El Desenlace de la Segunda Guerra Mundial: Victorias Aliadas y Rendición del Eje (1942-1945)

Momentos Clave: El Camino Hacia el Fin de la Segunda Guerra Mundial (1942-1945)

Campaña del Norte de África

La pretensión inicial de Mussolini era ocupar Egipto desde las posesiones italianas de Libia, Eritrea y Abisinia. No obstante, los británicos consiguieron una aplastante victoria inicial, frenando el avance italiano. Ante esto, Hitler envió al mariscal Erwin Rommel al mando del Afrika Korps para reforzar a los italianos, ocupar Egipto y controlar el estratégico Canal de Suez. El objetivo alemán también incluía el acceso a los yacimientos petrolíferos de Oriente Próximo. Sin embargo, el avance del Eje fue detenido definitivamente en la Segunda Batalla de El Alamein (finales de 1942) por las fuerzas británicas lideradas por el general Bernard Montgomery. Casi simultáneamente, en noviembre de 1942, fuerzas estadounidenses y británicas desembarcaron en Marruecos y Argelia (Operación Torch). Acorraladas, las fuerzas alemanas e italianas capitularon en Túnez en mayo de 1943, poniendo fin a la campaña del Norte de África.

Punto de Inflexión en el Este: Stalingrado

La invasión alemana de la Unión Soviética (Plan Barbarroja) enfrentó dificultades significativas, como la enorme extensión del frente, problemas logísticos y de aprovisionamiento, la crudeza del invierno ruso y la inesperada resistencia y capacidad del Ejército Rojo, incluyendo la superioridad de algunos de sus carros de combate (como el T-34). La Batalla de Stalingrado (agosto de 1942 – febrero de 1943) se convirtió en un punto de inflexión decisivo en el frente oriental. Tras meses de brutales combates urbanos y una tenaz resistencia soviética, el VI Ejército alemán fue cercado y obligado a capitular en febrero de 1943. Esta fue la primera gran derrota estratégica de la Wehrmacht y marcó el inicio de la gran contraofensiva soviética hacia Europa.

Tercera Fase: El Vuelco de la Guerra y la Ofensiva Aliada (1943-1945)

Desembarco en Sicilia y Campaña de Italia

En el Mediterráneo, los Aliados (británicos y estadounidenses) lanzaron la invasión de Sicilia en julio de 1943 (Operación Husky), seguida por el desembarco en el sur de Italia en septiembre. El objetivo era eliminar a Italia de la guerra. La invasión provocó la caída y arresto de Mussolini por orden del rey Víctor Manuel III. Sin embargo, Alemania reaccionó rápidamente: ocupó el norte y centro de Italia, rescató a Mussolini y lo instaló al frente de un estado títere, la República Social Italiana (República de Saló). Italia quedó dividida y se convirtió en un campo de batalla. El avance aliado hacia el norte fue lento y costoso, encontrando fuerte resistencia alemana en líneas defensivas como la Línea Gustav, donde se libró la sangrienta Batalla de Montecassino. La lucha en Italia continuaría hasta casi el final de la guerra en Europa. Mussolini fue capturado y ejecutado por partisanos italianos en abril de 1945 mientras intentaba huir.

Desembarco de Normandía (Día D) y Liberación de Francia

Aprovechando la presión sobre Alemania en otros frentes, los Aliados occidentales lanzaron la tan esperada invasión del noroeste de Europa. El 6 de junio de 1944 (Día D), bajo el mando supremo del general Dwight D. Eisenhower, tropas aliadas (principalmente estadounidenses, británicas y canadienses) desembarcaron en las playas de Normandía, Francia. Esta operación, denominada Operación Overlord, fue una de las mayores invasiones anfibias y aerotransportadas de la historia y abrió un segundo frente crucial en Europa Occidental. Tras superar una fuerte resistencia alemana inicial y consolidar la cabeza de playa, los Aliados rompieron las líneas enemigas. París fue liberada en agosto de 1944, seguida por la mayor parte de Francia y Bélgica. El ejército alemán se vio forzado a un repliegue general hacia sus propias fronteras, mientras las ciudades alemanas sufrían intensos bombardeos estratégicos aliados.

Avance Soviético y Liberación de Europa Oriental

Tras la victoria en Stalingrado y otras batallas clave como Kursk, el Ejército Rojo continuó su imparable avance hacia el oeste, conocido como «el rodillo soviético». A lo largo de 1944, liberaron la mayor parte del territorio soviético ocupado y penetraron profundamente en Europa Oriental. A finales de año, habían liberado/ocupado Rumanía y Bulgaria (que cambiaron de bando), y avanzaban por Hungría, Polonia (llegando a las puertas de Varsovia durante el trágico Alzamiento) y los Balcanes. Paralelamente, los partisanos yugoslavos, liderados por Tito, y la resistencia albanesa lograban liberar gran parte de sus países con apoyo aliado.

La Caída de Alemania y el Fin de la Guerra en Europa

A principios de 1945, la derrota de Alemania era inminente. Los Aliados occidentales cruzaron el río Rin en marzo y avanzaron por el corazón industrial alemán. Desde el este, los soviéticos lanzaron su ofensiva final, cruzando el Óder y cercando Berlín en abril. Las tropas estadounidenses y soviéticas se encontraron simbólicamente en el río Elba (Torgau) el 25 de abril. Atrapado en su búnker bajo la Cancillería del Reich en Berlín, Adolf Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945. Pocos días después, el Almirante Dönitz, su sucesor designado, autorizó la firma de la rendición incondicional de todas las fuerzas alemanas. La rendición entró en vigor el 8 de mayo de 1945, conocido como el Día de la Victoria en Europa (V-E Day).

Fin de la Guerra en el Pacífico: Rendición de Japón

Aunque la guerra había terminado en Europa, continuaba en el Pacífico. Desde la Batalla de Midway (junio de 1942), Estados Unidos había tomado la iniciativa, llevando a cabo una costosa campaña de «salto de isla» (island hopping) a través del Pacífico. Tras duras batallas como Guadalcanal, Iwo Jima y Okinawa, las fuerzas estadounidenses se acercaban al archipiélago japonés. La resistencia japonesa fue feroz, marcada por el código del Bushido y tácticas suicidas como los ataques kamikaze. A pesar de los intensos bombardeos convencionales sobre ciudades japonesas (incluyendo el devastador bombardeo incendiario de Tokio), el gobierno militar japonés se negaba a aceptar la rendición incondicional exigida por los Aliados (Declaración de Potsdam). Ante la perspectiva de una sangrienta invasión de Japón, el presidente estadounidense Harry S. Truman tomó la decisión de utilizar la recién desarrollada bomba atómica. El 6 de agosto de 1945, la ciudad de Hiroshima fue destruida por una bomba atómica. Tres días después, el 9 de agosto, una segunda bomba fue lanzada sobre Nagasaki. Ese mismo día, la Unión Soviética declaró la guerra a Japón e invadió Manchuria. Ante esta situación insostenible, el Emperador Hirohito intervino y Japón anunció su aceptación de los términos de rendición. La firma formal de la capitulación japonesa tuvo lugar el 2 de septiembre de 1945 a bordo del acorazado USS Missouri en la Bahía de Tokio, poniendo fin oficialmente a la Segunda Guerra Mundial.

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