El Impacto de la Revolución Francesa en la Historia Moderna

1. El estallido de la Revolución Francesa

  • Las causas de la revolución

En 1789, Francia se encontraba en una profunda crisis económica y social. Por un lado, desde 1760 venían sucediéndose malas cosechas y, por otro lado, la burguesía se mostraba descontenta ante su marginación política, pues solo los privilegiados podían ostentar cargos y gozar de reconocimiento social. Además, la monarquía se hallaba sumida en una profunda crisis financiera. La solución pasaba por una reforma fiscal que obligase a la aristocracia a pagar impuestos, pero el monarca temía descontentar a los privilegiados.

  • El comienzo de la revolución (1789)

La Revolución Francesa se inició con una revuelta; los privilegiados se negaron a pagar impuestos y exigieron a Luis XVI que convocase los Estados Generales. Los Estados Generales se abrieron en Versalles en mayo de 1789. Siguiendo la tradición, cada estamento contaba con el mismo número de diputados, estaban separados en el momento de deliberar y tenían un único voto. La cuestión era importante, estaba en juego la idea de la soberanía nacional, admitir que los Estados Generales representaban la voluntad de la nación. El monarca y la nobleza solo aceptaron la doble representación y los diputados del 3º estado se erigieron en Asamblea Nacional y se comprometieron a elaborar una constitución.

  • El fin del Antiguo Régimen

El pueblo de París respaldó a los representantes del 3º estado y el 14 de junio asaltaron la fortaleza de la Bastilla, se dispusieron a defender por la fuerza el procedimiento revolucionario. La revolución se extendió también al campo en forma de una revuelta antiseñorial. Ante la radicalización popular, la Asamblea Nacional decretó la abolición de los privilegios feudales y promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

2. Las etapas de la Revolución Francesa (I)

  • Las fases de la revolución

Tras la creación de la Asamblea Nacional, se inició el proceso de reformar Francia en una asamblea liberal. Pero esa tarea no fue fácil, debido a la oposición del rey y los privilegiados, y la revolución atravesó diversas etapas:

  • La monarquía constitucional (1789-1792). Estaba apoyada por la burguesía conservadora que aspiraba a llegar a un acuerdo con el rey para abolir el Antiguo Régimen.
  • La república democrática (1792-1794). Fue impulsada por la burguesía radical, que ambicionaba una transformación más profunda de la sociedad.
  • La república burguesa (1794-1799). Supuso un retorno al poder de la burguesía conservadora.
  • La monarquía constitucional

+ El proceso reformista.

En otoño de 1789, el rey y la nobleza aceptaron la nueva situación y la Asamblea Nacional inició un proceso reformista para convertir Francia en una monarquía constitucional y parlamentaria. En 1791 se promulgó una constitución que ejemplificó los ideales del liberalismo. Se estableció el sufragio directo y censitario, lo que dividió a los ciudadanos en activos y pasivos. Tras la aprobación de una constitución, se formó una Asamblea Legislativa en la que se redactaron nuevas leyes. Se creó la Guardia Nacional para hacer frente a los defensores del absolutismo. La Constitución Civil del Clero separó la Iglesia del Estado.

+ Las diferentes opciones políticas.

Las reformas del periodo 1789-1791 satisfacían a los grupos burgueses al concederles derechos políticos y libertad económica, pero el nuevo régimen contaba con muchos opositores. Entre los revolucionarios destacaron los girondinos, los jacobinos y los cordeliers, que contaban con el apoyo de los sans-culottes, milicias populares.

– El fracaso de la monarquía constitucional.

La oposición de la familia real a la revolución se manifestó a raíz de la huida de París para unirse al ejército austriaco que planeaba invadir Francia y restaurar el absolutismo. En abril de 1792, la Asamblea Legislativa declaró la guerra a Austria. Los austriacos invadieron Francia y llegaron a las puertas de París. El 10 de agosto de 1792, los sans-culottes asaltaron el palacio real, encarcelaron al monarca y proclamaron la república.

3. Etapas de la Revolución Francesa (II)

  • La república democrática

+ La Convención girondina

La república quedó en manos de los girondinos, que convocaron elecciones para la nueva Convención Nacional. La Convención llevó a cabo un juicio contra el rey Luis XVI, que fue ejecutado por traición. La muerte del rey provocó que las monarquías europeas formaran una coalición contra la Francia revolucionaria. En primavera de 1793, la república se hallaba en peligro; en el interior del país estallaron algunas revueltas contrarrevolucionarias y, en el exterior, los ejércitos coaligados finalmente invadieron Francia.

+ La Convención jacobina

En junio de 1793, los jacobinos se hicieron con el poder y detuvieron a los principales políticos girondinos. Ese mismo año se promulgó una nueva constitución basada en la democracia social. El ejecutivo quedó en manos de un Comité de Salvación Pública que concentró todo el poder en Robespierre. Para hacer frente a la amenaza exterior, la república organizó un ejército, decretó la leva en masa e impulsó una política de terror. Para responder a los anhelos de los sans-culottes, el Comité de Salvación Pública aprobó una serie de leyes sociales.

+ La caída de los jacobinos

En el verano de 1794, los peligros disminuyeron; las revueltas interiores habían sido sofocadas y los ejércitos franceses se imponían a los de la colonización extranjera. Pero la radicalización de la revolución, el terror y el gobierno dictatorial de los jacobinos provocaron la oposición de gran parte de los ciudadanos. Así, mediante un golpe de estado en julio de 1794, fueron derrocados y ejecutados Robespierre y otros dirigentes jacobinos.

  • La república burguesa

Tras el golpe de estado, la burguesía conservadora volvió a tomar el control de la revolución. Se elaboró una nueva constitución en 1795 que otorgaba el poder ejecutivo a un gobierno colegiado. El nuevo gobierno pretendía volver a los principios de la constitución de 1791. El liberalismo de la nueva república se situaba entre el absolutismo y la democracia social de los jacobinos. En este contexto de crisis económica y social, el ejército ganó prestigio y se propuso como una institución capaz de mantener el orden y asegurar la defensa nacional. En 1799, Napoleón Bonaparte protagonizó un golpe de estado que puso fin al Directorio e inauguró el Consulado.

4. El Imperio Napoleónico

  • Napoleón: de cónsul a emperador

En 1799, Napoleón fue nombrado cónsul y su política de gobierno se encaminó a consolidar los logros de la revolución burguesa, evitando el retorno al absolutismo. Permitió el regreso de los exiliados y firmó un concordato con la Iglesia para restablecer la paz religiosa. También llevó a cabo una reforma de carácter centralista con la creación de la figura de los prefectos. Se creó un código civil que racionalizaba y unificaba todas las leyes anteriores. En 1804, Napoleón se hizo coronar emperador.

  • Las conquistas napoleónicas

Uno de los motivos del prestigio de Napoleón fue su capacidad de derrotar a los monarcas absolutos europeos. Las tropas de Napoleón consiguieron conquistar gran parte de Europa y, en 1811, el Imperio Napoleónico se encontraba en su apogeo. Se extendía desde Alemania a España, sin Gran Bretaña. En todos los países anexionados se impusieron las ideas revolucionarias francesas.

  • La caída de Napoleón

Los ejércitos napoleónicos actuaron como conquistadores, sometieron a las naciones y favorecieron los intereses materiales de Francia. Todo ello desencadenó en los territorios ocupados fuertes sentimientos nacionales contra la Francia invasora. Aparecieron grupos de patriotas que se oponían a la presencia francesa. El levantamiento de los españoles en 1808 fue el primero y el que marcó el declive del Imperio Napoleónico. En 1814, tras ser vencido en Rusia y España, Napoleón abandonó el poder. En 1815 fue derrotado en Waterloo y desterrado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.

5. Restauración, liberalismo y nacionalismo

– La Europa de la restauración

Los estados vencedores de Napoleón se reunieron entre 1814 y 1815 en el Congreso de Viena. Su objetivo era la restauración del absolutismo monárquico. Tras reponer a los monarcas en sus tronos, las cuatro grandes potencias (Rusia, Prusia, Reino Unido y Austria) remodelaron el mapa europeo. Francia volvió a sus fronteras de 1792. Las decisiones del Congreso de Viena se completaron con la Santa Alianza (1815), una ayuda entre los monarcas europeos ante cualquier amenaza liberal. A pesar del aparente retorno al Antiguo Régimen, las ideas revolucionarias francesas habían influido en muchos países. A partir de 1815, el liberalismo y el nacionalismo se convirtieron en dos fuerzas de oposición a la restauración.

  • El liberalismo

Es un sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo. El estado debe garantizar los derechos y las libertades de las personas. El individuo libre es un ciudadano; los ciudadanos constituyen la nación que detenta la soberanía. El liberalismo propugna un sistema representativo en el que las decisiones emanan del parlamento. Defiende la necesidad de una constitución que asegure la división de poderes. El derecho de propiedad es formulado como una libertad fundamental y la economía se fundamenta en el mercado.

  • El nacionalismo

El nacionalismo es una ideología política que sostiene el derecho de los pueblos a decidir sobre ellos mismos y defender su soberanía. Se puede definir nación como un conjunto de individuos que poseen una serie de lazos culturales propios y que desean vivir en común. El nacionalismo se expandió a lo largo del siglo XIX frente a la Europa de la Santa Alianza y de los imperios absolutistas. Los nacionalistas mostraron su voluntad de hacer coincidir estado y nación, es decir, de agrupar en un país una comunidad nacional. Esta voluntad dio lugar al nacimiento de movimientos independentistas en los imperios otomano y austrohúngaro y fue el origen de la lucha entre italianos y alemanes por unificarse como estado único.

6. Las revoluciones liberales y nacionales

A partir de 1820, la fuerza del liberalismo y el nacionalismo se demostró en tres grandes revoluciones:

  • Las revoluciones de 1820

Una serie de levantamientos liberales dirigidos por activistas intentaron acabar con el absolutismo y tomar el poder mediante insurrecciones armadas. Solo en Grecia triunfó una insurrección contra el Imperio Turco. En 1822, los griegos proclamaron su independencia, que se hizo efectiva al acabar la guerra en 1829. También resultaron victoriosos los movimientos de las colonias españolas de América, que entre 1808 y 1825 se enfrentaron a la metrópoli y se declararon independientes.

  • Las revoluciones de 1830

Las segundas revoluciones se produjeron en Europa central y occidental entre 1829 y 1835. En esta ocasión, la mayoría de las insurrecciones triunfaron, lo que significó la sustitución del absolutismo por sistemas políticos constitucionales. Se trataba de un liberalismo conservador. El movimiento se inició en Francia, donde en julio de 1830 derrotaron a Carlos X de Borbón y se proclamó una monarquía de corte liberal en la persona de Luis de Orleans. También en Bélgica se instauró un régimen liberal y se independizó de Holanda. En 1831 estalló una revuelta en Polonia que fue reprimida por el zar de Rusia. En 1832, Gran Bretaña consiguió una ampliación de los derechos políticos y, en 1833, se produjo el paso a un sistema político liberal en España.

  • La primavera de los pueblos

En Europa occidental, la revolución de 1848 significó la aparición de los ideales democráticos. Esta revolución se inició en Francia. En febrero, un levantamiento acabó con la monarquía de Luis Felipe de Orleans y se proclamó la república social. En Europa oriental, la lucha fue contra los regímenes absolutistas y la dominación imperial austriaca. Aunque la mayoría de estas revoluciones fueron finalmente sofocadas, las reformas liberales se consolidaron en la segunda mitad del siglo XIX.

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