El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos. Comunidades y Germanías
Al morir su abuelo materno en 1516, Carlos de Hadsburgo se hizo coronar rey de Castilla y Aragón e inició su viaje a la península. No conocía el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos. Una vez coronado, convocó Cortes para que votaran nuevos impuestos. La reacción fue inmediata en Castilla, las protestas le recordaban al rey su obligación de residir en el reino y de respetar las leyes de este. Las comunidades de Castilla, la mayor parte de las ciudades, se revelaron contra las autoridades del monarca porque la aristocracia castellana se veía como una humillación que el rey hubiera entregado la administración del reino a consejeros flamencos y hubiera dejado a Adriano de Utrecht como gobernador del reino en su ausencia; Carlos había empleado el dinero de los nuevos impuestos en conseguir la elección como emperador alemán. La nobleza empezó a relajarse de los comuneros. Tras la derrota de las tropas comuneras, todas las ciudades abandonaron el movimiento, excepto Toledo. Esto significó el inicio del absolutismo en Castilla. Las Germanías, la causa del movimiento fue el descontento social entre los artesanos y los pequeños comerciantes con la nobleza. Aspiraban no solo a desembarazarse de los señores sino a reformar la iglesia y reconquistar Jerusalén. Los agermanados fueron derrotados por los señores.
La Monarquía Hispánica de Felipe II. La Unidad Ibérica
Felipe II (1556-1598) fue hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Carlos I había cedido en su abdicación (1556) a su hermano Fernando el Imperio Alemán y las posesiones de las Hadsburgo en Austria. Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, donde gobernó con plena dedicación su enorme imperio. A diferencia de lo que ocurrió con su padre Carlos I, con Felipe II el centro de gravedad del imperio se asentó en la península, especialmente en Castilla. Los principales problemas internos del reinado de Felipe II fueron la muerte del príncipe heredero Carlos en 1568. La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II. No dudó en intervenir ante la amenaza de las incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas. Felipe II obtuvo una gran victoria en la batalla de Lepanto en 1571. En el interior peninsular, el monarca reprimió las sublevaciones moriscas como las de las Alpujarras Granadinas. En Europa se enfrentó con Francia por el control de Italia (Nápoles y el Milanesado). La paz en Cateau-Cambrésis en 1559 fue favorable a los intereses españoles en la península italiana. Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios.
El Modelo Político de los Austrias
Los Austrias continuaron y desarrollaron la organización política heredera de los Reyes Católicos. Procuraron rodearse de letrados, funcionarios expertos en leyes que no pertenecían a la alta nobleza. De esta manera, apartaron a la aristocracia del poder de la corte, permitiendo que el poder político quedara centralizado en manos de los monarcas. Castilla se convirtió en el centro del imperio. En los demás reinos y posesiones se establecieron Virreyes o Gobernadores. Estos cargos fueron ejercidos por altos nobles o miembros de la familia real. El rey estaba asesorado por los consejos (sistema polisinodial). Estos podían ser sectoriales o territoriales. Estaban formados por letrados, nobles y alto clero y tenían un carácter meramente consultivo. El rey tenía la última palabra. Los secretarios hacían de intermediarios entre el rey y los consejos. Algunos, como Antonio Pérez con Felipe II, alcanzaron una gran influencia. La administración territorial mantuvo la estructura heredada de los Reyes Católicos. Los corregidores, designados por la corona, tenían el control de las ciudades. Las Chancillerías y las Audiencias se encargaron de la justicia. En 1561, Felipe II fijó la capital en Madrid.
El Renacimiento en España
Durante el siglo XV y principios del XVI se aprecia una continuidad de las formas góticas en las que se van intercalando elementos renacentistas italianos. Este primer Renacimiento es el que se suele denominar estilo plateresco por su minuciosa y rica decoración que recuerda el trabajo de los orfebres y plateros. A partir del primer tercio del siglo XVI se produce una transformación notable con el triunfo definitivo de las corrientes renacentistas, cuya mejor muestra es el Palacio de Carlos I construido dentro de la Alhambra de Granada. A partir de mediados del siglo XVI se comienza a apreciar influencias manieristas. El Greco es el gran ejemplo. Algunas obras representativas son la fachada de la Universidad de Salamanca y el Monasterio de San Lorenzo El Escorial, entre otros.
La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht
Carlos II muere sin descendencia y deja los reinos españoles a Felipe de Anjou y Felipe IV. Otro candidato era el Archiduque Carlos de Habsburgo. Felipe de Anjou llega a Madrid en 1701 para tomar posesión; los Habsburgo, Holanda e Inglaterra constituyeron una Gran Alianza antiborbónica a la que se unieron Portugal, Prusia y Saboya, dando lugar a la Guerra de Sucesión de España (1701-1715). En 1705 recibieron el apoyo de Valencia. Castilla se alineó con los Borbones, pues los Habsburgo la habían arruinado y esperaban mejorar con el cambio. En 1711, Carlos de Habsburgo hereda el trono imperial. La Paz de Utrecht 1713 puso fin al conflicto internacional. Las consecuencias de la paz fueron: la consolidación de Reino Unido como potencia naval y comercial; la consolidación de los Habsburgo en Austria, que obtuvieron Flandes; Portugal adquirió la colonia de Sacramento (Uruguay). Desde este momento la política exterior de España tendió a recuperar los dominios perdidos buscando el apoyo de los Borbones franceses.
Cambio Dinástico
La llegada de la nueva dinastía borbónica propició importantes cambios en la estructura del estado. Estos cambios fueron introducidos esencialmente durante el reinado de Felipe V (1700-1746). Se adoptaron novedades importantes: Decretos de Nueva Planta (abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón); Nuevo modelo de administración territorial (división del territorio en provincias). Los Borbones también reformaron la administración central consolidando el establecimiento de una monarquía absoluta. Se suprimieron todos los consejos, exceptuando el Consejo de Castilla. Se crearon las Secretarías de Despacho, antecedentes de los ministerios. En 1787 se establece la Junta Suprema de Estados, antecedente del Consejo de Ministros. La nueva dinastía intensificó la política regalista, buscando la supremacía de la Corona, poder civil, sobre la iglesia.