1. Antecedentes
Tras la emancipación americana en el reinado de Fernando VII, solo Cuba y Puerto Rico en América, Filipinas en el Sureste asiático, y los archipiélagos de las Marianas y las Carolinas, en el Pacífico, seguían perteneciendo a la corona española. Eran los restos de lo que en otra época fue un gran imperio.
Los productos de estas islas, especialmente Cuba, eran de gran importancia para nuestro país. Productora de azúcar, café y tabaco, y mercado para los productos industriales españoles, contribuyó a recuperar la maltrecha economía española.
Los intentos del ministro de Ultramar, Antonio Maura, por dotar a Cuba y Filipinas de una amplia autonomía fracasaron ante el radicalismo de los independentistas y los asimilacionistas (partidarios de la unión de Cuba con España). La presión de estos últimos hizo que el proyecto no fuese aprobado en las Cortes.
2. El Movimiento Independentista
El fracaso de los proyectos autonomistas de Maura potenció las posiciones independentistas. La insurrección se produjo en 1895 con el «Grito de Baire». La insurrección tenía:
- Sus mayores apoyos en la parte oriental de la isla.
- Su base social en el campesinado y la burguesía criolla, que pretendía comercializar libremente con los EE.UU.
- Su impulso ideológico en el Partido Revolucionario, fundado por José Martí.
- Como táctica militar, la guerrilla.
La defensa española estuvo dirigida primero por el general Martínez Campos, que no pudo acabar con el movimiento guerrillero a pesar de contar con un ejército de más de 130.000 hombres. Campos fue sustituido por Valeriano Weyler, el cual, aprovechando la forma alargada de Cuba, dividió la isla en partes por líneas fortificadas que iban de mar a mar y obligó a los campesinos a concentrarse en las ciudades para desmantelar a la guerrilla.
Fue una guerra dura, con la ventaja para los guerrilleros del conocimiento del terreno y la ayuda de los EE.UU. Las tropas españolas, a pesar de la ventaja numérica, se vieron diezmadas por las enfermedades tropicales, como la malaria o el tifus.
3. La Guerra con los EE.UU.
EE.UU. pretendía adueñarse de la isla de Cuba, debido a:
- Sus importantes plantaciones de azúcar y tabaco. Cuba era entonces la primera productora de azúcar del mundo.
- Interés geoestratégico, como base para el control militar del mar Caribe y Centroamérica.
El presidente de los EE.UU., McKinley, trató de comprar la isla a España por 300 millones de dólares, pero el gobierno español se opuso. Ante el fracaso de la compra, EE.UU. decidió intervenir directamente en el conflicto.
El incidente utilizado como excusa para declarar la guerra a España fue la explosión del buque de guerra norteamericano Maine, en la bahía de La Habana en 1898: el barco se hundió y murieron 260 miembros de la tripulación. Las causas de la explosión se desconocían, pero EE.UU. culpó sin pruebas al gobierno español presidido por Sagasta. Este hecho fue aprovechado por los grandes periódicos americanos para desatar una agresiva campaña antiespañola y reclamar la entrada en la guerra, con la única finalidad de vender más periódicos. Finalmente, el Congreso y el Senado de los EE.UU. dieron a España un ultimátum, exigiendo el abandono de Cuba. Ante la negativa española, estalló la guerra.
La guerra fue un paseo militar para los EE.UU., que destruyeron en dos enfrentamientos navales la escuadra española. El primer enfrentamiento se produjo en la bahía de Manila, en mayo de 1898.
La flota norteamericana derrotó con facilidad a la flota española del Pacífico, demostrando una clara superioridad. Sin tener en cuenta este trágico aviso, el gobierno español ordenó a la flota del Atlántico, al mando del almirante Cervera, que se dirigiera a la isla de Cuba. Un error de cálculo en el consumo de carbón obligó a la flota a recalar en Santiago, y no en La Habana como estaba previsto, quedando bloqueada por la escuadra del almirante Sampson. Fue un combate desigual; en dos horas hundieron la escuadra española, con el resultado de 250 muertos y cerca de 2.000 prisioneros. Los americanos solo tuvieron un herido por fallo de un cañón propio.
4. El Tratado de París (1898)
Destruida la flota, no cabía sino rendirse. La guerra termina con el Tratado de París, en virtud del cual:
- España reconoce la independencia de Cuba.
- España cede a EE.UU. las islas de Puerto Rico y Filipinas, y Guam (en el archipiélago de las Marianas), a cambio de una indemnización de 20 millones de dólares.
Al año siguiente, en 1899, España liquida el resto de su imperio colonial, con la venta a Alemania de las islas Marianas, Carolinas y Palaos en el Pacífico, por 15 millones de dólares.
5. La Crisis del 98
La derrota conmocionó a la sociedad española, produciendo sentimientos de inferioridad, desmoralización e impotencia. Un profundo pesimismo sacudió a toda la sociedad española, que se preguntaba por las causas del desastre. La derrota puso al descubierto el atraso social y económico que sufría la España de la Restauración.
La crisis originó movimientos culturales como el Regeneracionismo, con figuras como Joaquín Costa, muy crítico con el caciquismo y las corruptas oligarquías dominantes. Costa hablaba de «despensa» y «escuela», economía y cultura, como forma de salir de la crisis. La derrota también influyó en las amargas y pesimistas reflexiones de la Generación del 98: Unamuno, Valle Inclán, Baroja, Antonio Machado, etc. El mito de Europa es el más repetido. España, atrasada, pobre e inculta, es un país más africano que europeo. «España es el problema, Europa la solución».