El Imperio de Carlos V
Carlos V fue nombrado rey de Castilla en 1516 y emperador de Alemania en 1519. Su imperio se extendía por numerosos territorios, abarcando herencias de su madre (Castilla, la Corona de Aragón y América) y de su padre (Flandes y Borgoña), además del Imperio Alemán heredado de su abuelo. La coronación como emperador generó conflictos internos en la Península, con el aumento de impuestos y el abandono del país en manos de consejeros flamencos.
En 1520, se produjo una sublevación de ciudades castellanas (Toledo, Segovia, Ávila), donde hidalgos y clases medias urbanas propusieron potenciar la artesanía nacional y una mayor participación en las Cortes. Las revueltas antiseñoriales provocaron la oposición de la nobleza, que apoyó al ejército real y derrotó a los sublevados en Villalar. Paralelamente, en la Corona de Aragón (Valencia, Mallorca), las Germanías buscaron la protección del rey contra los abusos de la nobleza. La derrota de ambas sublevaciones reforzó el poder real.
La Monarquía Hispánica de Felipe II
Felipe II (1556-1598) gobernó una monarquía hispánica, ya sin el título de emperador de Alemania ni rey de Austria. Estableció la corte en Madrid y dependió cada vez más de los recursos de América. Su intento de imponer leyes y costumbres a todos los territorios generó múltiples problemas.
Entre los problemas internos destacan la Rebelión de los Moriscos y la abolición de los fueros del Reino de Aragón. En el ámbito externo, obtuvo victorias contra Francia por la hegemonía europea y contra los turcos en Lepanto, pero sufrió derrotas en su intento de invadir Inglaterra y en la lucha por impedir la independencia del norte de Flandes. La anexión de Portugal en 1580, tras la muerte sin descendencia del rey portugués, consolidó su poder. Las continuas guerras provocaron el endeudamiento de la monarquía y el empobrecimiento del país debido a los altos impuestos.
El Modelo Político de los Austrias
El modelo político de los Austrias fue una monarquía autoritaria que intentó gobernar como en Castilla a reinos con instituciones como los Consejos (Consejo de Castilla, de Aragón, de las Indias, de la Inquisición, de Hacienda, de las Órdenes militares). Las Cortes se celebraban por cada reino, pero cada vez con menor frecuencia.
Otras instituciones importantes fueron los Cabildos, las Audiencias y el Ejército, todos dependientes del rey. Castilla, la Corona de Aragón, Flandes y las posesiones italianas estaban unidas bajo un mismo monarca, pero el intento de gobernar todos los territorios como Castilla generó conflictos con cada rey.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI
La economía del siglo XVI estuvo marcada por la Revolución de los Precios, la competencia de productos extranjeros, el gasto militar, la mentalidad feudal y las necesidades de un Estado cada vez más endeudado. La agricultura aumentó su producción, pero sin mejoras técnicas. La ruina de muchos propietarios no nobles concentró aún más las tierras en manos de la nobleza. El comercio se concentró en Sevilla debido a su monopolio con América, mientras que los puertos del Cantábrico mantuvieron el comercio de lana con Flandes.
El objetivo social era convertirse en noble (hidalguización). Los nobles, que no superaban el 15% de la población, poseían señoríos con poderes territoriales y jurisdiccionales. La gran mayoría de la población vivía en la ruina, mientras que la riqueza se concentró en los privilegiados, quienes atesoraron grandes fortunas sin invertirlas en actividades productivas.
La Inquisición
En el siglo XVI, Castilla osciló entre el humanismo renacentista y la ortodoxia católica de la Reforma. Hasta mediados de siglo, el humanismo penetró en la península a través de las ideas de Erasmo, los contactos con Flandes e Italia, el mecenazgo, las universidades (especialmente la de Alcalá) y la imprenta. Posteriormente, el papel político de Castilla como defensora de la fe frente al protestantismo provocó un cambio.
Este cambio se caracterizó por la difusión de las ideas del Concilio de Trento, la importancia de la Compañía de Jesús, el papel de la Inquisición y de la Corona. Las mentalidades estaban dominadas por la limpieza de sangre, el desprecio al trabajo productivo y el afán por ennoblecerse. La acción conjunta de la Corona, prohibiendo a sus súbditos estudiar en universidades extranjeras, y de la Inquisición, controlando la lectura mediante el Catálogo de Libros Prohibidos, aisló a Castilla del desarrollo científico europeo y de la revolución racionalista y empírica.