1. Características Generales del Franquismo: Apoyos Sociales y Familias Políticas
Durante el régimen dictatorial, los poderes se concentraron en manos de una persona, el caudillo y generalísimo Francisco Franco, englobando varios principios ideológicos: el militarismo, nacional-catolicismo, antiliberalismo y anticomunismo. Tanto el poder de Jefe del Estado como del Presidente del Gobierno recaían en manos de una misma persona.
Con el totalitarismo, tuvo lugar la supresión de la Constitución de 1931 y las libertades de asociación, reunión, expresión, entre otras. También se suprimieron todos los partidos políticos y sindicatos. Por otro lado, con el carácter centralista y unitario del Estado con abundante simbología religiosa, se suprimieron los Estatutos de Autonomía de Cataluña y País Vasco, mientras que en Galicia se produjo un desapego cultural y lingüístico. Otras de las características fueron la fuerte represión de todos aquellos contrarios al régimen, considerada Represión Planificada, al igual que la censura en todos los medios de comunicación, que abarcaba tanto la cultura como el teatro, el cine y la literatura, entre otros. Solo se permitía la propaganda y publicidad del régimen.
Con respecto a los apoyos y a las familias de la dictadura, podemos hablar del ejército, que fue el eje vertebrador del régimen; la Falange Española Tradicionalista, que quedó unida a Franco por decreto; y la FET, que creó diversas organizaciones para controlar los diferentes grupos sociales.
Por otro lado, en el Frente de Juventudes tenía lugar el adoctrinamiento de los jóvenes y se encargaban de la Formación del Espíritu Nacional, cuyo objetivo era inculcar el amor a la patria, a la raza, al imperio y a Dios. La Sección Femenina, dirigida por Pilar Primo de Rivera, se encargaba de la formación de la mujer dedicada al hogar y la familia.
Participaron en los gobiernos de Franco todos aquellos que habían participado a su favor durante la guerra. La mayoría se integró en la Falange. En los primeros años del régimen, contaban con el apoyo de los falangistas, tradicionalistas, monárquicos, ejército, Iglesia-Opus, algunos elementos de la CEDA, de la Lliga Catalanista y algún republicano conservador. También contaban con la Iglesia católica a través de grupos de presión y propaganda como fueron, en los primeros años del franquismo hasta finales de la década de los 50, la Acción Católica Nacional de Propagandistas (ACNDP).
Tuvo lugar la legislación laboral nacionalsindicalista, en la que se legisló sobre la Ley del Fuero del Trabajo de 1938, el sindicato vertical controlado por la Falange, disciplina, espíritu nacional, prohibir la huelga, manifestación, despido libre, negociación sindical y controlar salarios, permisos y vacaciones. Contaban con apoyos sociales como la élite social económica, pequeños y medianos propietarios, clases medias y bajas, entre otros.
2. Represión Franquista (Durante y Después de la Guerra)
En primer lugar, empezaremos hablando de la represión durante la guerra y continuaremos hablando de la represión después de la guerra. La represión fue llevada a cabo por el ejército, falangistas y requetés, de forma sistemática y siempre dirigida y controlada desde el gobierno. Se calcula que el número de personas asesinadas estuvo en torno a 100.000.
Desde 1936, existió lo que se ha llamado el “terror caliente”. Era la violencia planificada de Mola y sus objetivos, los cuales eran eliminar de forma radical a todos aquellos que fueran contrarios a los principios de la sublevación armada: militares fieles a la República, sindicalistas, afiliados a partidos políticos, entre otros.
La represión se llevó a cabo a través de las “sacas y los paseos”. Las zonas con mayor represión fueron los Valles del Ebro, Guadalquivir y Guadiana. En estas zonas, existió conflicto agrario durante la Segunda República. Se erradicó a campesinos que hubieran participado en ellos.
A partir de 1937 y durante el franquismo, la justicia militar llevó a cabo los “juicios sumarísimos”. Fueron el principal mecanismo del franquismo para reprimir al enemigo vencido. No hay un número exacto de personas que pasaron por estos juicios, se calcula que entre la guerra civil y el franquismo pasarían alrededor de un millón de personas. No todos eran condenados a muerte. Algunos tuvieron sentencias largas, que podían ser rebajadas por trabajos forzados.
Se calcula que el número de detenidos, en 1939, esperando juicio, rondaba las 270.000 personas, y hubo alrededor de 50.000 ejecutados entre 1939 y 1949.
El historiador Carlos Hernández afirma que hubo 296 campos de concentración; entre los años 1936 y 1947, pasaron de unas 700.000 a un millón de personas. No solo se construyeron los campos de concentración, también hubo batallones de trabajos forzados: alrededor de 93.000 personas sufrieron trabajos forzados.
Otros tipos de represión fueron la represión por género, tanto en la guerra civil como en el franquismo; depuración de funcionarios; magisterio cultural; represión de lenguas diferentes al castellano; represión por practicar una religión distinta al catolicismo; y represión económica, que era la confiscación total o parcial de los bienes y el pago de multas.
Después de la guerra, muchos de los presos y procesados tuvieron que realizar trabajos forzados en obra pública. El sistema lo regulaba el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas de 1939. Se encargaban de los campos de concentración; se construyó el Valle de los Caídos con los Batallones Disciplinarios de Soldados y Trabajadores. La represión y la depuración fueron más duras en personal del mundo de la educación y la cultura.
Se aplicaron leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de 1940, la Ley de Seguridad del Estado de 1941 o el Tribunal de Orden Público, que se encargaba de que no hubiera reuniones de más de 5 personas y de mantener el orden y la disciplina entre la ciudadanía.
También existieron medidas represivas: según avanzaban las tropas sublevadas, se llenaban las cárceles de personas contrarias a su ideología. Muchas mujeres ingresaron en prisión con sus niños pequeños o bien embarazadas y nacieron en la cárcel sus hijos, y solo se podían hacer cargo de ellos hasta los 3 años. Se calcula que en 1943 había en prisión unos 12.000 niños/as.
Según un decreto de 1940, al Auxilio Social le correspondía la patria potestad de los niños cuyas familias tuvieran “malos antecedentes”. Otro decreto de 1941 permitía al Auxilio Social cambiar los apellidos de los niños acogidos en sus centros. Esto facilitaba que no pudieran ser reclamados por sus verdaderos padres.
El historiador Borja de Riquer afirma: “El secuestro de los hijos e hijas de los encarcelados ha sido una trágica historia ocultada durante años y negada por sus ejecutores”. Por último, la Ley de Prensa de 1938 estuvo vigente hasta 1966.
3. Evolución Política y Contexto Internacional Durante el Primer Franquismo (1939-1959)
El Régimen Franquista fue camaleónico y supo adaptarse a las circunstancias; su fin era mantenerse en el poder. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, España permaneció neutral. Solo los falangistas eran partidarios de tomar parte en la Segunda Guerra Mundial.
En 1940, hay una reunión de Franco con Hitler en Hendaya. Se produce la firma de un protocolo secreto, en el que Franco se compromete a entrar en guerra, sin fecha concreta. A cambio, pide Gibraltar y las posesiones francesas en África, pero Hitler no lo acepta. En 1941, tiene lugar la reunión con Mussolini en la que España pasa a ser un país no beligerante. En ese mismo año, Franco celebra la invasión de la URSS.
La aportación a las potencias del Eje fueron las siguientes: españoles enviados a trabajar a las fábricas de armas y de apoyo a la guerra; voluntarios (División Azul) y no voluntarios que fueron enviados a luchar a la URSS a favor de Alemania; y la permanencia de España como neutral.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, el régimen (conservador, católico y anticomunista) fue rechazado por todas las potencias vencedoras. Se produjeron cambios: se alejó todo aquello que pudiera parecer fascismo; se eliminó el saludo con el brazo en alto; los falangistas más exaltados salieron de las primeras filas del poder; se sustituyó a los ministros falangistas por católicos; y Serrano Suñer fue apartado de la primera línea de poder.
El Régimen, que había anulado toda la legislación republicana, al no tener constitución, necesitaba institucionalizarse; para ello, redactó una serie de leyes. Se denominan Leyes Fundamentales, por ejemplo, el Fuero del Trabajo (1938) o la Ley de Sucesión (1947). Estas se elaboraron a modo de Constitución, aunque no eran democráticas ni tenían nada que ver con una Constitución, pero el régimen presumía de ello.
Los miembros de las Cortes se elegían entre las Familias del Régimen: FET, JONS y la Organización Sindical. Estaban también los Procuradores Natos, que se elegían por razón del cargo: alcaldes de las principales ciudades, miembros de la jerarquía eclesiástica, rectores de universidades.
Las leyes del Fuero del Trabajo, el Fuero de los Españoles y la Constitutiva de las Cortes sentaron la base del Estado Corporativo y fueron la base de participación de los españoles. Era representación corporativa por tercios: familiar, sindical, entidades y administraciones.
El sistema lo definieron como “Democracia Orgánica”, se oponía a la democracia inorgánica o parlamentaria. En las provincias, había un gobernador civil y una capitanía militar.
En los años de aislamiento (1945-1950), la ONU, creada en 1945, excluyó al régimen de Franco, que se había impuesto por la fuerza con ayuda de los fascistas. También Francia cerró sus fronteras y se retiraron los embajadores. Juan de Borbón publicó El Manifiesto de Estoril (1945), en el que pide que se restablezca la Monarquía en España.
Como consecuencia, España no formó parte de la ONU y perdió las ayudas del Plan Marshall. En España, el gobierno ignoró todas las críticas y presentó al pueblo español una versión diferente de los hechos a través de los medios de comunicación, controlados desde el gobierno y la censura.
A partir de 1947, se forman dos grupos de poder en el mundo: el bloque democrático, formado por las potencias de Europa Occidental y por Estados Unidos, y el bloque comunista, encabezado por la URSS. Un nuevo enemigo, el comunismo, hizo que las potencias europeas, y sobre todo Estados Unidos, vieran mejor contar con un enemigo también del bloque comunista, antes que luchar por la democratización de España.
El régimen franquista entraba en una nueva fase de aceptación por parte de las potencias europeas. Estados Unidos presionó para revocar el acuerdo sobre los embajadores. En 1950, se revoca la condena de 1946 y se restablecen las relaciones diplomáticas, y en 1955 formará parte de la ONU.
Con el comienzo de la década de los 50, cambia su gabinete de gobierno. Salen los falangistas y se nombra al nacionalcatolicismo. En él, predominan los católicos. Se produce la apertura del régimen a figuras conservadoras, pero no totalitarias, como Ruiz Giménez, y se nombra al Almirante Carrero Blanco subsecretario de Presidencia, que tenía el máximo poder después de Franco.
La agudización de la Guerra Fría y la necesidad de Estados Unidos de ubicar sus bases militares en Europa conlleva que en 1953 tuviera lugar la firma de acuerdos con Estados Unidos y el establecimiento del Concordato con la Santa Sede, al igual que el Tratado con Estados Unidos.
A cambio, Estados Unidos paga grandes sumas a España para renovar la industria militar, ayuda técnica y económica. A partir de 1957, Franco introdujo más cambios en su gobierno. Son los años de sustitución y alejamiento de los falangistas y en el que los católicos van adquiriendo más poder en el gobierno.
En 1957, nombra ministros a los llamados “tecnócratas”, muchos de ellos procedentes del Opus Dei, con la intención de sacar del estancamiento económico a España. Los nuevos ministros redactaron la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958. Esta ley dejaba vislumbrar que España era un reino y que, llegado el momento, Franco actuaría para nombrar al futuro monarca.
4. Evolución Política y Contexto Internacional Durante el Desarrollismo (1960-1975)
En la década de 1960, los distintos gobiernos están formados, por influencia de Carrero Blanco, considerado el brazo derecho y de mayor confianza de Franco. La mayoría eran miembros del Opus Dei, aunque no todos. Tuvieron lugar cambios en los gobiernos; la finalidad era modernizar el país y la promoción económica.
Como consecuencia de la fase autárquica de la economía, los tecnócratas quieren modificar el sistema económico. Se llevaron a cabo reformas institucionales y legislativas como el Tribunal de Orden Público de 1963, que pasó los delitos de los tribunales militares a los civiles; la Ley de Bases de la Seguridad Social, que consiste en la ampliación de las coberturas en seguros de enfermedad, vejez o viudedad, entre otros.
Existieron tensiones entre inmovilistas y aperturistas, crisis y renovación en la Iglesia. Como consecuencia del Concilio Vaticano II y la elección de Pablo VI como Papa, se criticó la dictadura franquista y la postura de la Iglesia española respecto a ella. En marzo de 1972, tiene lugar el nombramiento del Cardenal Vicente Enrique y Tarancón para presidir la Conferencia Episcopal.
Las graves tensiones dentro de los distintos gobiernos franquistas, entre los que querían la continuidad y los que pretendían el aperturismo, suponen que en 1973 Carrero Blanco es nombrado Presidente del Gobierno, por lo que continúa el franquismo, aunque el 20 de diciembre de 1973 Carrero muere víctima de un atentado de ETA.
Como consecuencia, se abre la brecha entre los aperturistas del régimen y los inmovilistas. En enero de 1974, se nombra a Carlos Arias Navarro presidente del gobierno. Arias pretendió unir a las dos facciones, se llamó el “Espíritu del 12 de febrero”. No lo logró, por ello los aperturistas salen del gobierno.
A partir del 74, comienzan los conflictos. Los partidos en la oposición, desde el extranjero, comienzan a movilizarse. El PCE y el PSOE piden lo mismo: un gobierno provisional que implantara la democracia, amnistía y elecciones libres. Surgen los movimientos terroristas: ETA, y un terrorismo de ultraizquierda: GRAPO y FRAP. Es el comienzo de largos años de atentados terroristas.
Los problemas del régimen en los últimos años fueron: el aumento de la conflictividad social; aumento de las peticiones de democracia; problemas internos entre los aperturistas y los inmovilistas dentro del propio régimen; y la crisis internacional de 1973, provocada por la subida del petróleo.
En 1962, España había solicitado entrar a la CEE; la CEE no respondió y hasta 1967 no habrá un mandato de negociación. Y será en 1970 cuando firmen un acuerdo preferente entre Europa y España. Este acuerdo resultó bueno para España y marcará las futuras negociaciones.
El 25 de abril de 1974, tuvo lugar en Portugal la Revolución de los Claveles, que puso fin a una larga dictadura. En junio del 73, había terminado la dictadura en Grecia. El régimen franquista quedaba como único régimen dictatorial en Europa.
Se había formado un grupo de liberación que cometía atentados terroristas, era el Frente Polisario. En el otoño de 1975, cuando Franco agonizaba, el rey de Marruecos aprovechó la coyuntura para organizar la Marcha Verde. Arias Navarro cedió y el 14 de noviembre se firmó el Acuerdo de Madrid, en el que se entregó el territorio a Marruecos y a Mauritania.
A todos estos conflictos se unió, en septiembre del 75, la condena internacional, incluido el Vaticano, por el fusilamiento de cinco terroristas de ETA y del GRAPO. Se produce, como al principio del régimen, un rechazo internacional, una condena del Vaticano, la retirada de embajadores.
El 20 de noviembre de 1975, muere Franco.
7. Cambios Sociales Durante el Franquismo
En los años que van desde 1960 al 1975, España experimentó el mayor crecimiento demográfico de su historia. Pasó de 30,4 millones de habitantes a 35,7 millones. Es la etapa conocida como el “Baby boom”. Esto se debió sobre todo al descenso de la mortalidad, sobre todo la infantil, una mayor esperanza de vida; todo ello dio lugar a un crecimiento constante de la población. Mejoras en las condiciones higiénicas y sanitarias.
Son los años de la fuerte emigración a Europa y Latinoamérica en busca de trabajo. La industria española no podía absorber el excedente de mano de obra. Fue apoyada desde el gobierno; de esta forma, el franquismo evitaba tensiones y problemas sociales. Fueron Alemania, Francia, Suiza y Bélgica los países europeos que recibieron más emigración española. Se calcula que en un millón de personas las que emigraron, según los datos facilitados por el INE; versiones extraoficiales hablan de dos millones. También hubo emigrantes que se fueron a Latinoamérica, en menor proporción, alrededor de 200.000 personas. Muchos de ellos regresaron a España pasados unos años, sobre todo desde 1973, debido a la crisis económica. Otros se asentaron en los países de acogida y se quedaron allí.
El régimen creó el Instituto Español de Emigración en 1956 y más tarde, en 1962, la Ley de Ordenación del Emigrante. El objetivo era el asesoramiento del emigrante y las opciones laborales. Muchos salían de España con contrato de trabajo, a Alemania o Suiza.
La década de los 60 son los años del éxodo rural: la población abandona el medio rural y se traslada a la ciudad en busca de mejoras laborales. Como consecuencias de todos ellos, la rápida llegada de población a las ciudades, demanda de viviendas. Se empieza a construir en los extrarradios de las ciudades viviendas de mala calidad, calles sin asfaltar, barrios sin servicios sanitarios, educativos… Son las llamadas “barriadas dormitorios”. En 1957, se creó el Ministerio de la Vivienda, comienzan a construirse viviendas de protección oficial.
En las zonas rurales, comenzó el proceso de despoblación, se aceleraron las concentraciones parcelarias y la mecanización y modernización de las explotaciones agrarias.
El cambio de sociedades agrarias a urbanas llevó aparejados cambios sociales y de comportamiento de la población. En 1979, el 66 % de la población española vivía en las ciudades.
Con la Ley General de Educación de 1970, se amplió la escolarización obligatoria hasta los 14 años, se implantó la coeducación y se adecuaron los estudios al mercado laboral.
Las mujeres empezaron a ser más independientes. Las organizaciones y movimientos femeninos empezaron a hacerse más patentes entre los años 1960 y 1970: Movimiento Democrático de Mujeres y el Seminario de Estudios Sociológicos de la Mujer.
Se fueron incorporando al mundo laboral, sobre todo al sector servicios. La incorporación fue lenta: en 1970, solo era el 18 % de la población activa. Las ciudades se van a convertir en oportunidades laborales y sociales; prosperará la clase media, formada por funcionarios y profesiones liberales. Comienza la sociedad de consumo, los créditos bancarios, el pago a plazos.
Las familias comienzan a comprar electrodomésticos, televisores, teléfonos. La televisión se va a convertir en un medio de propaganda del régimen, pero también, a través de la publicidad, como un medio que incite al consumo. También ampliará el horizonte de mucha gente.
El contacto con el extranjero, bien por el turismo, bien por las noticias que llegaban a través de los emigrantes, hizo que la sociedad española cambiara. Los jóvenes empezaron a vestir de forma diferente, irán cambiando los cánones del pasado. Hay un proceso de secularización de la sociedad. Deja de verse y practicar la religión de forma tan rígida.
Las familias pueden acceder a comprar coche; la SEAT, que empezó en 1957 a comercializar el Seiscientos, se convertirá en el coche familiar por excelencia.