El Franquismo: Características, Evolución y Crisis (1939-1975)

Características del Franquismo (1939-1959)

Tras el fin de la Guerra Civil, el franquismo se instauró en toda España. Este régimen se caracterizó por su totalitarismo, con la supresión de la Constitución, los sindicatos y los partidos políticos no oficiales. También destacó el caudillismo, ya que Francisco Franco asumió los roles de jefe del Estado, presidente del Gobierno y generalísimo.

El franquismo era unitarista y centralista, con una fuerte represión en la que el ejército intervenía en el poder. La Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS) proporcionó las bases ideológicas al régimen, apoyado por diversas organizaciones y la Iglesia. Esta última recibió una generosa financiación política y controlaba el sistema educativo.

El régimen también contaba con el apoyo de las élites económicas y los propietarios agrícolas. Los sectores populares, aunque no necesariamente de acuerdo con el régimen, se mostraron mayoritariamente pasivos y apolíticos debido al miedo a las consecuencias de la guerra. Los partidarios del régimen se aglutinaban bajo el Movimiento Nacional, incluyendo al Opus Dei.

La Represión Franquista

Uno de los principales objetivos del régimen fue siempre someter o destruir a todos aquellos que mostraran oposición, clasificándolos como «enemigos de España». Se continuó con la violencia e instaurando la institución de la represión, como la Ley de Responsabilidades Políticas.

Se creó el Tribunal de Orden Público para juzgar los delitos políticos, ejecutando y encarcelando a numerosas personas. El conjunto de medidas represivas se caracterizó por su voluntad de ejemplaridad y castigo.

Todo esto fue acompañado por la confiscación y expolio del patrimonio, incluyendo el de los exiliados, junto con una depuración generalizada de los funcionarios. Se ejerció un férreo control sobre ciertas profesiones. Además de la represión ideológica y de propiedad, también hubo represión sobre los nacionalismos. Se prohibieron y persiguieron todas las manifestaciones lingüísticas y culturales no castellanas, consideradas como simples dialectos.

Sin embargo, estas medidas no lograron anular los sentimientos nacionalistas. Uno de los rasgos más importantes del régimen fue la concentración de poderes en Franco y la elaboración del Fuero del Trabajo y el Fuero de los Españoles.

Organización del Estado Franquista

Para la construcción de un nuevo Estado, se inspiró en el Estado corporativista. El sistema fue denominado «democracia orgánica» para dotarse de cierta legitimidad, pero diferenciándose de la democracia tradicional.

La representación popular en las instituciones del Estado se reguló a partir de la Ley Constitutiva de las Cortes. Los representantes, llamados procuradores, eran designados por el poder. Se trataba de una representación corporativa por tercios.

Las Cortes no eran elegidas democráticamente, sino que eran un órgano de colaboración con la Jefatura del Estado, ya que Franco tenía todo el poder y podía vetar leyes. En los ayuntamientos, los alcaldes eran elegidos por el poder.

Respecto a los sindicatos, se creó una Ley de Unidad Sindical de corte fascista, que establecía que empresarios y trabajadores se integrarían en un mismo sindicato. Sin embargo, era el Estado quien dictaba las condiciones laborales, anulando la negociación colectiva e ilegalizando la huelga.

La Autarquía y sus Consecuencias (1939-1959)

Uno de los principales objetivos de la primera etapa franquista fue conseguir la autosuficiencia económica. Esto llevó a una drástica reducción del comercio exterior.

El Estado redujo las importaciones de productos importantes, lo que provocó un encarecimiento y una escasez de bienes de consumo. El desabastecimiento afectó también a las materias primas y al suministro eléctrico. Además, se fomentó la industria mediante una serie de leyes y medidas que favorecieron la creación de empresas nuevas, como RENFE.

Estas empresas fabricaban aquellos bienes que el sector privado no podía. La intervención estatal también afectó al sector agrario, ya que el Estado regulaba su producción y fijaba precios bajos, provocando un descenso de la producción.

El resultado de la política autárquica fue un profundo estancamiento económico y una disminución de la esperanza de vida, frenando la tendencia modernizadora.

El control del mercado provocó un desabastecimiento generalizado de alimentos y el racionamiento, dando lugar a un floreciente mercado negro. Los precios de los productos de alimentación básica aumentaron un 700%, mientras que el poder adquisitivo se redujo. La pobreza provocó el aumento del chabolismo.

El Desarrollismo y los Cambios Sociales (1959-1973)

Ante esta situación, muchísimas personas abandonaron España, siendo la mayoría ingresadas en campos de refugiados. Entre 1959 y 1973, hubo un predominio de los tecnócratas en el gobierno.

En esta etapa, los políticos apostaban por un reformismo técnico para salir de la grave situación económica, aprovechando que España acababa de salir del aislamiento internacional y Europa vivía una etapa de recuperación económica. Para ello, se estableció un Plan de Estabilización que comprendía tres ejes:

  • Estabilización de la economía.
  • Liberalización interior de la economía.
  • Liberalización exterior, facilitando la inversión de capitales extranjeros.

Al programa de estabilización se le añadieron los Planes de Desarrollo Económico y Social, que consistían en una planificación económica indicativa con la finalidad de impulsar desde el Estado el crecimiento de la economía española a partir de la programación de la actividad del sector público y de ofrecer información y previsiones a los inversores privados.

Sin embargo, estos planes fueron un fracaso, ya que su ejecución estuvo condicionada por los rendimientos inmediatos de los grupos económicos cercanos al poder.

Se produjo un aumento demográfico, gracias al descenso de la mortalidad y al aumento de la natalidad. Este crecimiento estuvo acompañado por movimientos migratorios: los campesinos sin trabajo se veían obligados a emigrar a las ciudades (éxodo rural), lo que provocó que las grandes urbes se saturaran, dando lugar de nuevo al chabolismo.

El aumento del poder adquisitivo hizo posible la entrada en una sociedad de consumo. Se produjo una mayor demanda de educación, acompañada de una Ley General de Educación, aumentando así la población escolarizada. En esta época, la mujer empezó a cambiar su rol tradicional de ama de casa y se incorporó a los estudios y al trabajo.

Por parte de la Iglesia, hubo una renovación y comenzó a distanciarse del régimen. Los tecnócratas encontraron sitio en el gobierno y uno de sus objetivos fue una renovación política. Se impulsó una modernización de las instituciones a través de varias leyes:

  • Ley de Prensa: suprimía la censura previa.
  • Ley de Libertad Religiosa: otorgaba igualdad a todas las religiones.
  • Ley de Sucesión: Franco nombró a Juan Carlos de Borbón sucesor con el título de Príncipe de España.

La Crisis del Régimen (1973-1975)

Un escándalo financiero protagonizado por una empresa provocó la expulsión de los sectores más tecnócratas del gobierno. Carrero Blanco modificó la Ley de Prensa y aumentó la represión, lo que generó tensiones internas. Ante esto, se optó por posiciones inmovilistas. Carrero Blanco fue ascendido a presidente del Gobierno y ese mismo año fue asesinado por ETA.

A partir de entonces, comenzó la crisis política del régimen. Carlos Arias Navarro se convirtió en presidente del Gobierno y prometió una Ley Municipal que permitía una cierta elección de alcaldes y aumentó el poder de los procuradores. Sin embargo, se decantó claramente hacia el inmovilismo.

La protesta obrera y estudiantil y los grupos de oposición aumentaron. Se constituyó en París la Junta Democrática de España, cuyo programa propugnaba la formación de un gobierno provisional que implantase un régimen democrático y tomase medidas como las libertades políticas y sindicales, legalizando todos los partidos.

La crisis política provocó la aparición de un terrorismo de ultraizquierda, al que el franquismo respondió con más represión. Franco enfermó en 1974. Sin un dictador que hiciera frente a un nuevo foco desestabilizador, y ante el conflicto del Sáhara, España optó por retirarse y descolonizar el territorio. Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, dejando atrás un régimen anacrónico y una profunda crisis. Intentó dejar el futuro de España «atado y bien atado», pero el final del régimen ya estaba en marcha.

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