Los Grandes Imperios Coloniales
La adquisición y el control de extensos territorios coloniales, algunos muy alejados de Europa, obligó a crear nuevos modelos de administración en ultramar. El colonialismo suscitó una gran resistencia en muchos de los pueblos vencidos por los europeos.
La Administración de las Colonias
El Imperio Británico
En el siglo XIX, el Imperio británico estaba formado por diferentes tipos de administración colonial:
- Colonias dependientes directamente del parlamento británico.
- Colonias de poblamiento blanco: estados con mucha autonomía, con un gobernador nombrado por la corona británica. Ejemplos: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la Unión Sudafricana. Estos territorios se transformaron posteriormente en dominios, territorios con gobierno y parlamento propios.
- La India: constituía un modelo diferente de administración colonial debido a su extensión, población e importancia política y económica. Combinaba protectorados y áreas directamente administradas por funcionarios británicos.
En todas estas colonias, la población indígena carecía de derechos políticos.
El Modelo Colonial Francés
Francia aplicó a todas sus colonias el modelo de administración existente en la metrópoli, convirtiéndolas en departamentos (provincias) de ultramar. Sin embargo, los franceses residentes en las colonias carecían de derechos políticos. En los departamentos de ultramar no existía ningún tipo de autogobierno: las decisiones se tomaban en Francia.
La Resistencia de los Vencidos
La expansión colonial suscitó entre los pueblos dominados una enorme resistencia cultural y religiosa que, con frecuencia, se manifestó en forma de oposición violenta, mediante las armas. Aunque la reacción anticolonial no logró éxitos en el siglo XIX, sirvió para establecer las bases del orgullo nacionalista que, ya en el siglo siguiente, impulsaría la descolonización. Las guerras coloniales se caracterizaban por su ferocidad. Los indígenas luchaban contra aquellos que consideraban invasores y que venían a esclavizarlos o a exterminarlos; de ahí que los europeos del siglo XIX consideraban «salvajes» a los nativos y se creyeran superiores a ellos. Pese a todo, la superioridad tecnológica y organizativa de las tropas y flotas occidentales permitió a los europeos imponerse incluso a imperios como el chino o el turco.
La Resistencia Armada
Para enfrentarse a los extranjeros, los nativos combinaron sus técnicas bélicas tradicionales con las que habían aprendido de los occidentales. Igualmente, aprovecharon su perfecto conocimiento del medio geográfico y los escasos efectivos de los invasores blancos. A todo ello, sumaron la extraordinaria combatividad de quien defiende su vida y su hogar frente a las agresiones.
Entre los ejemplos de resistencia armada contra la dominación colonial sobresalen:
- Los zulúes (en Sudáfrica)
- Los cipayos (en la India)
- Los indios (en Norteamérica)
- Los bóxers (en China)
Los cipayos: Soldados nativos de la India al servicio de la británica Compañía de las Indias Orientales. En 1857 se sublevaron ante el rumor de que los cartuchos estaban cubiertos de grasa de vaca o de cerdo (prohibido para hindúes y musulmanes, respectivamente).
Los zulúes: Etnia con un imperio militar en África, al este de la colonia británica de El Cabo. Se enfrentaron con los bóers y los británicos, obteniendo algunas victorias y resistiendo durante mucho tiempo.
Los bóxers: Chinos que practicaban artes marciales. Se sublevaron contra los occidentales (1900) y durante 55 días lograron asediar las embajadas extranjeras en Pekín hasta la intervención de una fuerza militar internacional.
Los indios norteamericanos: En la segunda mitad del siglo XIX se produjeron numerosos enfrentamientos entre indios y colonos. Destacaron los cheyenes, apaches y sioux, pueblos que, a pesar de obtener victorias legendarias (como la de 1876), fueron prácticamente aniquilados o recluidos en reservas.
La Resistencia Cultural y Religiosa
En términos generales, la resistencia cultural y religiosa de los pueblos colonizados fue muy intensa. En Asia, la mayoría de la población indígena apenas modificó sus costumbres y comportamientos tras la llegada de los extranjeros; en África y Oceanía, los nativos, convertidos al cristianismo y educados por los misioneros, adaptaron las nuevas creencias a las suyas propias. La resistencia cultural y religiosa fue liderada por las élites indígenas y se apoyó en tradiciones ancestrales que se oponían a los valores occidentales.
A pesar de la resistencia antioccidental, en lugares donde la población indígena estaba dividida en tribus rivales o existían sistemas políticos inestables, era frecuente que los nativos se adaptasen a sus nuevos dominadores (como en la India). Cuando la potencia colonial se atraía a las élites nativas (nobles, comerciantes…), la estabilidad social y política era mayor. De hecho, en algunas áreas, grupos minoritarios de indígenas se ocuparon de las tareas burocráticas o sirvieron como soldados a las órdenes de los colonizadores.
Durante la dominación colonial, fueron frecuentes las visitas de los habitantes de las colonias a Europa y EE. UU. Estos viajes permitieron a los nativos conocer el nacionalismo, la democracia y el socialismo, ideologías que con el tiempo promoverían organizaciones políticas antiimperialistas, como el Congreso Nacional Indio (1885), partido que mucho después lideraría Gandhi.
Protectorados y Áreas de Influencia
La expansión europea del siglo XIX dio lugar a diversas formas de dominio:
- Protectorados: territorios vigilados o tutelados por los europeos a través de administradores, asesores y militares que respetaban, al menos formalmente, al gobierno indígena. Era frecuente que un protectorado se convirtiera en colonia. Ejemplos: Marruecos, Túnez, Egipto y algunos estados de la India.
- Áreas de influencia: zonas sobre las que una gran potencia podía actuar sin llegar a apoderarse del país y que tenían cierto reconocimiento internacional. Ejemplos: China, Persia y Siam.