Fundamentos Ideológicos y Apoyos del Franquismo
Fundamentos Ideológicos
Desde un punto de vista político e ideológico, el franquismo se configuró como una dictadura de tipo fascista, con matices, inspirada principalmente en el fascismo italiano. De este, copió algunas leyes y organismos, aunque se diferenció del nazismo alemán. Se caracterizó por ser una dictadura personal, donde todos los poderes se concentraban en la figura de Franco. Todas las instituciones estaban subordinadas a él, y la totalidad de sus miembros dependían de la voluntad del Caudillo, dando lugar al fenómeno del caudillismo.
El régimen era antiliberal, no permitiendo la actuación de partidos políticos, salvo el Movimiento Nacional. Defendió el anticomunismo, el tradicionalismo y el ultranacionalismo. Además, se caracterizó por un clericalismo muy conservador, otorgando un papel importante a la Iglesia en el control de la educación, la opinión pública, la moral y la censura de libros y espectáculos.
Se creó un sistema corporativista, donde el parlamento se transformó en unas Cortes Orgánicas con representación corporativa. Se prohibieron los sindicatos de clase y nació la Organización Sindical, lo que hizo legalmente imposibles las huelgas. En el ámbito económico, se implementó una planificación económica, donde el Estado nacionalizó algunas empresas estratégicas, fijó precios, limitó las importaciones y elaboró planes de inversión.
Apoyos Sociales
Los principales apoyos sociales del régimen fueron la alta burguesía industrial, la vieja oligarquía terrateniente y los campesinos con pequeñas tierras. Estos grupos recuperaron no solo sus propiedades, sino también el dominio de la vida social.
Apoyos Políticos
La dictadura supuso la desaparición de todos los partidos políticos. Solo la Falange, como entidad, tenía posibilidad de actuación, siempre sometida a la lealtad a Franco. Tras la derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial, su presencia en el gobierno fue disminuyendo.
La presencia de militares en los altos cargos fue disminuyendo, aunque seguían siendo la columna vertebral del régimen. Franco se cuidó de mantenerlos subordinados a él.
Los católicos, procedentes de las asociaciones religiosas, como la ACNP al principio y el Opus Dei a partir de los años 60, estuvieron siempre presentes en el gobierno. Tras el Concilio Vaticano II (1962), se produjo un distanciamiento entre la Iglesia y la dictadura.
Los monárquicos formaron un conjunto de tendencias. Los carlistas tuvieron un papel menor, mientras que el resto apoyaba la restauración de la monarquía.
Evolución Política del Franquismo
La Institucionalización del Régimen
En lugar de una constitución, se implantaron una serie de Leyes Fundamentales. En los años 30 y 40, se crearon leyes inspiradas en el fascismo italiano, como el Fuero del Trabajo, que suprimía los sindicatos obreros. También se creó la Organización Sindical, que permitió el desarrollo de un sistema de Seguridad Social.
- Ley de Cortes (1942): Restablece el parlamento, pero unicameral, con representación corporativa. Solo podían deliberar propuestas del gobierno y asesorarle.
- Fuero de los Españoles (1945): Una especie de declaración de derechos, pero con restricciones.
- Ley de Referéndum (1945): Establece un método de votación directa para aprobar leyes, ya que las Cortes no podían legislar.
- Ley de Sucesión (1947): Fijaba a un rey como sucesor de Franco tras su muerte. Franco hizo venir a España al príncipe Juan Carlos para educarlo como futuro dictador.
- Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): Establece las bases de la representación corporativa, prohibiendo toda corriente que no se integrara en el Movimiento Nacional.
Evolución Económica y Social del Franquismo
Periodo de Reconstrucción y Autarquía (1939-1959)
El estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió la importación de alimentos y maquinaria. La simpatía de Franco hacia los países del Eje y el envío de la División Azul para luchar contra Rusia hicieron que no contara con el apoyo de EE. UU. y Gran Bretaña. Al finalizar la guerra, se impuso un aislamiento internacional contra el régimen franquista debido al mantenimiento de estructuras políticas similares a las fascistas. España fue expulsada de los foros internacionales.
Se intentó llevar a cabo una política económica de autarquía, que pretendía, mediante el intervencionismo estatal, un control sobre la economía. En la agricultura, se devolvieron las tierras expropiadas por la República y, para controlar la producción y los precios, se formó el Servicio Nacional del Trigo. Se establecieron cartillas de racionamiento para casi todos los productos.
En la industria, se generó una política proteccionista y se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) para crear industrias necesarias para el desarrollo del país. Los sectores económicos importantes se convirtieron en monopolios estatales (RENFE) y se crearon empresas estatales (SEAT, ENASA, IBERIA, etc.). La política comercial estuvo marcada por una regulación que frenó la integración económica de España en Europa. El aumento de los gastos públicos generó una inflación muy elevada.
A partir de 1947, la situación internacional de «Guerra Fría» permitió a España una cierta apertura. Se abrieron las fronteras y el régimen fue siendo aceptado por los gobiernos. En 1953, se firmó el Concordato con la Santa Sede, que legitimaba el régimen y reconocía el papel de la jerarquía eclesiástica, y EE. UU. rubricó el Pacto de Madrid, que incluía asistencia económica, ayuda para la defensa y suministro de material de guerra. La compra de repuestos y materias primas permitió a España experimentar en los años 50 un crecimiento importante, aunque desigual y desequilibrado. A partir de entonces, desaparecieron las cartillas de racionamiento y el sueño de la autarquía.