Tema 7
: Los progresistas, liderados por el general Prim, firmaron el Pacto de Ostende (1866) con unionistas y demócratas con el objetivo de derrocar a la reina Isabel II e implantar el sufragio universal. La crisis económica y el descontento político contra los impopulares y corruptos moderados desencadenaron la revolución. En Septiembre de 1868 el unionista almirante Topete se pronunció en Cádiz junto a Prim y el general Serrano, al frente de la Uníón Liberal desde 1867. La sublevación fue apoyada por las Juntas revolucionarias que se organizaron en las grandes ciudades, la mayoría dirigidas por los demócratas, partidarios del sufragio universal, amplias libertades (de culto, de asociación etc.) y la supresión de los odiados consumos y de las quintas. La revolución de 1868, llamada Gloriosa, triunfó con rapidez en el país ya que sólo se opusieron algunos moderados que formaban la camarilla de la reina. Derrotados éstos en la batalla de Alcolea, la reina Isabel II perdíó el trono y se exilió a Francia.Tras la revolución se formó un Gobierno Provisionalpresidido por el general Serrano y compuesto por unionistas y progresistas, con Prim al frente del Ministerio de la Guerra. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal, que fueron ganadas por los progresistas. Las Juntas revolucionarias fueron disueltas y los demócratas se escindieron en dos facciones: los dispuestos a colaborar con el Gobierno (fuera monarquía o república) y los que querían una república federal. El Gobierno Provisional eliminó los consumos como deseaban las clases populares pero no las quintas.na vez aprobada la Constitución, se inició la Regencia de Serrano y Prim fue nombrado jefe de gobierno. Como se establecía la monarquía y nadie quería a los Borbones, hubo que buscar un rey lo que no resultó fácil. Finalmente fue elegido por las Cortes el italiano Amadeo de Saboyá el candidato de Prim. El ministro de Hacienda, Figuerola, tomó importantes medidas: establecíó la peseta como moneda, promulgó la Ley de Minas, que permitía su venta a empresas privadas- por lo general extranjeras- y rebajó los aranceles aduaneros para facilitar el librecambismo (arancel Figuerola), aunque no hizo una reforma fiscal.
El mismo día en que el joven rey desembarcaba en Cartagena, Prim fue asesinado. La monarquía democrática no llegó a consolidarse porque Amadeo, pese a su buena voluntad, se encontró con muchos problemas. Carlistas y monárquicos alfonsinos eran enemigos suyos, así como los republicanos. No contaba con apoyos sociales y sí con la oposición de la aristocracia y de la Iglesia. Los progresistas por otra parte estaban divididos entre constitucionalistas de Sagasta y radicales de Ruiz Zorrilla. Las disensiones con unionistas y demócratas eran cada vez mayores, lo que originaba una gran inestabilidad política. Para agravar la situación estallaron dos guerras: la 3ª carlista y en Cuba. Amadeo, cansado e impotente, abdicó.
La República tuvo muchos problemas. Los republicanos, en su mayoría intelectuales y clases medias reformistas, no tenían apenas apoyo social y además estaban divididos en federales – con Pi y Margall al frente, partidarios de un Estado federal descentralizado–
Y centralistas, a la vez que los intransigentespromovían la violencia para alcanzar reivindicaciones sociales. Hubo una enorme inestabilidad política, sucedíéndose en menos de un año cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar)
. Pi y Margall elaboró un proyecto de constitución (1873) que defendía la República como forma de Estado, el federalismo y la separación de Iglesia y Estado, así como más amplias libertades y derechos ciudadanos, pero no llegó a entrar en vigor. Los republicanos tomaron medidas radicales, como la supresión de los consumos y quintas y de la esclavitud en las islas de Cuba y Puerto Rico, entre otras.
Tras el cantonalismo, la República federal giró a la derecha y se volvíó centralista con Castelar, quién gobernó de forma autoritaria disolviendo las Cortes. Los republicanos federales le forzaron a dimitir. El 3 de Enero de 1874, el general Pavía irrumpíó en el Congreso y lo disolvíó, acabando la Primera República. El Golpe de Estado establecíó un gobierno autoritariopresidido por el general Serrano, quién suspendíó la Constitución y los derechos. Cánovas del Castillo, líder del partido alfonsino, preparó la vuelta de los Borbones en la persona de Alfonso, hijo de Isabel II. El general Martínez Campos se pronunció en Sagunto (Diciembre de 1874) y Alfonso XII fue declarado rey, comenzando el periodo de la Restauración
.
tema 8: El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874, que puso fin a la caótica situación generada durante la Iª República, supuso la reinstauración en nuestro país de la monarquía borbónica, representada por el hijo de Isabel II, Alfonso XII (1875-85) y continuada, por la prematura muerte del rey, por la regencia de su mujer Mª Cristina (1885-1902), hasta la mayoría de edad del futuro Alfonso XIII (nacido en 1886, reinó entre 1902-1931). Aunque el régimen de la Restauración se prolonga hasta la llegada de la IIª República, en 1931, en el presente tema limitaremos nuestro estudio hasta el fin de la regencia de Mª Cristina, dejando para los temas siguientes el reinado de Alfonso XIII. La Restauración, así delimitada, significó el período de mayor duración de todo el Siglo XIX, caracterizado por su notable crecimiento económico, elevado desarrollo cultural y estabilidad política desconocidos hasta entonces.
Económicamente, junto a la expansión agraria (incorporación, al lado de los cultivos tradicionales de cereales, vid y olivo, de los cultivos industriales exportables, desde los cítricos y remolacha azucarera hasta los hortofrutícolas), la minera ( controlada por capital extranjero, destacan las producciones de hierro, cobre y plomo) y la consolidación de los dos sectores industriales predominantes, el siderometalúrgico vasco y el textil lanero y algodonero catalán, lo decisivo para la modernización del país radicó en el desarrollo espectacular experimentado por el sector servicios, tanto en los medios de transporte (tranvía y ferrocarril, causantes de una gigantesca revolución en los transportes de mercancías y pasajeros), como en los de comunicación de masas y en el uso de la electricidad, extendida ya a fines de la centuria a todas las grandes ciudades. Esta modernización fue acompañada de una espléndida creatividad cultural, representada por el Romanticismo, Realismo, generación del 98 o el Modernismo, aunque nuestro sistema educativo básico seguía manteniendo elevadas tasas de analfabetismo y pedagogías muy tradicionales y religiosas, excepto el caso excepcional de la Institución Libre de Enseñanza:
fundada en 1876 por profesores, dirigidos por Fco. Giner de los Ríos
La carácterística más sobresaliente del nuevo régimen radicó, sin embargo, en su estabilidad política lograda por la pacificación del país, la aprobación de la nueva Constitución del 76, el control de la oposición y de los incipientes nacionalismos y, muy especialmente, la alternancia pacífica en el poder por los dos grandes partidos (conservador y liberal), apoyándose en el caciquismo y el fraude electoral.
Mientras el ejército, relegado de la vida política para impedir los reiterados pronunciamientos de períodos anteriores, acababa con la guerra carlista (
1876, con la abolición de los fueros vascos, aunque manteniendo su autonomía fiscal simbolizada en los conciertos económicos)
y temporalmente con la guerra de Cuba (
Paz de Zanjón, 1878), la monarquía de Alfonso XII aprobaba la Constitución del 76, en la que se defendía el sistema político diseñado por Cánovas del Castillo y aceptado por el rey antes del Golpe de Estado de Martínez Campos (recogido en el Manifiesto de Sandhurst,
1874, como condición previa para garantizar la restauración borbónica): un régimen monárquico muy conservador y autoritario que, inspirándose en la Constitución moderada del 45, permitía al rey recuperar poderes ya perdidos anteriormente, al controlar, además del ejecutivo el legislativo (el Congreso, elegido por sufragio censitario hasta la recuperación del universal en 1890, podría ser disuelto a su conveniencia o vetadas sus proposiciones de ley, mientras el Senado lo integraban una parte directamente elegida por el rey y la otra por los municipios y mayores contribuyentes) y defender la confesionalidad católica, la soberanía compartida y limitaciones de los derechos fundamentales.
El sistema diseñado por Cánovas supuso un importante retroceso democrático, ya que sólo se podía mantener manipulando los resultados electorales, lo que se conseguíaen tres niveles. En primer lugar, el turno de cada partido era decidido por el rey sin participación popular mediante un proceso antidemocrático:
en vez de elegir como presidente del gobierno al candidato más votado en las elecciones, como sucede ahora, elegía al que le parecía más adecuado, pero debía contar con el apoyo mayoritario de las Cortes para poder gobernar con mayoría parlamentaria; de no ser así, el rey las disolvía y se convocaban nuevas eleccioneshasta que las nuevas Corteslo apoyaran por mayoría, lo que siempre conseguía
La alternancia precisamente se produjo en 1881, cuando el rey dio la oportunidad a Sagasta, quien también ocupó la jefatura durante los primeros años de la regencia de Mª Cristina (1885-1902) por cesión de Cánovas (Pacto de El Pardo). En segundo, una vez elegido el partido por el rey, el Ministerio de la Gobernación (hoy Ministerio del Interior) elaboraba, antes de las elecciones y según los acuerdos entre ambos partidos, el encasillado, consistente en decidir qué cargos ocuparía el partido en el gobierno y cuáles la oposición y qué personalidades los desempeñarían, siendo el “cunero” uno de los casos más típicos: eran elegidos diputados por circunscripciones que ni siquiera habían pisado,El nacionalismo catalán, surgido del federalismo durante el Sexenio, avanzó lentamente hasta la creación, en 1891, por la burguésía conservadora, de la Uníón Catalanista, promotora de las Bases de Manresa (1892), primer programa preciso del catalanismo, que incluía un proyecto de Estatuto de Autonomía, conservador y tradicionalista; posteriormente, en 1901, fundación del primer partido catalanista, Lliga Regionalista, liderada por los conservadores Prat de la Riba y Francesc Cambó, defensores de la autonomía catalana y fuerza hegemónica electoral en Cataluña hasta la dictadura de Primo de Rivera