El Mandato Británico en Palestina: Orígenes y Consecuencias (1920-1946)

Antecedentes: El Interés Británico en Palestina

El interés británico en Palestina se intensificó a principios del siglo XIX debido al crecimiento de las empresas establecidas en las colonias británicas del sur de Asia. Además, durante la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido buscaba sostener el frente ruso y estimular el esfuerzo bélico estadounidense mediante el apoyo a la causa sionista.

Antes de la finalización de la Primera Guerra Mundial, la región de Palestina formaba parte del Imperio Otomano. En 1917, las fuerzas británicas, bajo el mando del General Allenby, derrotaron al ejército turco y ocuparon Siria y Palestina. Este territorio fue administrado por los británicos hasta el final de la guerra. La administración militar británica implementó mejoras significativas, como la erradicación del hambre con ayuda de Egipto, la eliminación del tifus y el cólera, y la mejora del suministro de agua a Jerusalén. También se redujo la corrupción mediante el aumento de los salarios de los jueces árabes y judíos, y se mejoraron las comunicaciones con la construcción de líneas de tren y telegráficas.

El Establecimiento del Mandato Británico

El Reino Unido recibió el control de Palestina a través del Tratado de Sèvres, que estableció la Sociedad de Naciones en 1920. Herbert Samuel, figura clave en la Declaración Balfour, fue nombrado primer Alto Comisionado de Palestina. Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos habían hecho dos promesas contradictorias sobre sus territorios en Oriente Medio: a los árabes se les prometió la independencia para crear un gran Estado árabe unido, mientras que la Declaración Balfour de 1917 prometía el establecimiento de un «Hogar Nacional Judío» en Palestina. Los británicos habían asegurado previamente a los hachemitas que les entregarían la gran mayoría de los territorios de la zona en agradecimiento por su ayuda durante la Rebelión Árabe.

En 1920, la Conferencia de San Remo asignó el mandato sobre Palestina al Reino Unido. Este territorio incluía lo que más tarde sería el Estado de Israel, la Franja de Gaza, Cisjordania, parte de los Altos del Golán y el Reino de Jordania. La mayoría de los 750.000 habitantes de esta región multiétnica eran árabes musulmanes, incluyendo una población beduina de unos 100.000 habitantes, según el censo de 1922, concentrada en el área de Beerseba. Los judíos constituían el 11% de la población, en su mayoría inmigrantes askenazíes. Otros grupos minoritarios eran los drusos, sirios, sudaneses, caucásicos, egipcios, griegos y árabes del Hiyaz.

El Documento del Mandato y la Creación de Transjordania

En junio de 1922, la Sociedad de Naciones estableció formalmente el Mandato de Palestina. El documento recordaba al Reino Unido sus responsabilidades y obligaciones respecto a la administración de Palestina, incluyendo «asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío» y «salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina». El documento se basaba en la Declaración Balfour, promoviendo la inmigración judía y un estatus político especial para los judíos. Sin embargo, en el extenso territorio al este del río Jordán, denominado Transjordania, el Reino Unido pretendía «posponer o cancelar» la aplicación de los artículos referentes al «hogar nacional judío». En la Conferencia de El Cairo de 1921, el hachemita Abd Allah ibn Husayn fue nombrado emir de Transjordania.

En septiembre de 1922, el gobierno británico presentó un memorándum a la Sociedad de Naciones en el que establecía que Transjordania sería excluida de los acuerdos referentes al Estado judío, siendo aprobado el 11 de septiembre. El Reino Unido administraría la parte oeste del Jordán como Palestina y la parte este como Transjordania. Aunque técnicamente era un solo mandato, la mayoría de los documentos oficiales se referían a ellos como dos mandatos separados. Transjordania permaneció bajo mandato británico hasta 1946. En 1923, el Reino Unido transfirió una parte de los Altos del Golán al Mandato Francés de Siria a cambio de la región de Metula.

La Oposición Árabe a la Inmigración Judía

En la década de 1920, alrededor de 100.000 inmigrantes judíos y 6.000 no judíos entraron en Palestina. La inmigración judía estaba controlada por la Histadrut, que seleccionaba a los aspirantes según su credo político. La tierra comprada por la Agencia Judía era arrendada bajo la condición de que solo pudiera ser trabajada por judíos.

Inicialmente, la inmigración judía encontró poca oposición por parte de los árabes palestinos. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, el creciente antisemitismo en Europa incrementó significativamente la inmigración judía, generando recelo en la población árabe. El líder musulmán de Palestina incitó a los árabes a perpetrar ataques violentos contra la población judía. La adquisición de tierras a terratenientes absentistas por parte de la Agencia Judía condujo al despido de árabes palestinos, que fueron reemplazados por judíos de los kibutz. Un punto de conflicto recurrente fue la propiedad de los árboles, especialmente los olivos, que pueden producir durante más de 1000 años. Los campesinos árabes, antes de la Primera Guerra Mundial, no poseían sus propias tierras, pero sí los árboles que crecían en ellas. Los judíos, acostumbrados a las leyes europeas, al comprar las tierras, no siempre reconocían la propiedad árabe de los árboles.

El gobierno británico impuso límites a la inmigración judía, generando controversia tanto entre árabes como entre judíos. En respuesta a los atentados árabes, se creó la Haganá el 15 de junio de 1920. La tensión aumentó, desembocando en violentos disturbios en 1921, 1929 y en el período 1936-1939. En 1936, grupos judíos como Irgún y Lehi llevaron a cabo campañas violentas contra objetivos árabes y británicos.

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