Durante las regencias de María Cristina y del general Espartero, se estableció el modelo de liberalismo español durante el siglo XIX. Una vez coronada Isabel II, la puesta en práctica de un liberalismo moderado benefició a la oligarquía de negocios y terratenientes. Esta burguesía construyó un sistema de dominación y un Estado centralista. También aparecieron los primeros partidos políticos (progresistas, moderados, unionistas, demócratas y carlistas).
Las grandes figuras del reinado de Isabel II
Las grandes figuras del reinado de Isabel II fueron militares conocidos como «espadones» que presidieron gobiernos y protagonizaron pronunciamientos.
La Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840)
El primer periodo de regencia fue el de María Cristina de Borbón (1833-1840), caracterizado por un liberalismo muy conservador. La regente tuvo que enfrentarse al estallido de la Primera Guerra Carlista.
La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Esta guerra se produjo por el no reconocimiento del reinado de Isabel II por Don Carlos María Isidro, hermano del difunto Fernando VII. Los carlistas representaban el absolutismo más radical y se localizaban en regiones forales (País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo). Los carlistas eran respaldados por el campesinado, el clero y parte de los antiguos estamentos privilegiados de estas regiones. El bando isabelino o cristino representaba al componente liberal y era respaldado por las clases medias y gran parte del ejército. La Primera Guerra Carlista acabaría en 1839 con el llamado Convenio o Abrazo de Vergara, por el que los carlistas reconocieron a Isabel II como reina a cambio del mantenimiento de los fueros.
El Estatuto Real (1834)
Durante la regencia, María Cristina se decantó por los gobiernos liberales, moderados o conservadores, al igual que haría su hija Isabel II. Prueba de ello fue la aprobación del llamado Estatuto Real (1834), que era una carta otorgada elaborada por el presidente del gobierno, Martínez de la Rosa. Esta carta era muy conservadora y reservaba a la corona un fuerte poder.
El gobierno progresista de Mendizábal (1835)
A lo largo de la regencia, este gobierno conservador se mostraba incapaz de dirigir al país en la guerra carlista y sacarlo de la crisis económica que arrastraba. Esta incapacidad inclinó la balanza a favor de los liberales progresistas, que en 1835 ocuparon el poder y nombraron como nuevo jefe de gobierno a Juan Álvarez de Mendizábal. Una vez en el poder, los progresistas derogaron el Estatuto Real y restablecieron la Constitución de 1812. También emprendieron la famosa desamortización de los bienes eclesiásticos.
La Constitución de 1837
Como el gobierno progresista de Mendizábal se consideraba muy radical, la regente María Cristina volvió a nombrar ministros moderados o conservadores, aunque tampoco la situación se estabilizó con esta medida. Esta vuelta al conservadurismo provocó una reacción de los progresistas conocida como «la sublevación de los sargentos de la Granja». En estos años se aprobaría una nueva constitución, la de 1837, que aunque defendía la soberanía nacional, proclamaba un poder ejecutivo fuerte y un sufragio censitario. Durante este breve intervalo progresista se continuó la desamortización emprendida por Mendizábal.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Al final de la regencia, el gobierno de María Cristina se vuelve cada vez más conservador, lo que provocó una gran tensión contra la regente. A raíz de la aprobación de la Ley de Ayuntamientos en 1840, la regente decide entregar la regencia al general liberal progresista Espartero.
La regencia de Espartero se extendió desde 1840 a 1843 y, aunque el nuevo regente era progresista, impuso una política autoritaria propia del régimen de los «espadones». Espartero firmó un tratado de libre comercio con Gran Bretaña, que perjudicaba a la industria textil catalana. Como consecuencia, se iniciaron levantamientos contra el regente, a los que Espartero respondió con el bombardeo de Barcelona. Ante esto, aumentó notablemente la impopularidad de Espartero, quien, presionado, decide dimitir. Las Cortes deciden acabar con el periodo de regencia y adelantan la mayoría de edad de Isabel II, que empieza a reinar con 13 años.
Narváez y el Partido Moderado
Narváez pertenecía al partido liberal moderado, en el que los partidos políticos eran muy distintos a los actuales. Se trataba de agrupaciones de personas influyentes y poderosas; el pueblo era un simple espectador de la vida política. El partido moderado se caracterizaba por la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, con más atribuciones de la corona; ante todo estaba el orden. La monarquía era la garantía frente al desorden popular; se reconcilian con la Iglesia, aunque sin dar marcha atrás en las desamortizaciones; y el censo electoral era un sufragio censitario muy restringido, solo el 1-3% de la población, que representaba a la oligarquía. Reconocían derechos y libertades del ciudadano, aunque estos estaban recortados.
La Constitución de 1845
Durante la regencia de Narváez se crea una nueva constitución que modeló un Estado centralizado. Esta constitución fue la de 1845, que se caracterizaba por…