución social defendida por comunistas como a la reforma democrática defendida por los partidos sociales y liberales.

La Crisis de Posguerra en Italia y el Ascenso del Fascismo

El esfuerzo de la guerra había dejado a Italia exhausta. Los Gobiernos nombrados por el rey Víctor Manuel III contemplaron con temor cómo las dificultades económicas de la posguerra generaron un clima de conflictividad social muy intenso: la Confederazione Generale del Lavoro, que pasó de tener 249.000 filiados sindicales en 1918 a más de dos millones en 1919.

Mussolini se planteó una ruptura completa con el pasado liberal-democrático para superar la crisis. En marzo de 1919 constituyó en Milán con varios excombatientes un nuevo partido inspirado en la milicia. De 1921 a 1922, el fascismo se enfrentó en las calles a socialistas, comunistas y sindicalistas utilizando la violencia paramilitar como arma para neutralizar a sus enemigos e imponer sus ideas.

De la Dictadura Reaccionaria al Nuevo Estado Totalitario

Desde 1922 hasta 1924, el Gobierno de coalición presidido por Mussolini consiguió éxitos políticos: maniató a los sindicatos, acalló a la oposición política, restableció el orden público y remontó la crisis económica con medidas proteccionistas. Así consolidó su poder y en 1924 aceleró la implantación de sus reformas.

Entre 1924 y 1926, Italia se convirtió en un Estado totalitario donde convivía un rey, Víctor Manuel III, con poderes limitados, y un *Duce*, Mussolini, con un poder ilimitado y cuyo cargo no tenía caducidad. En esos años, el Partido Nacional Fascista contaba con casi un millón de afiliados. El Estado asumió el control de los sindicatos, de las asociaciones de mujeres, de las organizaciones juveniles y de todos los resortes de la vida social.

El *Duce* también ganó el apoyo de los católicos italianos al solucionar el largo contencioso con el Vaticano. En 1929 firmó con Pío XI los Acuerdos de Letrán. En ellos se garantizaba la soberanía de la Ciudad del Vaticano dentro de la ciudad de Roma y el carácter confesional del Estado italiano.

El Acercamiento de la Italia Fascista a la Alemania Nazi

El triunfo del fascismo interior fue seguido de notables éxitos exteriores. En 1924 resolvió la cuestión de Fiume anexionándolo al Estado italiano tras dos años de ocupación militar.

Por último, iniciados los años treinta, Italia se hizo cada vez más importante a medida que volvían a resurgir las demandas de varios países de revisar el «*statu quo* logrado» en 1919 en los tratados de Versalles.

Desde el acceso al poder de Hitler en Alemania en 1933, Mussolini comenzó a abandonar la equidistancia entre bloques europeos y fue inclinándose poco a poco a favor del alineamiento con el nuevo régimen totalitario germano. Sus acciones lo reflejaban, como es la invasión y conquista de Abisinia en 1935 con la oposición franco-británica y el apoyo alemán. El objetivo de Mussolini era apoyarse en Alemania para expandirse por el Mediterráneo.

El Nazismo en Alemania

En enero de 1933, Adolf Hitler se convirtió legalmente en canciller de Alemania. En muy pocos meses derribó el régimen democrático para transformarlo en un nuevo imperio, el Tercer Reich.

La República de Weimar Durante los Años Veinte

La derrota de Alemania en la Gran Guerra había dado origen a la creación de una República democrática establecida en 1919. A finales de este año, Hitler se convirtió en *Führer* del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, también conocido como partido Nazi. Hitler consideraba que la República era una imposición de las potencias vencedoras.

De la Marginalidad a la Toma de Poder

En las elecciones generales de 1928 al partido nazi le votaron un total de 810.000 ciudadanos, tan solo consiguió 12 diputados en el *Reichstag*, entre los que destacan Hermann Göring, Josef Goebbels y Heinrich Himmler. La posición de los nazis cambió tras el estallido de la Gran Depresión mundial de 1929. El impacto fue muy severo: la producción industrial se redujo a la mitad entre 1928 y 1932, la inflación se desbocó y el número de parados se disparó. La consecuente disminución de rentas agrarias, quiebras patronales y miseria generalizada provocó un cataclismo político.

En las elecciones de 1930, el partido de Hitler consiguió casi seis millones y medio de votos que obtuvieron ocho millones y medio y 143 diputados. En los meses siguientes, el NSDAP duplicó sus militantes. La incapacidad de los Gobiernos democráticos en los años 1931 y 1932 para hacer frente a la crisis y atajar sus graves efectos acentuó más la deriva política y electoral antidemocrática.

En las elecciones de 1932, los nazis cosecharon su máximo nivel de votos: casi catorce millones.

El Estado Totalitario

El 30 de enero de 1933 el presidente Hindenburg se rendía y entregaba el poder a Hitler mediante su nombramiento como canciller de Alemania. Dos días después de su nombramiento, el *Führer* disolvió el Parlamento. Promulgó el «decreto para la salvaguarda del pueblo y el Estado» que anulaba la Constitución y su régimen de derechos. Poco después aprobaba la Ley de Plenos Poderes, que le otorgaba el derecho a gobernar sin intervención de otros órganos del Estado. En julio de 1933 prohibía todos los partidos y decretaba que el NSDAP era «el único partido político de Alemania». A partir de entonces Hitler se convirtió en el dueño de Alemania y la muerte de Hindenburg eliminó cualquier obstáculo a su régimen de poder personal.

Instaurado en el poder, desencadenó una feroz represión contra los opositores políticos de todo tipo y contra sectores de la población. A parte de utilizar para ello una nueva policía secreta, la *Gestapo*, también movilizó al grupo paramilitar de su partido, la *Schutzstaffel* (la SS). La represión también afectó a aquellos sectores políticos conservadores o del propio partido que cuestionaban el liderazgo de Hitler. En junio de 1934, durante la llamada «noche de los cuchillos largos» el *Führer* ordenó la detención y ejecución sumaria de sus viejos camaradas más radicales, entre ellos, Ernst Röhm, líder de las SA.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *